Vivir en La Ciudad y cómo contarlo
Introspección. ·
Ilu Ros se arriesga a dibujar autobiografía y a cuestionar los alcances y límites de su relatoJuan Manuel Díaz de Guereñu
Sábado, 21 de junio 2025, 00:01
Aunque autora ya por entonces de algunas obras, Ilu Ros (Mula, Murcia, 1985) llegó a un público lector amplio en 2021 con 'Federico', una biografía ... dibujada de García Lorca. Desde entonces, fue ilustradora reconocida y su editorial se comprometió a publicar su próxima obra, cuando la tuviera. Este gesto de confianza la indujo a pensar en una de carácter autobiográfico. El resultado de su esfuerzo y la expresión de sus dudas es 'Una casa en La Ciudad' (Lumen).
El cómic autobiográfico ha sido en las últimas décadas, tras Robert Crumb y 'Maus' de Art Spiegelman, herramienta para desprenderse de las pautas del relato de género. Para autores obligados a las rutinas comerciales del relato de superhéroes, del fantástico o del de aventuras, la autobiografía fue un modo de narrar sin sujetarse a convenciones.
Ilu Ros, crecida con esa nueva tradición autobiográfica ya establecida, paga el precio de tal libertad. Ha debido plantearse los alcances y los límites de su relato, establecer lo que en él importa y lo que no. Y ha tenido que determinar las formas idóneas para desarrollarlo.
'Una casa en La Ciudad' no propone un relato lineal de los recuerdos que su autora y protagonista guarda de un periodo vivido. Lo inicia una escena que tiene lugar en 1992 en la piscina municipal de un pueblo de Murcia, una especie de prólogo, para saltar de seguido a un día de julio de 2023, cuando Ilu Ros emprende su segundo viaje a Londres. Ya viajó allá en 2011, y vivió ocho años en la capital del Reino Unido.
Es un suponer, porque en la obra nadie menciona el nombre real de La Ciudad, que, con mayúsculas que la elevan a ciudad por antonomasia, se inviste de escenario para el relato. Sin embargo, la frecuente mención de calles y lugares que figuran en sus mapas no deja duda acerca del trasunto real de esa urbe sin nombre. Con tal reticencia, la autora propone un espacio reconocible para la parte de su vida que decide contar, pero rehúsa nombrarlo, situarlo en el mundo real. Ilu Ros asume la responsabilidad de delimitar el espacio y el tiempo con que constituye su ámbito narrativo.
Dicho ámbito no se justifica porque reúna episodios significativos cuya suma preste relevancia a lo narrado. 'Una casa en La Ciudad' se distingue más bien por narrar lo cotidiano y repetitivo, lo compartido más que lo singular. Incluso el protagonismo individual de Ilu Ros resulta en definitiva cuestionable. Su voz narrativa, aunque sólida, no impide que otras muchas voces irrumpan en diálogos y mensajes.
La autora vuelve a La Ciudad durante seis días de 2023, a partir de los cuales rememora los ocho años de su estancia anterior. Es entonces cuando aquella joven dibujante que quería trabajar «en lo suyo» vive los apuros de recién llegada, acepta trabajos mal pagados (pero no «en lo suyo») y habita pisos y cuartuchos compartidos.
El relato en detalle de aquella primera época en La Ciudad lo justifican las amistades con gente de orígenes diversos y en situaciones parecidas. Según sugiere el título, Ilu Ros no cuenta su peripecia individual, sino la que comparte con otros jóvenes que buscan no se sabe qué, aparte de a sí mismos. Con ellos da forma a la casa en la urbe que rememora.
En efecto, constituyen en buena medida el núcleo narrativo de su relato la descripción de ambientes y parajes londinenses notables por su inanidad, por no contribuir a su conocida identidad monumental, y el repaso de las vivencias de amigos con quienes convivió, ordenadas en fichas. 'Una casa en La Ciudad', pese a afirmarse autobiografía, tiene por momentos un protagonismo colectivo.

Formidable elocuencia
La voz narrativa de Ros asegura la continuidad del relato, pero dominan en ella tonos de incertidumbre y ansiedad por lo que vendrá, no los que emanarían del protagonista que da cuenta de un proyecto de vida logrado, sólo sea en parte. La autora pretende más bien presentarse al lector como el personaje sin norte claro que fue y que acaso sigue siendo.
Emplea para ello los variados recursos formales que dan a la obra, pese a reticencias y perplejidades, su formidable elocuencia. Ros aprovecha con desenvoltura el espacio de la página, lo estructura en rejillas regulares de viñetas, o rompe súbitamente toda regularidad y conjuga texto, fotografías y dibujos en planchas insólitas que avivan el interés lector. El marco de la viñeta puede servir, por ejemplo en la ilustración de cubierta, para distinguir a un personaje y anclarlo en la secuencia narrada.
El empleo irregular del blanco y negro y del color orienta la lectura. Por lo general, los días del segundo viaje en 2023 están dibujados con color, mientras que los ocho años de residencia emplean sólo el negro para una caricatura cruel. También hay viñetas coloreadas con las que irrumpen en el relato consejas y opiniones de parientes y conocidos.
Ilu Ros opta por contar en 'Una casa en La Ciudad' las dudas e inseguridades de su vocación, parte importante de su historia. Traza su relato mediante el desorden temporal, las páginas desarregladas y las figuras deformadas. Compone así un retrato retrospectivo implacable y alborotado como la vida misma.
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