Viñetas para 'Patria'

Es claro que las adaptaciones de obras a lenguajes distintos del suyo original tienen de ordinario más que ver con argumentos económicos que con la expresión estética de sus autores. Una novela -pongamos por caso- tiene éxito y los editores buscan modo de ampliarlo aprestando su contenido para otros hábitos de consumo, dirigiéndose al público de cines, series televisivas, cómics.

Eso no excluye que ocasionalmente una adaptación alcance niveles de expresividad propios de una creación original; o de una recreación. Los logró, por ejemplo, el cómic que Javi Rey realizó a partir de 'Intemperie' de Jesús Carrasco, editado en 2015. Toni Fejzula (Belgrado, 1980) asume el reto de adaptar al lenguaje de las viñetas 'Patria', la novela de Fernando Aramburu que cientos de miles de lectores convirtieron en el fenómeno editorial de estos últimos años. Edita su libro Planeta Cómic.

Fejzula ha trabajado solo. Fernando Aramburu ha explicado reiteradamente, a propósito de otras adaptaciones de obras suyas, que, a su entender, quien emprende la tarea de trasladarlas a otro lenguaje, a otro medio, debe hacerlo con la completa libertad que es requisito fundamental de cualquier labor creativa. Al novelista ni se le pasa por la cabeza interferir; concede un voto de confianza y se limita a responder preguntas, si alguna le plantean.

Además del deseo de realizar una obra más personal que los cómics que había publicado hasta el momento, Fejzula tenía razones propias para emprender la tarea. Las cuenta en las notas que cierran el volumen. Aunque de nacionalidad española, nació y creció en la antigua Yugoslavia, en los años que preludiaron las guerras que la destruyeron y que impusieron en el lenguaje político europeo la expresión 'limpieza étnica'. Fejzula conoce bien los daños que causa el nacionalismo violento, de modo que era particularmente sensible al relato de Aramburu. Esa implicación emocional en lo narrado condiciona sin duda sus modos de apropiárselo y de trasladarlo a su lenguaje de historietista.

'Patria' no se lo pone fácil. A diferencia de 'Intemperie', novela de argumento escueto, de pocos personajes y escasos acontecimientos, que invita a una narración visual igualmente lacónica en la que el paisaje adquiere rango de protagonista, 'Patria' es un relato extenso, que distribuye su protagonismo entre nueve personajes, miembros de dos familias vecinas de un pueblo guipuzcoano, y cuenta, sin obedecer a la cronología, lo que les sucede a lo largo de treinta años como consecuencia del asesinato de uno de ellos. Volcar en viñetas esa historia exige un alarde de condensación y de elocuencia gráfica, que han de permitir al lector saber qué les pasa a dichos personajes, dónde y cuándo, y comprender de qué modo contribuye cada episodio al sentido general del relato.

Para conducir este, Fejzula prescinde de narrador. Lo sustituyen las voces interiores de los personajes, que recuerdan su pasado o reaccionan a lo que sucede en su presente. Es un modo hábil de desplegar la historia desde dentro, dado que la voz narrativa dialógica e indiferente a tantas convenciones novelescas que usa Aramburu es recurso estrictamente literario, intraducible a imágenes. Los tránsitos bruscos entre voces al paso de los episodios constituyen un mosaico narrativo que exige atención despierta en la lectura.

El dibujante asigna a los personajes rasgos físicos que los individualizan y además los asocia a gamas de colores diferenciadas. Bittori viste regularmente alguna prenda azul que la identifica, y azules son los globos que insertan su voz interior en el relato, como los de Miren son rojizos, los de Xabier grises o los de Arantxa verdes. Tales marcas visuales ayudan a distinguirlos, pero el cómic de Fejzula reclama aun así un esfuerzo notable del lector, enfrentado a un protagonismo múltiple y a un periodo largo de tiempo.

El historietista también está obligado a hacer visibles y reconocibles momentos y lugares de una novela en que las quiebras de la linealidad temporal son ingrediente narrativo fundamental, pues a los personajes los gobierna a menudo un pasado traumático. Fejzula emplea vestimentas, vehículos y cachivaches para datar las escenas en que los utilizan y anclarlas en una cronología implícita.

De igual modo, edificios, parajes urbanos y detalles bien documentados hacen reconocibles los escenarios reales de la historia, en particular los de la ciudad de San Sebastián. La población sin nombre en que transcurre buena parte de la acción exhibe los carteles, pancartas y pintadas usuales hace un tiempo, en especial en los alrededores de la herriko taberna.

El dibujante, para quien la articulación de las imágenes es lo propio de su oficio, evita que la palabra imponga su ley en el relato. No escasean las páginas mudas o casi mudas, y en cada plancha el tamaño y distribución de las viñetas y la gama de colores dominante crean impresiones, guían la lectura y marcan ritmos. Fejzula, armado de tinta y color, nunca dimite de su responsabilidad de historietista y compone un relato visualmente atractivo.

Cabe aplicar a la adaptación la vieja sentencia acerca del plagio, que solo lo reputa tolerable cuando viene acompañado del asesinato. La adaptación de una novela al cómic gana laureles de obra lograda, de recreación, cuando impone su versión visual de personajes o escenas, cuando se añade al universo imaginario suscitado por la palabra del novelista, lo modifica y enriquece. Cada lectura decide en qué medida lo consigue 'Patria' de Toni Fejzula.

El historietista logra sin duda que su narración en viñetas traiga a la memoria la desarrollada en la novela. La selección de episodios y detalles permite que el lector de Aramburu reconozca la impronta de este en las casi trescientas páginas dibujadas. 'Patria' según Toni Fejzula sigue siendo 'Patria'. Puede que incluso quien no ha leído la novela se vea atrapado también por estas viñetas y conmovido por su modo de contar la historia.