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Guillermo Gómez Muñoz
Sábado, 1 de marzo 2025, 00:02
La etimología de «máscara», una amalgama de hasta tres orígenes, parece una fiesta de carnaval en la que se mezclan, sin orden ni concierto, piratas, ... Minions y romanos. Por mucho que el parecido con 'cara' nos haga pensar en una etimología popular referida a una doble faz, nada más lejos de la realidad. Corominas argumenta que la palabra actual procede del batiburrillo de tres étimos.
En primer lugar, 'máscara' (careta o disfraz), usado desde antiguo en italiano, lengua de Oc y catalán, y de probable origen árabe, lengua en la que 'máshara' se refiere al bufón o payaso y es a su vez un derivado de 'sáhir' (burlarse). Los lingüistas parecen coincidir en que este étimo se mezcló con los significados de otros dos de probable origen europeo: 'masca' (bruja), proveniente del Norte de Italia y 'mascarar' (tiznar), antiguo en lengua de Oc y catalán. Es probable que fuera a través de esta última que se incorporara la palabra al castellano, romance en el que es Nebrija quien la documenta por primera vez.
En el teatro de la política parecen haberse puesto de moda las máscaras de visaje amenazante. Broncas, enrabietadas, pendencieras. Por fortuna estos días don Carnal nos devuelve el espíritu festivo del carnaval que relaja las costumbres y suaviza el gesto de las caretas. Ya vendrá luego doña Cuaresma a reclamarnos lo 'bailao'.
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