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El filósofo francés Daniel Bensaid, fallecido en 2010.
El pensador alegórico
Ensayo

El pensador alegórico

Las ideas del filósofo y académico francés Daniel Bensaid, figura surgida en Mayo del 68, recuperan su vigencia y abren camino a otros intelectuales

DANIEL REBOREDO

Viernes, 25 de enero 2019, 23:29

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Ahora que ha terminado el año 2018 y con él el 50 aniversario de Mayo del 68 parece interesante recuperar del olvido la principal y más consistente figura que de él surgió, el filósofo y académico marxista francés Daniel Bensaid. Nueve años después del fallecimiento, el 12 de enero de 2010, de quien fuera fundador de la Liga Comunista Revolucionaria y del Nuevo Partido Anticapitalista, y dirigente de la IV Internacional, cabe destacar su ambición de conocimiento y su necesidad de retos y desafíos. La convicción y el estudio permanente lo convirtieron en marxista y la necesidad de liberar a los vivos de los muertos lo llevó a un peculiar trotskismo con el que pretendió deshacer la amalgama entre comunismo y estalinismo y pasar la página de las desilusiones que su aplicación había generado en no pocos intelectuales.

El que fuera uno de los principales teóricos de la izquierda marxista del siglo XX y uno de los marxistas más creativos y sugerentes construyó un pensamiento político original, asentado en una cultura enciclopédica con influencias que conectan a Gramsci con Walter Benjamin y que pasan por Lenin y autores posteriores como Alain Badiou, Pierre Bourdieu, Jacques Derrida y Michel Foucault, plasmado en numerosos libros y artículos de gran calado político y filosófico ('Cambiar el mundo', 'Elogio de la resistencia al espíritu de los tiempos', 'Marx Intempestivo', 'Clases, plebes, multitudes', 'Resistencias', 'Elogio de la política profana', 'Fragmentos descreídos', 'Elogio de la resistencia al espíritu de los tiempos', 'Marx ha vuelto', 'La discordancia de los tiempos', 'La sonrisa del fantasma', etc.). Sus colaboraciones en revistas como 'Critique communiste' y 'ContreTemps' inciden, al igual que sus libros y otros escritos, en la necesidad perentoria de cambiar un mundo regido por el 'autoritarismo liberal' y devuelven la imagen de un espíritu utópico a la par que comprometido.

Mirada a la esperanza

Imbuido de la denominada por Ernst Bloch 'corriente cálida del marxismo', abogó por un marxismo abierto enfrentado al sectarismo y en conexión con otras ideologías y reivindicó la utopía socialista en un horizonte realista frente a las recetas agonizantes y al determinismo economicista. De ahí que intentara acomodarlo a los acontecimientos de 1968 dejando clara la necesidad de considerar las características de la época en que se quería aplicar un ideario concreto. Por eso, todo su pensamiento está recorrido por los problemas derivados del autoritarismo estalinista, por la vindicación de un socialismo democrático y genuinamente libertario y por la nueva composición del poder en los ámbitos locales, regionales y mundiales.

En una marcha en mayo de 1968
En una marcha en mayo de 1968

Siempre consideró que en lo relativo a la acumulación de capital y a la crítica de la economía política, el marxismo era el instrumento más adecuado para acometer la mundialización liberal y sus consecuencias, aun cuando no fuera la verdad última para la comprensión de las sociedades contemporáneas. Estamos más necesitados que nunca de rebeldía intelectual y de voces que reclamen a gritos el derecho a tener derechos. El cuestionamiento e intentos de eliminación de los derechos sociales conquistados durante largos años (protección contra el desempleo, sistema público de salud, jubilaciones) y su retorno al ámbito privado constituye una forma política de desposesión, la más agresiva dirigida en nombre de la ortodoxia neoliberal. En una época en la que la desigualdad crece y los poderes visibles e invisibles que nos envuelven, controlan, de forma cada vez más férrea, nuestra existencia, todo es un mercado globalizado donde las privatizaciones invaden espacios que antes eran públicos.

Bensaid aglutinó la actitud de aquellos que apuestan contra el eterno retorno de lo mismo

La crisis social y ecológica que se avecina está todavía en sus inicios y en un tesitura como esta, filósofos como Bensaid, que aportan una mirada nueva sobre la esperanza, una mirada que ayuda a restablecer la circulación entre la memoria del pasado y la apertura al futuro, son imprescindibles. Sin optimismo devoto y sin ninguna confianza en las leyes de la Historia, el filósofo francés, hijo de judíos sefardíes de Argelia, realizó siempre una apuesta ciertamente melancólica, pero nunca resignada, nunca fatalista, nunca pasiva, neutra o indiferente. Aglutinó la actitud de aquellos que apuestan contra el eterno retorno de lo mismo, del reino infinito del capital y de sus irremediables consecuencias.

Daniel Bensaid además de melancólico fue un 'pensador alegórico' porque encarnó y personificó de manera ejemplar el Mayo francés de 1968 y porque abrió caminos y rutas por las que otros transitaron. A pesar de ello y de su gran aportación teórica plasmada en propuestas transformadoras y valientes que otros se han atribuido, hoy casi nadie lo recuerda. Malos tiempos los que vivimos. Pésima época para el pensamiento y la reflexión.

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