Mito y realidad de los afrodisíacos
Ciencia ·
Todas las culturas tienen alimentos idóneos para mejorar el rendimiento sexual, pero en general se trata de leyendas sin fundamento científicoMauricio-José Schwarz
Viernes, 7 de febrero 2020
No hay cultura humana que no tenga, en su recetario, una o más sustancias, plantas o animales (o partes de ellos) considerados afrodisíacos, es ... decir, que aumenten el deseo sexual, la capacidad de responder sexualmente, el placer que proporciona el sexo o algún otro comportamiento sexual.
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Así, se habla de afrodisíacos capaces de provocar un ardiente deseo en la pareja que obtenga su complacencia y consentimiento para las prácticas sexuales, que se le ha atribuido a sustancias como la llamada 'mosca española' y que no es sino polvo de escarabajos, como la 'Lytta vesicatoria', de la familia de los meloidos o cantáridas, y que producen la sustancia llamada cantaridina, que se creía que era la responsable de realzar el deseo sexual de las mujeres. En realidad, esta sustancia es un veneno irritante que hoy se usa para quemar verrugas benignas. Quizá se pensó en el pasado que al irritar las mucosas de la vagina provocaría el deseo sexual de las mujeres, pero no hay ninguna prueba al respecto. Eso sí, el Marqués de Sade relata sus efectos dañinos cuando puso cantaridina en los bombones de una mujer a la que pretendía seducir y esta enfermó violentamente.
Más interesantes resultaban para los hombres los afrodisíacos que mejoraran la potencia sexual, sobre todo cuando había ausencia de deseo sexual o incapacidad de tener relaciones debido a alguna forma de la impotencia. En la Edad Media, las especias y los frutos exóticos de Oriente como el cardamomo, el jengibre, el clavo, la nuez moscada y los dátiles se recomendaban como tratamientos de la impotencia masculina.
Prácticamente cualquier cosa que nos imaginemos ha sido considerada afrodisíaca en un momento u otro, en una sociedad u otra. La creencia en las capacidades de aumentar la libido y la actividad sexual de algunos alimentos, como las ostras, ha sobrevivido al menos desde los antiguos romanos, y aún hoy puede uno escuchar comentarios al respecto en cualquier restaurante que los sirva.
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Animales y frutas
Pero también la sopa de nido de golondrinas, las pirañas, las lenguas de gorrión, las anguilas, la raíz del loto, la sangre de cobra (sí, la serpiente) y tritones chamuscados han sido celebrados como sustancias aliadas del amor carnal. La magia por similitud, o simpática, cumple una función importante en muchos afrodisíacos, a veces con consecuencias terribles. El pene de foca, el cuerno de rinoceronte y otros elementos se han usado porque son similares, o parecidos, al órgano sexual masculino humano erecto, y la lógica de 'lo similar cura lo similar' hace que estos remedios se consuman, aunque la experiencia demuestra que no tienen efectos. El cuerno de rinoceronte, por ejemplo, sigue teniendo tal demanda como afrodisíaco y es uno de los factores que han puesto a este animal en peligro de extinción. Del mismo modo, higos y fresas se consideran representaciones de la vulva y por ello también se les atribuyen propiedades afrodisíacas, mientras que huevos (de ave o de pez) son considerados similares a los óvulos femeninos y consumidos buscando la excitación sexual.
Las pocas sustancias que efectivamente parecen aumentar el deseo sexual suelen hacerlo disminuyendo las inhibiciones, algo que hacen con eficacia sustancias psicoactivas como el cannabis y el alcohol. El problema, que ya señalaba Shakespeare en su 'Macbeth', es que el alcohol «provoca y desprovoca, provoca el deseo pero quita la realización», pues fomenta la impotencia.
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La mejora de la capacidad de funcionar sexualmente es al menos una realidad por medio de medicamentos como la Viagra, comercializada por primera vez en 1998, que facilita la circulación de la sangre hacia los cuerpos cavernosos del órgano sexual masculino, permitiendo la erección en personas con problemas de impotencia por dificultades de circulación. Aun así, para ser efectiva, la Viagra debe estar acompañada de excitación sexual. Sin ella, no provoca la erección. Algunos alimentos también pueden ayudar en esos casos, facilitando la circulación.
Pero, en general, y como se puede desprender de la enorme cantidad de estudios realizados, los afrodisíacos no son más que una fantasía, un placebo. Todo alimento se ha considerado afrodisiaco en alguna ocasión y cultura, pero en estudios científicos ninguno ha demostrado la eficacia que el mito, la literatura y las creencias populares le atribuyen.
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Aplacar el deseo
Existe el mito de los 'bromuros' usado en los alimentos de los soldados para disminuir su libido, o el yodo que se usa en algunas cárceles centroamericanas. Hay compuestos que efectivamente pueden reducir el deseo y la capacidad sexual, que se utilizan en la castración química utilizada como tratamiento para los delincuentes sexuales, en particular pederastas. En algunos países se usa el acetato de ciproterona, ya sea por elección voluntaria de algunos presos o de modo obligatorio, como en Polonia, Moldavia, Estonia, Macedonia, Indonesia, Rusia, Corea del Sur y algunos estados de los EE. UU.
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