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Punto de fuga
La mirada

Punto de fuga

Sábado, 18 de enero 2025, 00:01

Cuenta Marcel Schwob que en un barrio de Florencia, en un zaguán cercado de columnas al otro lado de una tapia, vivía un pintor alucinado al que llamaban Pablo, el Pájaro. Era fácil extraviar la figura de Pablo entre el desorden de enseres que llenaban ... su taller: nada había de relieve en aquel corpachón blanquecino, de cabello como un sauce y piernas a punto de caer, que no lo confundiera con los bastidores y los lienzos, las tinajas erizadas de pinceles donde temblaba un agua verdosa, a no ser el cristal de locura de sus ojos. Deslumbrado desde niño por los cuerpos geométricos y las perspectivas, por las extrañas visiones que se atisbaban detrás de la superposición de cubos y elipses, esferas y puntos de fuga, pintaba y pintaba cuadros donde las armaduras eran casi abstractas, las lanzas matemáticas, y los caballeros llevaban tocados cuya tapicería, hecha de losanges y rayas alternos, provocaban una suerte de vértigo similar al de la fiebre, o la comprensión súbita de una verdad.

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