
Ideítas
Mi particular batalla en el suplemento fue visibilizar a las mujeres con reportajes, entrevistas, perfiles y reseñas en un mundo escandalosamente masculino
María Bengoa
Viernes, 14 de marzo 2025, 13:30
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María Bengoa
Viernes, 14 de marzo 2025, 13:30
«Mira, ella tiene sus ideítas». Dos críticos literarios de este periódico hablaban de mí como si no estuviera delante en 1986. Charlábamos de literatura, ... yo ya era una lectora compulsiva; les gustaba reírse de mí, pese a lo cual éramos amigos. La elegancia de su conversación inteligente me enseñó mucho, quiero pensar que les enseñé a ser menos machistas. No tardé en atreverme a colaborar en la página de libros del periódico, Territorios aún no existía. Mi primera reseña sobre cuentos de Raymond Carver les gustó, me ponían nota cada semana. Años después, un exconcejal de Cultura me invitó con insistencia a una tertulia del club inglés de La Bilbaina, poco antes prohibido a las mujeres: querían conocerme. Por fin fui, me sentí observada, incómoda. Al salir, uno de aquellos caballeros trajeados dijo muy serio: «Pensaba que su firma era el pseudónimo de otro crítico».
Yo vaciaba de ideas los textos, intentaba fortalecer mi criterio, fundamentar mi opinión para recomendar lecturas. Mi particular batalla en el suplemento fue visibilizar a las mujeres con reportajes, entrevistas, perfiles y reseñas en un mundo escandalosamente masculino. Me dieron el premio Emakunde en 1998, alguien lo llamó premio etxekoandre. La panorámica a doble página de la narrativa del momento firmada por un joven crítico citaba cuarenta títulos, ni siquiera uno estaba escrito por una mujer. Con los años ese sesgo se fue atenuando. Pensar sobre lo que otros escriben y criticar –según la etimología juzgar– es a veces duro. Prefería elegir lo que me gustaba; pero no siempre podía. Mi amigo Uriarte escribió en su exitoso diario: «Dice M. B. en una cena: siempre te quedas mal después de haber escrito una crítica muy negativa, y nunca la olvidas». El vicio sin castigo de leer sigue un refugio; leer para otros reseñando libros, por si alguien quiere escuchar mis ideítas al otro lado de la página, es una experiencia maravillosa. Gracias, lectores y lectoras de Territorios.
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