Stanley Donen y la Edad de Oro del cine musical

El género evolucionó desde un período de experimentación en el que se establecen los ajustes y convenciones del mismo (1929-1933) a una etapa clásica durante la que rige el equilibrio (1935-1953), hasta una fase de reflexión dominada por la caricatura, el alegato e incluso la transformación del idioma original del género.

En este hábitat es donde nació y se desarrolló la carrera profesional de Stanley Donen desde que 'inspirado' por Fred Astaire asistiera a clases de danza con el profesor de este, Ned Wayburn; desde que formó parte del coro de bailarines de la producción de Broadway 'Amigo Joey', dirigida por George Abbott y cuyo protagonista fue un jovencito Gene Kelly; desde sus labores como asistente de coreografía en diferentes números musicales para Charles Walters y el propio Kelly ('Las modelos', 1944; 'Levando anclas', 1945; 'Vivir a lo grande', 1947; 'Llévame a ver el partido', 1949) hasta llegar a la dirección de los musicales. Se inicia esta etapa con la codirección con Kelly de 'Un día en Nueva York' (1949), primer musical con localizaciones fuera de los estudios y precursor de técnicas cinematográficas que una década después serían utilizadas por la Nouvelle Vague francesa (actores no profesionales, cámaras ocultas, cambios bruscos de dirección de la pantalla, panorámicas de 360 grados, etc.).

El éxito de este musical le permitió firmar un contrato de siete años con la MGM, Inició su andadura dirigiendo a su ídolo de juventud Fred Astaire ('Bodas reales', 1951) y a otros protagonistas como Larry Parks ('Marido a la fuerza', 1952), Gene Kelly ('Cantando bajo la lluvia', 1952; 'Siempre hace buen tiempo', 1955, etc.), Carleton Carpenter ('El intrépido Fagan', 1952), Bob Fosse y Debbie Reynolds ('Tres chicas con suerte', 1953), Howard Keel y Jane Powell ('Siete novias para siete hermanos', 1954; la obra que consolidó su carrera en solitario) y José Ferrer ('Profundamente en mi corazón', 1954).

Dos años más tarde, en 1956, inicia su carrera como director y productor independiente con 'Una cara con ángel' (1957), protagonizada por Fred Astaire y Audrey Hepburn; 'Juegos de pijama', 1957) (John Raitt y Doris Day) y 'Bésalas por mí', 1957 (Cary Grant). Desde 1957 se produjo todas sus películas ('Stanley Donen Productions') y se introdujo en el mundo de la comedia y otros géneros. Un año más tarde dirigió 'Indiscreta' y su anteúltimo musical, 'Malditos yanquis', 1958. Se inicia la denominada etapa británica (1960-1970), la de 'Volverás a mí' , 'Una rubia para un gánster' 'Página en blanco', 'Charada' (1963, su mayor éxito), 'Arabesque', 'Dos en la carretera', 'Al diablo con el diablo' (1967) y 'La escalera'.

Donen vuelve a Hollywood en 1970 y toca diferentes géneros hasta su muerte en 2019. Se suceden 'El Principito' (1975), 'Los aventureros del Lucky Lady' (1975), 'Película, película' (1978), etc. hasta que se introduce en la ciencia ficción con 'Saturno 3' (1980). Su último musical fue 'Entretenimiento para adultos' (2002).

Los musicales más famosos y ovacionados a lo largo de la historia del cine son los de Stanley Donen. Y ello es así porque el director estadounidense aplicó en los mismos una serie de innovaciones técnicas que los hicieron más atractivos para el gran público (cine-dance o integración del cine en la danza, equilibrio entre la cámara y los bailarines, trabajos de cámara experimental con ediciones de ritmos rápidos, etc. y, junto con Kelly, cambios en la animación, los efectos especiales, la fotografía y el montaje). En Donen encontramos lo que hace al musical único entre los géneros del cine, su capacidad de introspección convirtiendo este género en la glorificación del espectáculo norteamericano a la par que en una forma de ese espectáculo.