Una obra enciclopédica de referencia obligada
legado ·
«Nosotros hemos jugado con ventaja porque contamos con el trabajo de Micaela como punto de referencia, somos como enanos aupados a hombros de gigantes»Sergio Carracedo
Viernes, 22 de julio 2022, 23:51
Probablemente el libro más famoso de Micaela Portilla es 'Torres y Casas Fuertes de Álava', recuerda Ismael García, arqueólogo del Instituto Alavés de Arqueología. Se ... trata de dos gruesos volúmenes publicados en 1978 que suman 1.844 páginas en las que plasmó su tesis doctoral y años de investigaciones por todos los pueblos de la provincia. Sin embargo, su prolífica labor comenzó con 'Torres de Mendozas, Guevaras y Ayalas en Álava' (1954), al que siguió 'El retablo de San Blas de Hueto Abajo' (1958) y la guía turística 'Álava' (1968). 'Quejana, solar de los Ayalas', (1983), 'Las torres de Mendoza y Martioda' (1985), 'Vitoria gótica' (1986), 'Barría. Ayer y hoy de un monasterio' (1987) y 'Una ruta europea. Por Álava a Compostela. Del paso de San Adrián al Ebro' (1991), fueron los siguientes.
A estos nueve se debe sumar el único que no tenía temática alavesa. Con el título 'Historia y Vida', Micaela escribió un libro de texto «de Ciencias Naturales dirigido a niños», recuerda como curiosidad su sobrino Juan Ibarrondo. «Es una de las cosas más desconocida de su trayectoria». El resto de su labor divulgadora la dedicó a la historia y el patrimonio de su provincia, a pesar de haber trabajado media vida en Madrid.
Junto con los dos tomos de Torres y Casas Fuertes de Álava, es muy conocida también su colosal aportación en el Catálogo Monumental de la Diócesis de Vitoria, ya que de los once volúmenes que la componen hasta el momento escribió gran parte de ocho de ellos, del segundo al noveno tomo. «Este es el gran legado, la gran Biblia que nos dejó, lo mejor que hay acerca de la Historia Medieval de Álava y Vitoria», añade García. El veterano arqueólogo Armando Llanos redunda en la idea. «Iba a la fuente original, revisó cada dato y tomó nota. En ese sentido era exquisita. Cuando Micaela decía que algo era así desde luego es que era así, pero era porque se lo había trabajado de primera mano, no por segundas noticias de otros».
«A la hora de investigar, ¡fue tremendo! ¡Lo que nos ha dejado!»
El trabajo que ella hizo
El resultado fue tal que son muchos los profesionales que en el trabajo previo a una excavación lo primero que hacen es consultar lo que publicó Micaela, aunque desgraciadamente, tras completar el noveno tomo, no pudo terminar todo el inventario. «Se fue con esa pena, le hubiera gustado acabarlo, pero cuando ella iba siendo muy mayor ya veía que no le iba a dar tiempo», reconoce su sobrino Juan Ibarrondo.
«A la hora de investigar, ¡fue tremendo! ¡Lo que nos ha dejado!», exclama Sáenz de Urturi. «Los primeros volúmenes del catálogo son bastante escuetos, reducidos por razones de paginación y financiación, según decía ella, pero ahí está toda su obra con referencias a cualquier pueblo que vayas a visitar. Echo mucho de menos que no hiciera el de Valdegovía ya que yo trabajo bastante esa comarca y me hubiera gustado consultarlo», lamenta esta arqueóloga. «Ello te obliga a un proceso más costoso, a tener que ir a fuentes originales e intentar hacer el trabajo que ella hizo en otros ayuntamientos», desgrana.
El historiador Juan Manuel González Cembellín resume con un ejemplo gráfico el legado que Portilla dejó a la comunidad. «Nosotros hemos jugado con ventaja, porque contábamos con el trabajo de Micaela como punto de referencia, somos como enanos aupados a hombros de gigantes».
También es una referencia indispensable para los arqueólogos que no coincidieron tanto con ella en el plano laboral. «Son tantos años de trabajo con sus libros que poco a poco vas conociendo partes de su vida», explica Ismael García. «Entonces te das cuenta hasta qué punto es merecido todo ese homenaje, porque viendo su obra es increíble todo lo que ha producido. Yo no me explico de dónde sacaba esta mujer el tiempo». «Su obra se ha convertido en un vedamecum», auténticos manuales de carácter enciclopédico y de obligada consulta. Aunque ello «no significa que sea de tipo diccionario sino que hay mucha profundidad de análisis histórico, mucha agudeza a nivel de historiador. Y eso te habla de la gran historiadora que era Micaela Portilla, gran generadora de datos, ratón de archivo, pero con una gran capacidad de engranar ideas, de generar discursos y eso es muy admirable en su obra», añade.
Aunque el corazón de Micaela dejó de latir el 8 de octubre de 2005, a la edad de 83 años, su obra continúa tan vigente como el primer día y el Catálogo Monumental sigue adelante con su mismo aliento empresarial y cultural por parte del equipo que trabajó con ella durante años. Está muy adelantado el número XII, con el que se cerrará esta gran obra, considerada por la crítica como modélica a nivel mundial.
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