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Se veía venir. La salida de Alberto Isla de 'Supervivientes' estuvo marcada por los acontecimientos ajenos al concurso y aquello tenía pinta de ser solo el primer capítulo de una larga serie. Ya en 'Sábado Deluxe', el supuesto amante de la hija de Isabel Pantoja añadió más leña al fuego diciendo que habían pasado una noche juntos no solo en la misma habitación, sino en la misma cama. Y claro, el debate del reality volvió a incidir en el tema.
El eliminado llegó a plató con savia nueva, más calmado y sin querer dar demasiado pábulo al cotilleo, cargando incluso contra la organización del programa. «Llego de Honduras y me encuentro con que no se habla de mi paso por la isla, y me ponen vídeos de otra productora, lo cual me parece una falta de respeto y un mal gesto», declaró para sorpresa de Sandra Barneda y los colaboradores. La presentadora quiso quitar hierro al asunto y volver a encauzar la charla por donde marcaba la audiencia, preguntándole por su actual relación con su pareja. «Lo hemos hablado, me ha explicado las cosas y confío en ella», contó el entrevistado, insistiendo en que prefería no incidir en el tema. Fue entonces cuando entró en juego Alejandro Albalá, ex marido de Isa Pantoja.
«Bienvenido al club de los jodidos. Tú sabes perfectamente que te ha sido infiel, pero te callas porque sabes que ahí tienes un chollo que te cagas», atacó irónicamente. Y la sentencia hizo que Alberto saltara de su silla y se dirigiera a él bruscamente hasta llegara a encararse. Los colaboradores y la propia Barneda frenaron al agraviado para evitar que llegaran a las manos.
«Caradura, sinvergüenza», fueron algunos de los calificativos que Isla dedicó a su contrincante antes de que la presentadora lo expulsara de plató. Una vez calmadas las aguas, el show necesitaba energías renovadas, lo que no se esperaban era que tanto Pantoja como su chico optaran por callarse y no alimentar al monstruo. «Esto no es 'Salvame' y yo vengo aquí a hablar de lo que ha pasado en este programa», repetía el andaluz protagonista. Y viendo que la cosa decaía, nada mejor que volver a meter en escena al expulsado, así que después de una pausa publicitaria Barneda llamó a Albalá para que regresara al estudio. «Os tenía que haber echado a los dos y creo que tenéis que ser personas sensatas y escuchar cosas que no os gustan», argumentó la conductora del espectáculo para justificar así la decisión, apelando a la cordura de Alberto Isla y pidiéndole que él también pidiera disculpas, «porque has estado a punto de agredirlo», dijo.
Pasado el trago, la tensión se fue diluyendo, a pesar de que tanto la presentadora como los colaboradores lanzaban dardos envenenados a la pareja cada dos por tres. Pero Isa y Alberto se mantuvieron firmes en no entrar en la guerra, lo que anuló los planes previstos. «Me aburroooo», decía sin voz a cámara Alejandro Albalá viendo que el circo se acababa, y quiso poner toda la carne en el asador apelando al refranero popular para calificar a la hija de la tonadillera. «El zorro cambia de pelajes, pero no de costumbres», filosofó aludiendo a las supuestas infidelidades del dúo. Y ni por esas, la calma imperó y el vodevil se apagó. «Ahora no queréis decir nada y se nos queda a todos cara de idiotas», bramó Isabel Rábago. Y su proclama definió bastante bien la situación.
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