La puerta de oro de California

Saldría más barato construir uno nuevo. El Golden Gate es ruinoso. La niebla salina de la bahía de San Francisco lo oxida y obliga a ... retirar, pulir y reponer constantemente las piezas de acero; y a cambiar las irrecuperables por nuevas. El peaje abonado por los 40 millones de vehículos que lo cruzan al año no cubre el coste. Tampoco sufragó el aligeramiento del tablero de 1986, que costó 68 millones de dólares; ni la rehabilitación antisísmica iniciada en 1997. No se sabe cuándo, pero el Big One ocurrirá; estar en la falla de San Andrés lo garantiza. Eso no le preocupó a Joseph Strauss; tampoco los vientos huracanados y las corrientes marinas, que exigían cimentar con marea baja. Levantó un puente de 2.737 metros de largo, colgado de dos cables anclados a dos torres de 227 metros de alto. Cada cable mide un metro de grosor y lo forman 27.000 alambres trenzados de acero galvanizado que darían tres vueltas a la Tierra. Strauss equipó por primera vez a los obreros con cascos, arneses, gafas, pantallas solares y una red protectora; no quería un muerto por millón invertido, lo habitual entonces. No pudo evitar que 11 fallecieran al caer una estructura sobre la malla y romperla. El puente costó 35 millones de dólares y cuatro años de trabajo. Toma el nombre del estrecho que atraviesa, llamado así por la Puerta de Oro de Constantinopla usada por el emperador en los grandes fastos. El 27 de mayo de 1937, unas 200.000 personas lo cruzaron por primera vez, entusiasmadas. En coche, andando, en patines y bailando claqué.

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