Septiembre
Hay una canción de Paul Simon que se llama 'April, Come She Will' que narra, muy brevemente, una historia de amor empezada en abril y ... terminada en septiembre. En septiembre me acordaré de un amor un día nuevo que ahora ha envejecido. Eso dice la canción, que suena en 'El graduado' cuando el protagonista, envuelto en la memoria de una Mrs. Robinson/ Anne Bancroft que le ha seducido con cierta destreza, sale de su habitación para darse un baño en la piscina. Su madre le ve pasar como queriendo decir todo esto que tienes no te basta; esta casa y esta piscina y estas comodidades californianas y estos valores nuestros no te bastan. Pero eso sucede en 1967; la rebeldía americana está en buena forma.
Paul Simon escribió la canción en Inglaterra, donde pasó un tiempo que sería muy importante para él. Se sintió más a gusto allí que en América, hizo amigos y aprendió cosas. El folk inglés es, según él mismo cuenta, una de sus grandes influencias; en 'April, Come She Will' se notan mucho. Llama la atención la intimidad que la canción despierta; hay una diferencia entre la música concebida para ser escuchada en silencio y la música pensada para que mucha gente pueda gritar mientras la oye. Esa diferencia se mantiene en pie y tiene presencia social; cuando unos vecinos de Bilbao se enfrentan a unos hosteleros para hablar de silencio están planteando un conflicto entre privacidad y diversión pública que será importante en el futuro. El concepto de intimidad se transforma, el de ocio también. Una y otra postura negociarán espacios. Y tiempos.
Que el amor de 'April, Come She Will' se termine en septiembre tiene una connotación estacional. Se acaban el verano, el tiempo libre y, al menos de momento, los incendios forestales que a veces parecen signos furiosos de autodestrucción; será que el sentido común no es sostenible. Cuenta Geoffrey Parker que Isaac Newton, aficionado a los libros de magia y a los experimentos alquímicos calculaba, basándose en el Libro de Daniel, que el mundo terminará en 2060. Newton añade que quizá después, pero que no ve razón para que termine antes. La predicción, bien mirada, tiene un punto tranquilizador. El graduado, ya saben, tiene final feliz-mejor así, son más subversivos- y Mrs. Robinson se desgañita en vano. Feliz septiembre.
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