El astronauta español que cree en los extraterrestres conquista a Pablo Motos
Michael López-Alegría acudió a 'El Hormiguero' y desveló cómo es viajar al espacio y vivir allí: «Creo que hay vida inteligente ahí fuera, pero nunca nos vamos a encontrar»
Nació en España, pero se fue siendo muy pequeño a Estados Unidos. Michael López-Alegría fue aviador naval, formó parte de un escuadrón de reconocimiento donde fue comandante en misiones en Mediterráneo o el Atlántico Norte. Antes de entrar en la Nasa, fue piloto de pruebas de treinta tipos de aeronaves distintas. Ha hecho seis viajes espaciales y tres misiones en el transbordador de la Nasa. El astronauta acudió a 'El Hormiguero' para charlar con un embelesado Pablo Motos. «Lo más importante es poder trabajar en equipo. Hasta cierto punto, todo el mundo está capacitado para ser astronauta, pero lo último que se busca es gente que se lleve bien con el grupo», desvelaba el entrevistado que en una de sus misiones pasó siete meses en el espacio. «Tenía un poco de miedo. Pensaba que me iba a aburrir o que querría volver, y la verdad es que no pasó. Tenía cosas que hacer y estaba siempre ocupado. Esa sensación de saber que la gente cuenta contigo te ayuda a que pase más rápido el tiempo», contaba.
«Éramos solamente tres personas y nos llevamos muy bien. Tengo una teoría, si te enfrentas a algo que sabes que va a ser difícil, relativizas. Las cosas que te enfadan un poco en la Tierra, no te afectan tanto, bajas el nivel. Yo nunca me he enfrentado con ningún tripulante», explicaba López-Alegría que tiene 65 años y actualmente trabaja en una empresa privada. «Son muy similares, los tripulantes siempre llevan a cabo experimentos, divulgación… Su plan diario es similar. Ahora, desde mi punto de vista de comandante de una misión, es muy distinto. Cuando estoy con mis clientes, es mi responsabilidad que ellos estén bien», comentaba.
Las ventajas de poder viajar al espacio y poder investigar allí son muchas. «Seguramente, la cura de enfermedades como el cáncer, el párkinson o el Alzheimer venga del espacio. Es muy probable porque la micro gravedad cambia cosas. En esta última misión hemos estudiado cómo se comportan las células con cáncer y los procesos se pasan mucho más rápido en el espacio que en tierra. Las empresas privadas pueden aprovecharse y fabricar el medicamento en el espacio. La Nasa y otros países no lo hacen porque se dedican a la investigación pura. Y nosotros tenemos ánimo de lucro», argumentaba el experto, cuyo primer vuelo fue en 1995.
Michael revelaba sus sensaciones cuando viaja al espacio. «La cuenta atrás produce una emoción muy fuerte. Y cuando se encienden los motores es un empuje tremendo, se nota mucho. Te quedas pegado a la silla durante nueve minutos», describía. Y ese momento inicial es un cóctel de sentimientos. «Se dice que hay diez mil cosas que pueden pasar y solo hay una buena», advertía. Eso sí, las probabilidades no importan mucho una vez estás en la nave. «En mi cabeza no existe la posibilidad de morir ahí. En los entrenamientos se te quita ese miedo. Estás concentrado en tu tarea y en tus responsabilidades. A mis astronautas les digo que se relajen e intenten vivir la experiencia», declaraba. En cuanto a la gastronomía espacial, López-Alegría también opinaba. «La comida de los astronautas ha mejorado bastante. Lo que es malo es que se repite mucho el menú. No hay variedad. Te acaba cansando. Tuvimos la suerte, en la primera misión privada, de subir comida de José Andrés y eso fue muy bueno», aseguraba sonriente. Y lo que almuerzas, hay que evacuarlo. «Hacer caca en el espacio es horrible. Es uno de los ejemplos en los que la gravedad es tu amiga», bromeaba el astronauta español que acabó su charla con una interesante reflexión. «Comparto la creencia de que hay vida inteligente en el espacio, pero también creo que el universo es tan inmenso que no vamos a encontrar a los demás. Es inimaginable. Estamos en un rincón pequeñísimo. Vamos a la luna, que está al lado. No nos encontraremos», zanjaba.