Carlos Sáinz habla en 'El Hormiguero' de su último año en Ferrari: «Obviamente, no te lo tomas bien»

La suya es una agenda imposible. Carlos Sáinz se pasa la vida viajando, de carrera en carrera. «Siempre se ríen de mí porque les aviso a última hora», admitía refiriéndose a sus amigos, a los que ve muy de vez en cuando. «Lleva cuatro podios y va cuarto en el Mundial», informaba Pablo Motos en 'El Hormiguero'. «Cuando vas a 300 por hora no notas el calor de la afición, cuando se nota es al llegar al circuito por la mañana y ver a cientos de personas que te están esperando para animarte. Eso te da un subidón increíble. Y también en las vueltas de entrada y salida a boxes. Miro siempre a la grada y me río porque están ahí como locos. Les saludo, pero no sé si ven mi mano», desvelaba. 

Las medidas de seguridad en la Fórmula 1 son notables y los pilotos van súper protegidos, aunque hay partes del cuerpo que siempre se ven perjudicadas. «El cuello es lo que más sufre. En Fórmula 1 vamos atados prácticamente enteros y lo único que va suelto es el cuello. Entonces recibe todas las fuerzas G. Quieres mantenerlo en forma, pero es muy difícil porque es un músculo muy complicado», descubría.

Pero lo que chocaba es la verdadera razón por la que tiende a adelgazar. «Si el coche ha nacido un año y nace gordo, va pasado de peso, y lo que quieres es ese peso quitártelo tú», afirmaba. Eso hace que se fije en la comida de otra manera. «Miro las hamburguesas y las pizzas y pienso que engorda el coche. Intento comer solo una hamburguesa a la semana, pero no voy a revelar si lo consigo o no. Es que me encantan», comentaba. 

Sainz habló sin complejos de todo, incluidas su paso por el hospital. «Me puse malo el miércoles y el jueves tenía los entrenamientos libres. Y me empecé a encontrar fatal. Pasé así dos días, y le dije a mi equipo que así no podía competir. Fuimos al hospital y me operaron de apendicitis. Lo que más me fastidiaba era que me había perdido la carrera y en cuanto desperté de la anestesia pedí una tele para verla», descubría. 

Motos quiso saber cómo se sintió cuando le comunicaron que iba a ser su último año en Ferrari. «Obviamente, no te lo tomas bien. A nadie le gusta que le dejen. A mí me dejaron en febrero y me sentó mal. Venía de hacer muy buenos años en Ferrari, pero ha habido un siete veces campeón del mundo que se llama Lewis Hamilton que quería venir a Ferrari y, lógicamente, le han hecho un hueco. Contra eso tampoco se puede hacer nada. Me lo tomo con filosofía y también lo veo como una oportunidad de futuro», reflexionaba.

Y añadía: «Sigo queriendo ser campeón del mundo y sigo queriendo ganar carreras». Eso sí, dejaba claro que se iba sin rencor. «No me puedo quejar del trato recibido en Ferrari. Siempre hay momentos de tensión, pero es la alta competición. Pasas página y te olvidas. Si hay algo que funcionaba en Ferrari eran los dos pilotos, que nos llevamos muy bien, ganamos carreras y trabajamos en equipo», manifestaba.

Su futuro inmediato aún no está claro. «No sé dónde estaré la próxima temporada. Tengo mis opciones encima de la mesa, listas para tomar una decisión. Os puedo adelantar que la voy a tomar muy pronto», declaraba. Motos le pinchó para saber el grupo, pero no logró nada. «Estoy en la lista de todos los equipos», zanjó.

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