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El ojo que todo lo ve. Es el 'leitmotiv' de 'Gran Hermano'. Y es verdad que lo ve. Todo, hasta lo que no muestra. El ' ... reality' de Telecinco vive estos días sus momentos más sombríos, envuelto en una polémica que podría acabar con uno de sus exconcursantes sentado en el banquillo. Porque hay indicios de que José María López abusó sexualmente de su compañera Carlota Prado. Ambos participaron en la edición de 2017. Los hechos sucedieron durante una de las habituales fiestas que los responsables del programa de Telecinco organizan en la casa de Guadalix, y en las que se les sirve alcohol. En un momento de esa noche, la del 3 al 4 de noviembre, las cámaras graban en la habitación a José María y a Carlota, que mantenían por entonces una relación sentimental. Están tapados con un edredón y sobre lo que ocurrió hay versiones contradictorias. A la espera de ser juzgado el caso, analizamos el comportamiento y los errores que cometió la cadena en la gestión de este asunto y las consecuencias que podría tener el caso.
La cadena siguió grabando
La prueba clave del caso son esos diez minutos de grabación que vio en directo la 'Super', la profesional que esa madrugada de hace dos años estaba al mando del programa en sustitución del Super, la persona que habla con los concursantes en el confesionario. «Si estás viendo eso y ves que sigue hay que ir para allá y quitarle físicamente de encima a ese señor», advierte Manuela Torres, de la Asociación de Mujeres Juristas Themis. Y explica que podría haberse cometido «un delito de omisión de socorro». Responsables de la cadena acudieron a la Guardia Civil al día siguiente para ponerles al corriente de lo que había sucedido esa noche -en torno a las 1.30 horas- dentro de la casa de Guadalix de la Sierra.
Cómo se enteró Carlota
Durante unas horas, unas quince, Carlota no supo que había sido víctima de una agresión sexual. Se enteró cuando el Super le mostró las imágenes al día siguiente en el confesionario, a ella sola. Pedimos a Bárbara Zorrilla, psicóloga experta en casos de violencia de género, que examine la actuación del programa en este punto, y aunque no entra a valorar el protocolo que se siguió en este caso concreto, sí explica cuál es el proceder habitual con las víctimas. «Lo primero es hacerles sentir a salvo, seguras, protegidas. Un acompañamiento que tiene que ser emocional pero también físico» -Carlota estaba sola cuando vio las imágenes-. Y enumera lo que hay que hacer y lo que no, aplicable a todos los casos. «No hay que juzgar, ni presionar para que denuncie ya, no es ahora o nunca. No hay que tener una actitud paternalista ni hacer promesas del tipo 'todo va a ir bien'. Sí hay que desculpabilizar porque cuando se les pregunta a las chicas por qué iban solas, cómo iban vestidas... se les está responsabilizando. Y a la víctima hay que trasladarle el mensaje claro de que nunca y de ninguna manera es culpa suya. También hay que despatologizar. Si la mujer sufre ansiedad hay que hacerle ver que es una reacción normal». Advierte la experta de que el hecho de que el caso, como es éste de Carlota, sea de dominio público «puede agrandar el daño a la víctima, aunque también hay mujeres que tienen esa necesidad de compartirlo, que pretenden ayudar de esta forma a otras que han sufrido agresiones similares».
El delito
Este es otro de esos casos que reaviva el debate sobre la necesidad de reformar el Código Penal. Actualmente la normativa distingue entre abuso sexual (artículo 181) y agresión (178) en función de si el agresor emplea o no «violencia o intimidación». Y no la hay en este caso. «Es evidente que él no emplea la violencia física, no hay empujones, no hay patadas... Y respecto a la intimidación, tampoco hay amenazas, insultos, advertencias del tipo: 'estate quieta'... Tal y como está actualmente regulado el Código Penal es probable que vayamos a un delito de abuso, no de agresión», lamenta la abogada Manuela Torres. Y hace hincapié en poner atención en ese consentimiento que ella no da. El «solo 'Sí es sí'», que muchas voces han adoptado como mantra en lugar del 'No es no'. Sobre la condena que podría caerle al acusado en caso de que se celebre el juicio, Torres no quiere hacer predicciones. «Es imposible saber eso, sería hablar por hablar».
La respuesta del programa
Endemol Shine, la compañía detrás de 'Gran Hermano', hizo hace unos días unas declaraciones al medio británico 'Variety', en las que justifica su actuación respecto a este asunto: «El equipo de producción de guardia de la noche a la mañana sospechó de un incidente y lo transmitió a los productores ejecutivos del programa. Tras la revisión, José María fue expulsado de la casa y Carlota recibió apoyo profesional. Después de varios días fuera de la casa, durante los cuales Carlota estuvo continuamente acompañada y continuó recibiendo apoyo psicológico, decidió no presentar cargos y regresar al programa, con la aprobación del psicólogo» -denunció posteriormente-. Insisten en que las imágenes que grabaron «nunca se filmaron con la intención de ser transmitidas» y que solo se proporcionaron como evidencia cuando las autoridades lo solicitaron, encriptadas y protegidas». Sobre la manera en que comunicaron lo sucedido a Carlota, entonan el 'mea culpa': «Lamentamos que la conversación donde se informó a Carlota tuviera lugar en el confesionario», y sobre la petición que hicieron a la concursante para que no comentara el asunto, explican lo siguiente: «El equipo de producción tomó la decisión de no informar a los compañeros de casa del incidente. Se le pidió a Carlota que no lo mencionara de buena fe, para proteger su privacidad y porque iba a ser puesto en conocimiento de la Policía». Cuestionados por este asunto, en Telecinco remiten a las declaraciones de Endemol Shine.
Fuga de anunciantes
'GH' no es solo una de las señas de identidad de Telecinco. Es también uno de los programas que más ingresos generan. Y, por tanto, uno de los más vulnerables a las polémicas que puedan provocar una fuga de anunciantes, como es el caso. Desde que este asunto llegara a los titulares gruesos de los medios, seis grandes marcas comerciales ya han anunciado que dejarán de poner spots en el 'reality', que actualmente emite su versión con famosos. Se trata de la empresa de telecomunicaciones Fi Network, conservas Carretilla, Postres Reina, Nestlé, Adeslas y Mediamarkt Iberia. Solo ellos y quienes negociaron las tarifas saben cómo de grande es el agujero que van a dejar. Pero se intuye enorme. Basta echar un vistazo a las tarifas de Publiespaña correspondientes al cuarto trimestre, y donde se detallan unos precios que especialistas en el sector advierten de que no son reales porque se negocian rebajas grandes, «de hasta el 70%». Aplicado ya ese sustancioso descuento, un spot de 20 segundos insertado en un programa de noche en Telecinco -'Gran Hermano' se emite en horario de máxima audiencia- vendría a costar más de 5.000 euros (la tarifa 'oficial' sin rebaja asciende a 18.000). Y teniendo en cuenta que cada hora se pueden emitir doce minutos de anuncios... un pico. A sumar, el daño a la imagen de la cadena.
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