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Puente Grattan, sobre el río Liffey, en Dublín.

Un personaje llamado Dublín

100 año del Ulises de James Joyce ·

Cada año, los dublineses escenifican el recorrido de Leopold Bloom por su ciudad, el 16 de junio de 1904, en la obra de Joyce

luisa idoate

Sábado, 29 de enero 2022, 00:01

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Muchos no lo habrán leído. Puede que abrumados por sus casi mil páginas (menos en algunas ediciones de letra muy apretada) o intimidados por los crípticos monólogos de incontables capas, salpicados de sátira, ironía, citas en latín y todo tipo de figuras retóricas, múltiples lecturas y palabras sin sentido. No importa. Todos los años, Dublín celebra a lo grande el 'Bloomsday' en honor del 'Ulises' escrito por James Joyce. Los vecinos se echan a las calles y reproducen el recorrido por ellas de su protagonista, Leopold Bloom, el 16 de junio de 1904, jornada en que transcurre la novela. No es un número al azar. Es la fecha en que Joyce salió por vez primera -y posiblemente intimó- con su esposa Nora Barnacle, de la que ya no se separó; la misma del 'Ulises', su particular y hermética odisea.

Los dublineses la reviven con entusiasmo, ataviados al estilo eduardiano: americanas, chales, faldas tobilleras, gafas redondas, sombrillas, sombreros canotieres. Hasta con el camisón largo y con manga de la señora Bloom, que ese día permanece en cama, y la pajarita celeste y la flor roja del ojal de su amante, Hugh 'Blazes' Boylan. El festival se completa con charlas, conferencias, exposiciones, talleres; y el cortometraje 'Starting Ulysses' que el Ministerio de Exteriores ha preparado este año, coincidiendo con el centenario del libro, para animar a la gente a leerlo. Todo un reto. «Cuando muera, Dublín estará escrito en mi corazón», dijo Joyce. No sospechaba que, un siglo después, es él quien está escrito en el corazón de Dublín.

Dieciocho horas de la vida de un hombre aparentemente intrascendente. Eso relata el 'Ulises' que festeja el 'Bloomsday'. Su nombre juega con el término inglés 'Doomsday' (Día del Juicio Final) y el apellido Bloom. Los participantes siguen sus pasos por comercios, bares, monumentos, templos y restaurantes. Socializan, callejean, compran, comen y beben como él. Inician el camino a diez kilómetros de la capital, en la torre Marcello, construida en 1804 para defenderla de los ataques napoleónicos. Ahí arranca la narración, a las 8 de la mañana: «Buck Mulligan repentinamente se cogió del brazo de Stephen (Dedalus) y paseó con él por la torre». Mulligan es un estudiante de Medicina inspirado en el otorrino y cirujano irlandés Oliver St. John Gogarty, por lo que se visita el pub del mismo nombre del Temple Bar; lo mismo se hace con la escuela infantil Mr. Deasy, de Dalkey, donde Stephen Dedalus da clases. Se camina por la playa Sandymount por la que el docente deambula pensativo por la mañana; la misma en la que Mulligan se baña; y la que Bloom menciona al admirar los fuegos artificiales junto a Gertie McDowell, porque la historia se estira hasta las dos de la madrugada: «¿Acaso voy andando hacia la eternidad por la playa de Sandymount?».

Del cementerio al prostíbulo

Dublín es el omnipresente personaje de 'Ulises'. Sus vecinos lo asumen con pasión. Se fotografían en el James Joyce Centre, ante la puerta del número 7 de Eccles Street, lo que queda de la casa de Bloom, demolida en 1967. Como él, desayunan riñones de cerdo fritos. Los sirven casi todos los cafés de la ciudad, sabedores de que en el 'Bloomsday' se dispara la clientela. También la tiene la farmacia Sweny's de Lincoln Place, donde adquieren la pastilla de jabón de limón que le lleva a su mujer, Molly. En Hardwicke Place, escuchan «el sonido del repiqueteo de las horas nocturnas anunciadas por el carillón de la iglesia de Saint George», que él tararea: «Dingdón, dingdón».

En el cementerio de Glasnevin, donde asiste al entierro de Paddy Dignam, ven el lugar «por el que Mr. Bloom caminó ignorado a lo largo de la arboleda». En el Davy Byrne's Pub, en Duke Street, les espera su almuerzo habitual: sandwich de queso gorgonzola y una copa de vino de borgoña o cerveza Guiness. Por la James Joyce Street (antes Mabbot Street) llegan al distrito del antiguo Monto, el barrio rojo de Dublín, que tuvo hasta 1.600 prostitutas y donde Joyce perdió la virginidad. En el libro describe «la entrada al Nighttown (ciudad nocturna) por Mabbot Street, ante la cual se extiende un apartadero de tranvía sin empedrar con vías esqueléticas, candelillas rojas y verdes, y señales de peligro». Pero nadie encontrará «la casa desordenada de la Sra. Bella Cohen, 82 de la calle Tyrone», que se convierte en 'bello' y practica sexo con un Bloom feminizado que da rienda suelta a sus fantasías sadomasoquistas. En esa zona de la vieja Sackville Street (hoy O'Connell Street) sobreviven los edificios georgianos, pero la prostitución sucumbió a la Policía en 1925.

La precursora del 'Bloomsday' fue Sylvia Beach, de Shakespeare & Company, la primera editora del libro. Para conmemorar el 25 aniversario de la fecha en que se desarrolla el relato, organizó en el Hotel Leopold de Versalles el primer 'Desayuno Ulises'; pero se despistó y lo hizo el 29 de junio de 1929 en vez del 16. Fueron los escritores Patrick Kavanagh y Flann O'Brien quienes impulsaron en 1954 la actual celebración. Diseñaron la ruta mientras leían la novela, inspeccionaban los lugares que mencionaba y hacían paradas para comer y beber. Seis décadas después, la cita atrae anualmente a miles de irlandeses, turistas, simpatizantes, seguidores y curiosos. Todos viven el 'Ulises', sin necesidad de leerlo. Borges reconoció no haberlo terminado. «Confieso no haber desbrozado las setecientas páginas que lo integran, confieso haberlo practicado solamente a retazos y sin embargo sé lo que es…». En cambio, el sobrino del autor, Robert Joyce, no llegó a saberlo: «Desgraciadamente, soy poco aficionado a la lectura y tropiezo con ese océano de 300.000 palabras que escribió mi tío y me ahogo».

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