«Los creadores de series hemos vivido en el más absoluto desprecio durante años»

El guionista y showrunner Aitor Gabilondo presentó ayer su serie 'El silencio', ambientada en la capital vizcaína

Martes, 16 de mayo 2023, 01:13

Un paseo nocturno por Bilbao reveló a Aitor Gabilondo el arranque de 'El silencio', su última serie rodada en Bilbao. «Me fijé en las Torres ... Isozaki y la Casa Aburto y descubrí una atmósfera bostoniana, era sugerente ese encuentro de épocas diferentes y el anfiteatro natural que se abría, y quise llevar su intriga a ese lugar, a una ciudad solitaria, no turística, que tiene una personalidad muy poderosa que le viene bien a esta historia» explica el guionista y 'showrunner' donostiarra, que presentó ayer en la capital vizcaína este thriller psicológico disponible en Netflix a partir del próximo viernes 19. Cuenta la historia de Sergio Ciscar (Arón Piper), puesto en libertad seis años después de haber asesinado a sus padres, cuando aún era menor de edad.

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–Estamos ante una huelga de guionistas en Estados Unidos que amenaza con paralizar la producción. ¿Algo así sería posible en España?

–Es normal pedir mejoras en las condiciones económicas y de trato teniendo en cuenta cómo ha cambiado el paradigma audiovisual en los últimos años gracias a la irrupción de las plataformas de streaming, ¿Un plante así en España? Nuestra industria no está tan evolucionada, pero si ocurriera sería un síntoma de madurez.

–¿Es precaria su situación en España?

–El volumen de trabajo ha aumentado muchísimo porque se hacen más series y películas. Pero el mundo del guión es precario. Un porcentaje muy alto no vive de ello y tiene que complementarlo con otras actividades.

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–Tras más de dos décadas de trayectoria, ¿cómo ha visto evolucionar este oficio?

–Pues la verdad es que no tiene nada que ver, parece otro. Prueba de ello es que estés aquí haciendo preguntas por una serie de televisión. Hace veinte años ni se hubiera planteado. Cuando empecé, el sector era un subproducto, el hermano pobre de cine, en todos los sentidos, económicamente y de prestigio, sobre todo. Durante muchos años hemos vivido en el más absoluto desprecio, algo que nosotros también teníamos interiorizado, porque muchos opinábamos lo mismo, que estábamos haciendo un trabajo alimenticio y transitorio y que en algún momento nos llegaría el momento de hacer una gran novela o una gran película.

–¿Cuándo cambió el estatus?

–En el momento en el que las plataformas decidieron no sólo distribuir sino también producir contenido y aumentaron los presupuestos y la ambición. Ya no hay ningún actor del mundo que desprecie la televisión y ha sido una manera de que sigan trabajando las mujeres de cierta edad que el cine ignoraba.

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El protagonista, Arón Pipper, con las torres de Isozaki de fondo. Netflix

–Usted parece el espíritu del thriller nacional.

–Ni siquiera soy consciente de que eso sea así. Me gusta la comedia y el melodrama, pero tengo tendencia a contar historias fuertes y el género negro te permite tratar aspectos más escabrosos de una manera natural. También es verdad que me gusta romperlo y trascenderlo, tal y como sucede en 'El silencio', y no quedarme en un esquema trillado.

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–¿Cómo encuentra uno sus señas de identidad ante tanta oferta?

–Es difícil, pero tratamos de huir de los esquemas conocidos, de que aparezca un cadáver, vengan dos policías muy enfadados y empiecen a buscar secretos dentro de una comunidad. He intentado hacer una cosa más intimista, casi teatral y que no se centra tanto en qué ocurrió sino en por qué ocurrió, qué pasa en las cabezas de estas personas para hacer lo que hacen. He puesto el foco más en los personajes que en la trama y sus giros.

La sede del Colegio de Abogados es el domicilio del protagonista. Netflix

–Las temporadas de las series se cuelgan completas en las plataformas. ¿Qué importancia tiene el pase por tele abierto?

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–Es importante que se haga en televisión en abierto. Sería triste que la abierta estuviera condenada a subproductos porque es gratis y la gente con menos recursos económicos también tienen derecho a nutrirse con ficciones de cierta calidad. Ni te cuento en el caso de los canales públicos porque la cultura, aunque sea popular, es importante para la construcción de las personas.

–Vivimos el auge del audiovisual vasco. Ahora se produce y, además, goza de éxito comercial.

–Eso es de siempre, mira Pedro Olea o Imanol Uribe, aunque es cierto que ahora vivimos una época 'euskofriendly', algo así como 'ponga un vasco en su vida'. Me parece una deuda saldada con muchos profesionales que se han ido fuera. Además, ¡esta ciudad es tan bonita y agradecida visualmente! Hay tantos 'Bilbaos' que es lógico que quieras venir aquí.

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–Arón Piper interpreta en 'El silencio' a un personaje de naturaleza ambigua.

–Es un personaje que mueve a los demás con su silencio. Necesitamos saber qué le pasa a ese individuo tan enigmático y que obliga a moverse a los demás. Aprendes más de los observadores que del observado y de cómo nos relacionamos con una persona que ha cometido un acto violento. También habla de cómo nos comunicamos a través de las pantallas y de que hoy no parece haber nada más público que lo íntimo.

–Pero, ¿se puede hacer un thriller en este país sin José Coronado?

–Se puede, de hecho es lo que acabo de hacer, pero hay que reconocer que tiene ese carisma que parece que te habla a ti solo y eso engancha mucho.

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–¿El éxito de 'El Príncipe' le cambió la vida?

–Es la serie más popular en la que he trabajado. Tenía varios elementos atractivos, era exótica y cercana, proporcionaba datos verdaderos, que, curiosamente, resultan importantes para los hombres, una historia de amor y un elenco prácticamente desconocido. Además, poseía algo que no se estilaba, que ocurría en un barrio real de Ceuta, cuando la mayoría de las producciones se suelen ubicar en un lugar indeterminado.

Cristina Kovani en una escena rodada en Zabalburu. Netflix

–¿Se siente atraído por el cine?

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–Soy más cinéfilo que seriéfilo. Soy de Donosti, me crié yendo al festival, a la Semana de Cine Fantástico y de Terror y al cine club Kresala. No he tenido oportunidad de trabajar en él, pero me atrae como espectador y creo que resurgirá, que se volverá a las salas cuando exista una generación que no lo haya hecho nunca. El cine como acto social no está muerto ni mucho menos.

-Ha asegurado que tiene muchas historias en el cajón.

-Sí, pero no tiene mucho mérito, estás todo el rato pensando en historias. Siempre estás con 3 o 4 proyectos que pones sobre la mesa cuando tienes oportunidad, guardas si no cuajan y mantienes hasta la siguiente ocasión. Resulta impredecible, como una carrera de caracoles en la que siempre te sorprendes con el ganador. Soy una persona muy obsesiva e intento no enamorarme de un proyecto concreto solo porque lo paso muy mal si no sale. Ahora hay más posibilidades de que el tuyo sea el elegido, pero este negocio sigue siendo difícil.

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