Unamuno, de santo cultural a 'celebrity'
Aniversario ·
88 años después de su muerte, sigue siendo difícil distinguir entre la gloria literaria del intelectual bilbaíno y su venal popularidadEnrique Santos Unamuno
Sábado, 28 de diciembre 2024, 00:02
El próximo 31 de diciembre se cumplirán ochenta y ocho años de la muerte de Miguel de Unamuno. El hecho de haber fallecido el último ... día de 1936, en el fragor de una sangrienta contienda civil, contribuyó sin duda a otorgarle a esa fecha un carácter de futura efeméride difícil de igualar. A ello hay que sumarle que don Miguel, uno de los símbolos de la implantación de la Segunda República española en 1931, había secundado en primera instancia la militarada rebelde del 18 de julio, dando luego otro brusco giro argumental merced al rifirrafe del 12 de octubre con el general Millán Astray en el Paraninfo de la enfervorizada Universidad de Salamanca.
Publicidad
El archisabido y lógico resultado de esas actuaciones fue su destitución como rector del ateneo salmanticense primero por parte del gobierno de la República y luego a manos del naciente Estado franquista, que antes lo había restituido en el cargo. Todo ello en el lapso de dos meses. Unamuno rubricaba así un longevo y cuidadoso proyecto de 'personal branding' iniciado en 1891 con su llegada a la levítica ciudad charra, una vez asumida la imposibilidad de hacerse un lugar en su País Vasco. Las causas de dicho rechazo y las etapas en la gestación de esa imagen merecerían quizá un acercamiento más analítico del que se suele aplicar al vasco universal, tantas veces abordado desde la hagiografía o el libelo. Será porque a las 'celebrities' se las odia o se las ama.
A propósito de retórica laudatoria y celebridad, no está de más recordar un breve texto publicado en 'La Gaceta Literaria' en marzo de 1930 (un mes después de ese particular Domingo de Ramos que fue su vuelta del destierro) a propósito de la fama unamuniana, donde se abogaba por separar la verdadera gloria literaria (el prestigio concedido por los aduaneros del mundo intelectual) de la venal popularidad (la vulgar atención que las masas vierten sobre sus héroes). Poco le gustaría a Esteban Salazar Chapela (autor del citado texto) constatar que, casi cien años después de sus afirmaciones, sigue siendo difícil distinguir entre ambas dimensiones. La marca Unamuno es, hoy en día, una topografía de lugares comunes, imágenes, tramas, anécdotas y eslóganes donde conviven en feliz hibridación la pasión de Cristo, la traición de Judas, el magisterio de Sócrates, la religión civil del desterrado, la figura del gran escritor nacional (encarnación de una patria amada o denostada), los hechos del santo profeta y las reliquias del personaje famoso.
Un buen ejemplo de esa celebridad bifronte es el inagotable interés por todo lo relativo a las circunstancias de su muerte
Un buen ejemplo de esa celebridad bifronte, entre la gloria y la popularidad, nos lo proporciona el inagotable interés por todo lo relativo a las circunstancias que precedieron y siguieron a la muerte del autor vasco. Una muerte sobre la que se fantaseaba ya desde la caída en desgracia de Unamuno tras los hechos del Paraninfo. Como era de esperar, nada más conocerse el efectivo fallecimiento de Unamuno, dichos rumores se multiplicaron, dando pábulo a la hipótesis de un posible envenenamiento o llegando a hablar directamente de fusilamiento, como sostendrá la revista 'Estampa' en enero de 1937. Andando el tiempo, esas habladurías (hijas de la propaganda bélica) se irían acallando (aunque no del todo), superadas de largo en potencial simbólico por la anécdota del Paraninfo, una máquina de generar emociones (pregunten si no a Alejandro Amenábar) con versiones que empezaron a cuajar ya en vida de Unamuno y sobre cuya gestación no todo está aclarado.
Publicidad
Recientemente se ha desatado un nuevo episodio de esa obsesión en torno al posible asesinato de Don Miguel por parte de las fuerzas rebeldes, a raíz del documental 'Palabras para un fin del mundo' (2020), de Manuel Menchón, quien ponía las sospechas en los círculos falangistas. Con gran revuelo mediático, a la película siguió el libro 'La doble muerte de Unamuno' (2021), firmado por el propio cineasta junto al profesor y escritor Luis García Jambrina. Última pieza (hasta ahora) de ese rompecabezas ha sido un trabajo de Carlos Sá Mayoral ('Unamuno, ¿muerte natural o crimen de Estado?', 2023), donde se apunta al propio Francisco Franco como inductor del supuesto asesinato. Si en todos esos ejercicios es posible detectar la huella del 'true crime' como expresión de cierta curiosidad morbosa y del talante más bien conspiranoico del siglo XXI (sólo asesinatos en el edificio histórico), sorprende constatar la virulencia de las reacciones por parte de los custodios de la gloria unamuniana, aterrados quizá ante la posibilidad de que la santidad cultural del maestro acabe cediendo definitivamente ante las expansivas formas de la hegemónica cultura de la celebridad. Acaso desconocen las palabras que Unamuno le espetó al mencionado Salazar Chapela ante la respuesta de éste a la pregunta que le hiciera el escritor vasco ('¿Sabe usted para qué hizo Dios el mundo?'): 'Dios no hizo el mundo para su gloria. Dios hizo el mundo para hacerse célebre'. Don Miguel sabía sin duda de qué hablaba.
Accede todo un mes por solo 0,99€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión