Cuidado, 'spoiler' en adelante. Leí a un periodista que 'Wandavisión' le frustraba porque era una serie en la que no pasaba nada. Como él, eran ... muchos -éramos, quizá- los que fantasearon con infinitas posibilidades: nos presentan a los Cuatro Fantásticos, termina con el Doctor Extraño salvando el día, ya verás como aparece Mefisto, está claro que es el inicio de los X-Men... Pero no, claro, nada de eso pasó. Sí era un inicio, sin embargo; una historia iniciática que no supimos ver. Creímos que Visión y Wanda eran personajes que conocíamos y no, no teníamos ni idea. Marvel nos ha regalado un viaje al origen de la Bruja Escarlata tan emotivo, complejo y maravilloso que ahora nadie osaría llamarla 'un personaje secundario'. Elizabeth Olsen es la puñetera estrella. ¿No pasa nada? Yo, al otro lado, creo que Marvel nunca había contado tan bien, desde tan hondo, a un personaje. La pirueta narrativa merece un estudio: los primeros capítulos del todo descolocados, ignorantes y felices, viviendo dentro de una comedia divertidísima de la que nunca nadie querría salir.
¿Se han parado a pensarlo? ¿Y si pudieran crear un espacio mágico en el que estuvieran todos sus seres queridos? ¿No lo harían? Cuando la cuarta pared se rompe los espectadores también. La frustración, el dolor, la verdad. Todo sale a la luz. ¿Y cómo termina naciendo la Bruja Escarlata? Con un sacrificio sobrehumano: tres besos de despedida. ¿Y Visión? El ser más inteligente descifrando, capítulo a capítulo, su terrible inexistencia. Qué formidable Paul Bettany, y qué maravillosa la escena de la lágrima. Y esto es Marvel. La misma casa del «esto no es cine», «son historias para niños» o «hacen productos sin alma». Marvel ha dado un formidable golpe en la mesa para dejar clara la mayor: esta es la casa de las ideas.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión