¿Tierra de promisión?

Sin Rodeos ·

Cultura anuncia unos presupuestos de gasto populista y hasta decepcionantes para el País Vasco

Domingo, 17 de octubre 2021, 00:31

Verdaderamente los llamados presupuestos para la recuperación justa del gobierno Sánchez no son la anunciada tierra de promisión. Y mucho menos en el ámbito de ... la cultura, cuyo ministerio no llegará a recibir el 0,5% sobre el total de las cuentas del Estado para 2022, un guarismo muy alejado del deseado 2% cultural. Los nuevos presupuestos tienen en su análisis global el populismo de un gasto desbocado que llevará irremediablemente y más pronto que tarde al ajuste fiscal, la endeblez de un cuadro de previsiones macroeconómicas irreales y encima la inclusión voluntarista de 27.633 millones de euros procedentes de los fondos europeos, una cantidad que todavía no ha llegado y que además está sometida al cumplimiento de unas estrictas condiciones aún no alcanzadas.

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Con estos antecedentes, el cacareado incremento del 38,4% -hasta los 1.373 millones de euros- en la partida destinada al Ministerio de Cultura no puede sino ponerse en cuarentena. Véase que se han incluido provisionalmente 356 millones de euros procedentes de esos fondos europeos todavía no recibidos, además de otros 200 destinados al bono cultural que beneficiará a los jóvenes que cumplirán 18 años en 2022, con lo cual la subida efectiva en la mayoría de las partidas está por ver. Lo que tiene menos duda es la repetición de las cantidades destinadas por los presupuestos a las instituciones culturales del País Vasco.

Dígase que la cultura es una materia plenamente transferida, razón que en este caso atenúa la crítica al gobierno Sánchez. Ahora bien, la simple comparativa de lo consignado por el ministerio para algunas partidas de la cultura autonómica revela un criterio de clientelismo territorial y político, del que este año han quedado relegados el Artium de Vitoria, la Fundación Cristóbal Balenciaga, el Museo Marítimo Ría de Bilbao, la ABAO y algunas otras instituciones vascas, casi todas ellas sin incremento con respecto al año pasado. En definitiva, unos presupuestos de gasto populista, de suspenso sobre el entendimiento del peso de la cultura en el PIB y hasta decepcionantes para la cultura vasca.

Música

C. Tangana, rey absoluto

A C. Tangana deberían nombrarle rey absoluto de la mercadotecnia y emperador soberano de la publicidad. Su ascenso a esos tronos es tan merecido por su refresco del trap, la rumba o la bachata, como por el desparpajo expresionista con el que maneja a sus críticos. C. Tangana ya sabía que el vídeo del yate iba a ser alpiste y cañamón tertuliano para el verano, lo mismo que cicuta amarga para el feminismo 'en masse'.

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Un bombazo publicitario, casi un estallido del medio como mensaje, repetido otra vez la semana pasada bailando su 'Ateo' con la Peluso en la Catedral de Toledo, previa promo videoclipera dando bombo a la Pombo y a Pedrerol, la primera una vez crítica con el genio de la Puerta del Angel, pero ahora prota entusiasta en el cameo. El asunto ha terminado muy mal para el pobre deán catedralicio, pero ciclópeo para Tangana y colosal para su hacienda. El chico está que se sale.

Cine

Echar el resto

La última película de James Bond, 'Sin tiempo para morir', ha sido un balón de oxígeno para la taquilla del cine global. Su estreno en 54 países logró 119 millones de dólares en su primer fin de semana. Una cifra esperanzadora para la vuelta a la normalidad en la industria cinematográfica, aunque todavía alejada de los parámetros usuales del negocio en los tiempos de la pre-pandemia. Si de un lado el coste total de la película -350 millones de dólares- responde a los esquemas de inversión y rentabilidad anteriores al covid, tampoco el retorno del público a los cines del mundo se está produciendo con el dinamismo esperado. De hecho, el grupo de mayor edad y el segmento familiar siguen renqueantes en su vuelta a las salas, lo mismo que cada vez resulta más difícil recuperar al público juvenil. La industria del cine va a echar el resto en este último trimestre, con muchos estrenos en la recámara. ¿Se logrará salvar el futuro de las salas y del viejo modelo de negocio del cine? Lo veremos pronto.

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