Quinqui

Juegos de palabras ·

El término tuvo su época de gloria en los 70 y los 80, cuando sirvió para denominar a los delincuentes de poca monta

Sábado, 3 de febrero 2018

A propósito del resurgir de la delincuencia juvenil en Bilbao, escribía Jon Uriarte días atrás un buen artículo que titulaba 'El regreso de los quinquis'. Desde hace tiempo 'quinqui' parecía una palabra en retirada, en parte por la extinción de la especie humana designada y en parte por lo efímero de todas las creaciones jergales. Pero tuvo su época de gloria en los 70 y los 80, cuando sirvió para denominar a los delincuentes de poca monta. 'Quinqui' había surgido a partir del acortamiento de 'quinquillero', deformación a su vez de 'quincallero': el que compra o vende quincalla (de la voz onomatopéyica francesa 'quincaille', «conjunto de objetos de metal de escaso valor»). Confundidos a menudo con el grupo étnico de los mercheros, los quincalleros habían sido objeto de persecución pese a que su actividad era perfectamente legal. Sería a mediados del siglo XX cuando se empezó a llamar 'quinquis' a los pequeños delincuentes, a quienes más tarde cierto cine español alzó a la categoría de héroes suburbiales. 'Quinqui' se convirtió en apelativo genérico, casi siempre despectivo, para el tipo de maleante joven, toxicómano, de clase humilde, aficionado a las motos y los coches, autor de hurtos callejeros y atracos de escaso botín, carne de presidio, en suma. La sonoridad del término favoreció su uso denigratorio hasta que poco a poco fue borrando sus contornos y quedó en un simpático vestigio de otro tiempo. Ahora parece que la palabra 'quinqui' vuelve a instalarse en nuestro lenguaje con su sentido más descarnado y patibulario. En mala hora.

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