Crítica de televisión

Benidorm Fest

Domingo, 6 de febrero 2022, 01:44

Estaba viendo 'Succesion' y me acordé del Benidorm Fest. Hay una escena, en la primera temporada, en la que la familia se reúne para hacer ... una especie de terapia y, de las pocas cosas que quedan claras, es que los hijos son fruto de la educación que han recibido. «¿Qué esperabas?», pregunta al aire Siobhan Roy, hija del magnate.

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Llevo unos días que, cuando los niños empiezan a llamar a su madre insistentemente con un «¡mamá! ¡mamá ¡mamá!», yo hago una entrada triunfal en su dormitorio cantando el «mamamamamama» de Rigoberta Bandini. A ellos no les hace gracia, pero a mí me parece divertidísimo. Me gusta esa canción.

La que ganó, la de Chanel, no me gusta. Y no pasa nada, ¿eh? Lo cierto es que no me gusta casi nada de la música que manda hoy día, el reguetoneo y el perreo, digo, pero tampoco estoy en contra. Lo que sí me sorprende es la cantidad de gente que ataca la letra de la canción, 'SloMo', que dice cosas como «party», «secondary», «Let's Go», «ready» o «boom, boom». Ahí fue cuando, escuchando a Siobhan en 'Succesion', me acordé de Benidorm.

Llevamos cuarenta años con el mantra de que «el inglés es muy importante». Tanto, que optamos por que los niños vean los dibujos en inglés, vayan a clases de inglés divertido, se formen en academias de inglés, viajen al extranjero para mejorar su inglés porque sin el First no van a ningún sitio y les preguntemos por el inglés en las entrevistas de trabajo. Luego nos sorprendemos de que el español, el idioma más bonito del mundo, sea casi tan secundario como la Filosofía o el Arte. Para apreciar lo nuestro, para amarlo de verdad, así, como un 'ride' quiere a su 'bike', hay que empezar en casa. ¿O qué esperaban?

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Sí, ya sé que voy muy tarde con la serie de HBO.

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