60 años del 'teléfono rojo': la línea directa EE UU-URSS que solo existió en la ficción
Reportaje ·
Se cumplen 60 años del memorándum que estableció una 'línea caliente' entre EE UU y la URSS, pero nunca fue como el artefacto popularizado por el cine y la literaturaJoseba Martín
Sábado, 26 de agosto 2023, 00:03
«The quick brown fox jumped over the lazy dog's back 12345678 90» (El rápido zorro marrón saltó sobre la espalda del perro perezoso): ... este fue el primer mensaje enviado desde Washington a Moscú a través del teléfono rojo, lo que causó una gran incertidumbre entre los receptores soviéticos. ¿Cuál era la clave? ¿Quién era el zorro? ¿Y el perro? ¡Nada de eso! Era un pangrama, una frase que utiliza todas las letras de un idioma a modo de prueba, algo así como 'El veloz murciélago hindú comía feliz cardillo y kiwi' en español. Pero no existe tal teléfono; en los primeros años eran teletipos conectados por cable submarino en el lecho del Atlántico con mensajes encriptados. En 1971 se pasaría a la conexión por satélite, después por fax y actualmente por email instantáneo a través de una sofisticada red de ordenadores.
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El 20 de junio de 1963 se firmaba en Ginebra el memorándum para establecer esa línea caliente entre Estados Unidos y la Unión Soviética que evitara los sudores de la 'crisis de los misiles' en Cuba en octubre de 1962. Sesenta años después la amenaza nuclear ha vuelto a los medios tras la invasión rusa de Ucrania.
El cable submarino pasaba por Londres; allí comenzó a moldearse la imagen del teléfono rojo en la cultura popular. En las primeras páginas de 'Moonraker', la tercera novela de la saga James Bond (Ian Fleming, 1955), se describen los tres teléfonos del despacho del agente 007: uno negro, para llamadas exteriores; otro verde, para las internas; y el teléfono rojo, con conexión directa con M, jefe del MI6 (Servicio de Inteligencia Secreto) y con el jefe del Estado Mayor del Reino Unido: «El familiar zumbido del teléfono rojo rompió el silencio de la habitación».
Aquí se planta la semilla: rojo igual a situación de emergencia. En 1958, Peter George publica en el Reino Unido 'Red Alert', una novela sobre una posible guerra nuclear; el texto servirá de base para el guion de 'Dr. Strangelove or: How I Learned to Stop Worrying and Love the Bomb', la película de Stanley Kubrick de 1964 en clave de comedia negra, aquí traducida como '¿Teléfono rojo? Volamos hacia Moscú'. Peter Sellers interpreta tres papeles distintos, a cual más delirante. En 1959, el tejano Harvey Wheeler, experto en Ciencias Políticas, publica un relato breve, 'Abraham '59', en la revista crítica 'Dissent' con el seudónimo de F.B. Aiken, donde narra todo lo que podía ir mal en caso de una posible guerra nuclear; tres años después Wheeler se une a Eugene Burdick en la novela 'Fail-Safe', que se publicó en tres entregas en el semanario 'Saturday Evening Post', coincidiendo con la 'crisis de los misiles' de 1962.
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Al editarse como libro, en aquellos mismos días se convirtió en un bestseller y el cineasta Sydney Lumet la convirtió en película en 1964, con Henry Fonda, Larry Hagman y Walter Matthau. Pero al tratar de una posible guerra nuclear cuya devastación solo se puede evitar a través de una conversación por el teléfono rojo, Kubrick y sus abogados denunciaron a los autores por presunto plagio (infracción de derechos de autor, en aquella época) para impedir que 'Fail-Safe' hiciera la competencia a 'Dr. Strangelove'. Un acuerdo extrajudicial en términos nunca revelados puso fin a la disputa. 'Fail-Safe' se editó en España con el subtítulo de 'Límite de Seguridad' (Bruguera, 1974) y aún se pueden encontrar ejemplares de segunda mano muy baratos.
La imagen del teléfono rojo empezó a moldearse en Londres, por donde pasaba el cable submarino
Música de un ataque nuclear
En ambos textos, varios bombarderos estadounidenses se dirigen a Moscú con la intención de arrojar sus bombas atómicas por decisión de un mando militar sin consultar al presidente. A partir de ahí el teléfono rojo se convierte en la 'línea caliente' por la que se intenta convencer al líder soviético de que el ataque se ha iniciado sin su consentimiento; si la línea se cortara bruscamente se entendería que el ataque ha sido efectivo y el propio presidente soviético daría la orden de bombardear Nueva York como compensación, el ojo por ojo bíblico. ¿Qué puede salir mal?
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La Guerra Fría aportó a la cultura popular un sinfín de canciones entre los artistas de EE UU. En 2005 la discográfica alemana Bear Family publicó un 'boxset' de cinco CDs que incluía casi 150 canciones y anuncios de Defensa Civil en todo tipo de música: country, folk, blues, rock & roll, rockabilly, gospel, jazz, calypso, polka… Además, un ensayo de casi 300 páginas del experto Bill Geerhart explica cada canción y añade numerosas referencias a películas y cómics que completan la oferta musical. Destaca el autor el boom de todo tipo de negocios y elementos publicitarios donde la palabra 'atomic' cobra un protagonismo inusitado; hasta Elvis es presentado como 'el cantante con poder atómico'.
Dos filmes de Kubrick y Lumet abordaron la cuestión en el mismo año: 1964
Son canciones sobre el átomo, la bomba de hidrógeno, el uranio, el miedo al comunismo, la carrera espacial, los refugios antinucleares… Y en la lista de participantes aparecen Bo Diddley ('Mr. Khrushchev'), Carl Perkins, Doris Day, Wanda Jackson, Bill Haley and His Comets (sobre el apocalipsis nuclear), Hank Williams (con una canción dedicada a Stalin), Tony Bennett, The Louvin Brothers, Marty Robbins, Ann-Margrett, Louisiana Red, Golden Gate Quartet, Dexter Gordon, Johnny Cash…
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En esta extensa selección no hay menciones al teléfono rojo; hay que esperar hasta 1967, cuando el grupo californiano Love incluye 'The Red Telephone' en su legendario disco 'Forever changes'. Arthur Lee entona en su inicio una visión apocalíptica: «Sentado en la ladera de la colina, viendo a toda la gente morir…» Ya en 1966 se había iniciado la serie televisiva 'Batman', donde el protagonista disponía de tres teléfonos rojos para las emergencias de Gotham: en su cueva, en su despacho y en su coche, el batmóvil.
En el caso de Euskadi, el teléfono rojo se infiltra en el programa de ETB 'La Noche De…', presentado hasta hace poco por Félix Linares, donde una de sus secciones, 'Línea caliente', hace un guiño a la película de Kubrick cuando un militar coge un teléfono (¿rojo?) de tamaño desproporcionado. Una vez más la cultura popular recupera este objeto inexistente.
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