Luis Sepúlveda, amor que nunca muere
Exilio. ·
Se casó dos veces con Carmen Yáñez, que ha publicado un libro sobre sus vivencias: pasión por la literatura y lucha por la libertadCarmen Yáñez y Luis Sepúlveda (1949-2020) son como un duplicado de vida. Nacieron en Chile, lucharon contra la dictadura de Pinochet, que los maltrató ... y expulsó de la heredad al exilio, compartieron amor y lejanías, se divorciaron, para volverse a casar y rellenar el estadillo de las circunstancias de una vida plena. Ambos escritores, motivo de vida y unión por encima de lo ideológico. Todo fue venturoso hasta la muerte de Sepúlveda de covid en Gijón en 2020. A Carmen su ausencia le llenó de oscuridad, que ahora convierte en luz con la publicación de 'Un amor fuera del tiempo' (Eragin Ediciones, 2025).
Carmen conoció a Lucho Sepúlveda, universitario y militante comunista, en el Chile de 1968. Se casaron en 1971 («experiencia maravillosa»), tuvieron un hijo y se separaron legalmente en 1976, cuando ella acababa de salir de la cárcel -estuvo presa en la tristemente famosa Villa Grimaldi- y él había huido a Europa. Carmen logró salir de Chile con destino a Suecia. Muy cerca vivía en Alemania el padre de su hijo, ya famoso escritor. Ella había tenido otro matrimonio en Suecia («muy mala experiencia»), donde aprendió el idioma, y enhebró la relación con Lucho, que hablaba alemán. Ambos querían recuperar el tiempo perdido, el idioma, el horizonte. «Lucho tenía excelentes valores humanos -cuenta Carmen- y la relación sería de nuevo fantástica. Pronto decidimos volver a vivir juntos, y en 1996 nos instalamos en Gijón».
Cuando iban en ambulancia hacia la UCI en Oviedo ninguno de los dos pensaba estar en el hospital más de cuatro días. Pero una neumonía sobrevenida llevó al poeta a la tumba. «Es curioso, me resultó difícil asimilar que aquel poeta que era Lucho, de pronto, se había convertido en Europa en un escritor famoso. Pero el amor y la comprensión, que nunca se interrumpió, hizo el resto», dice Carmen, quien corrige como puede su duelo cuidando la obra de su amor.
Sepúlveda se dio a conocer en Europa por la novela 'Un viejo que leía novelas de amor' (1989), pero su obra va más allá, tanto en la narrativa como en el periodismo. Recientemente tuvimos noticia de su libro de poemas 'Disparos al aire' (Hiperión, 2023), prologado por Alejandro Céspedes, en el que apreciamos los ecos de unos antecedentes líricos que prenden en su primera juventud, al amparo de Pablo de Rokha, a quien trató en su Chile natal. Esos ecos de ideología y pensamiento rebelde se mantuvieron en la vida y obra de Sepúlveda, quien, después de recorrer media Europa como refugiado político, recaló en Gijón y tuvo protagonismo en la actividad cultural de la ciudad.
Su vida tiene por escenarios dos mares, dos orillas, dos continentes, dos mujeres en una y un solo amor. Un amor compartido con la pasión por la literatura y la lucha por la libertad. Hay como un respiro oceánico en la pareja que forman Carmen Yáñez y Luis Sepúlveda, y viceversa. Es la historia de dos vidas, fundidas y confundidas, de dos matrimonios entre sí, de dos culturas en una misma: la chilena, la castellana, de mirada universal.
De usted en la intimidad
Carmen Yáñez hace de notaria de un tiempo y dos vidas, conjugadas por y en el amor, que merecieron dos oportunidades y, para colmo de notarías, dos bodas. Nos ayuda a recuperar la vida y milagros de un ciudadano, exiliado permanente, huido y perseguido por causa de la justicia, que tuvo el noble oficio de escribir para relatar, imaginar e intentar cambiar el mundo conjugando verbos, imágenes y experiencia vital. Gijón fue un pequeño paraíso para Lucho después de haber vivido experiencias muy traumáticas: golpe de Estado de Pinochet, cárcel y terror, también como militante de la lucha revolucionaria en Nicaragua, el peregrinaje del exilio. En 'Un amor fuera del tiempo' -que lleva un prólogo de quien esto escribe y un testimonio de lectura de Bernardo Atxaga- 'Pelusa', el nombre de afecto con el que trataba a Carmen, relata con cierto tono de humor las vicisitudes de ese caminar conjunto, ahora que él está al otro lado del tiempo.
Carmen y Lucho se trataban de usted en la intimidad. Así lo aprendieron de sus mayores. Lo suyo fue un pacto de vida, de un amor de «fuegos y sabores», como dice el poema 'Pacto post-matrimonial'. En ese acuerdo está el cuidado de la memoria del amor difunto, el aliento y alimento del fuego que fue. Carmen se encarga de promover las ediciones de la obra de Lucho, así como cursos y conferencias particularmente en Italia, donde sigue teniendo muchos lectores. Así se conforma una memoria que no deja de ser la «prórroga del futuro a la vez que fijación del pasado», donde hubo vida y mucha vida. La muerte no estaba en el programa.
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