Temblores y fuegos en la poesía de Miguel Sánchez-Ostiz
Golpe a golpe ·
La antología 'Geografía de la ventura' refleja la misión del escritor navarro: comprometerse con el ser humano a través de la palabraCarlos Aganzo
Sábado, 4 de enero 2025, 00:01
Ha escrito cerca de ochenta libros. Y en el conjunto de su obra, en el que se incluyen desde la novela hasta la miscelánea, pasando ... por el ensayo, los libros de viajes, los dietarios, los diarios o los aforismos, la poesía no ocupa en absoluto un lugar menor. Algo que es necesario reivindicar, ya que la parte del león en su reconocimiento literario se la lleva siempre la novela: una veintena de títulos siempre celebrados y algunos de ellos bien premiados, como 'La gran ilusión' (1989), que fue Premio Euskadi además de Premio Herralde, o 'No existe tal lugar', con el que ganó el Premio Nacional de la Crítica en 1997.
Antes de que se diera a conocer como narrador, en 1982, con 'Los papeles del ilusionista', Miguel Sánchez-Ostiz (Pamplona, 1950) ya se había estrenado como poeta, tras publicar en 1979, con Ámbito, 'Pórtico de la fuga'. Un libro en el que se apuntaba ya con claridad la posición poética del escritor frente al mundo, y que sería el pórtico de una notable serie de publicaciones posteriores, en los ochenta y en los noventa, casi en exclusividad bajo el sello de la editorial navarra Pamiela: 'Travesía de la noche' (1983), 'De un paseante solitario' (1985), 'Reinos imaginarios' (1986), 'Invención de la ciudad' (1993) o 'Carta de vagamundos' (1994). Los cuales formarían más tarde, junto a los inéditos 'Crónica fabulosa del capitán don José Miguel de Amasa' (1981), 'El viaje de los comediantes' (1982), 'El otro sueño del caballero' (1988) y 'Aquí se detienen' (2000) el corpus de su poesía reunida hasta 1998, bajo el título de 'La marca del cuadrante' (2000). Un libro imprescindible para comprender la intensidad y la profundidad de campo de la primera etapa de la poesía de Sánchez-Ostiz.
Un río que no se detiene ni se ha detenido hasta la fecha, si bien ha moderado ligeramente su caudal, con nuevos títulos como 'Deriva de la frontera' (2012), 'Fingimientos y desarraigos' (2017), 'El piano de Hölderlin' (2019) y, el último exento hasta hoy, 'Espuelas para qué os quiero' (2022). La muestra de un Sánchez-Ostiz poeta que no ha dejado un solo momento de su trayectoria de fiar al verso la que sin duda es su realidad más auténtica como confeso adicto a la escritura. El testimonio de uno de esos «autores que apuestan su salvación enteramente a la carta de la creación literaria», en palabras de Alfredo Rodríguez, responsable de la edición y el prólogo de la última entrega poética de Sánchez-Ostiz: la antología 'Geografía de la ventura', aparecida con el sello de Bartleby.
En su obra hay una permanente crítica social que le obliga a «escribir con verdad» lejos de tribus
Estética y ética
Una antología con la que Alfredo Rodríguez, que ha dedicado buena parte de su vida al estudio de la obra de otros autores, como Antonio Colinas y, sobre todo, José María Álvarez, nos permite adentrarnos con buena guía en el mare mágnum de la obra poética de Miguel Sánchez-Ostiz. Mostrando no solo lo más importante, sino sobre todo lo que mejor significa la relación del escritor con la palabra poética. De entre todo aquello escrito entre 1979 y 2022, lo que mejor refleja la visión del mundo del autor (a través de sus lecturas, su pasión por las artes, sus viajes y su propia experiencia), pero también su misión como escritor, que no es otra que la de comprometerse con el ser humano a través de la palabra. Estética que identifica a Sánchez-Ostiz en la senda de esa literatura europea que viene de Baudelaire y llega hasta Seamus Heaney pasando por Kavafis, con una mirada siempre especial hacia París y la cultura francesa. Y ética que busca fundir la voz del yo con la de los otros, con esa permanente crítica social que le obliga, en palabras de Alfredo Rodríguez, a «escribir con verdad». «Escribe y sé definitivamente traidor / o rebelde a tu tribu y a tus leyes, / a todas las tribus, leyes y creencias sordas», dice Sánchez-Ostiz.
Cultura y humanismo, la mayor parte de las veces en complicidad con la naturaleza en la que está inscrito el autor desde hace tiempo, en los predios de la comarca del Baztán. Viajes, lecturas y experiencias culturales. Pero también memoria y biografía: fe de vida poética de una existencia casi siempre en la geografía de la ventura, pero sin esconder el desasosiego o la denuncia sobre las condiciones del prójimo. Y siempre bajo el lema de una incontestable libertad: «Malo el día -dice Sánchez-Ostiz- en que tu libertad sea cosa del pasado / y malo el día en que ahuyentes avergonzado / temblores y fuegos, / e intentes silenciar el recuerdo / y hacerte olvido con el olvido / de tu vida posible».
Personajes poéticos (el poeta caricato, el comediante, el escupefuegos, Juan sin Miedo, Juan sin Tierra o el capitán don José Miguel de Amasa) que suponen la excusa para encontrar la propia identidad en el ser de los otros. Pero también memoria en primera persona. Como testimonio de la lucha del escritor contra su propio tiempo. La reivindicación encendida de la poesía como ese territorio único donde consignar lo que en verdad resume toda la vocación literaria de Sánchez-Ostiz: escribir, escribir y escribir… y buscar compartir esta escritura con algún lector de «alma despierta». Algo que, en su caso y por fortuna, y en prosa como en verso, ha sido siempre posible.
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