Almudena Gandarias, la cocinera getxotarra de MasterChef
A sus 87 años, lleva su pasión por los fogones al popular concurso en la edición dedicada a los abuelos, que mañana se emite en una única gala
Escuchando a Almudena Gandarias, todo parece fácil. El pastel ruso, el crepe relleno de langostinos y setas e incluso la gallina trufada. Pero el principal ingrediente de las recetas de esta getxotarra es su pasión por la cocina, que la acompaña desde niña y ahora la ha llevado a MasterChef. A sus 87 años, participa junto a otros once concursantes en la edición dedicada a los abuelos, que se emitirá mañana lunes en una única gala (a las 22.00 horas en La 1).
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En este programa especial, que mantiene como jueces a Samantha Vallejo-Nágera, Jordi Cruz y Pepe Rodríguez, Almudena demostrará parte de lo aprendido desde que a los ocho años empezó a practicar en los fogones. «Teníamos cocina de carbón y mi madre hacía un tocino de cielo buenísimo», recuerda. Nunca ha dejado de aprender. Se apuntó «jovencísima» a la Academia Casi, todo un clásico. «Di clases con la madre y con la hija». Si encuentran por casa el libro de cocina de Casi, úsenlo. «Ya no lo venden porque es una antigüedad, pero es una maravilla». También ha hecho cursos «con Fernando Canales, Genaro Pildain, el de Zuricalday...».
«He aprendido todo lo que he podido. La cocina ha sido mi salvación para superar etapas duras de mi vida»
La repostería es una de sus especialidades. Sus hijos, nietos y bisnietos saborean «el pastel de chocolate, de limón, el árabe con obleas, la tarta Tatin, que tengo una receta buenísima...». Y a ella su amor por la cocina le endulza algo más que el paladar. «Ha sido mi salvación para superar etapas duras a lo largo de mi vida», asegura. También ayuda a más gente, porque desde que era veinteañera acude «un jueves sí y otro no» a la Institución Benéfica del Sagrado Corazón en el monte Avril, donde cocina para personas con pocos recursos. «Me decían: macarrones como tú no los hace ninguna».
Le gustan los platos tradicionales, aunque improvisa y disfruta creando recetas, sobre todo por la noche. «Tienes que estar probando todo el rato, si no no te sale bien, y usar buena materia prima». Sus pimientos rellenos de langostinos y hongos encandilaron al mismísimo José Andrés, que fue a su casa porque es amigo de sus sobrinos. «Preparó un huevo rarísimo, imposible de imitar, y una sopa de ajo. Pero mis hijos me dijeron que la mía está más rica, porque yo siempre le echo una pastilla de caldo».
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