Jorge Satorre, un «intruso» entre México y Bilbao
'Ría'. ·
Su exposición en Madrid combina esculturas de arte povera con la ligereza del dibujo. «Me interesa lo irrelevante en relación a lo hegemónico»Itxaso Elorduy
Sábado, 12 de julio 2025, 02:50
El artista mexicano Jorge Satorre lleva tres años afincado en Bilbao y eso ha implicado algunos cambios en su obra. Se acercó al contexto artístico ... vasco desde Barcelona. «Establecí buenas relaciones y, a partir de un taller que realicé en Arteleku, conocí a personas que siguen siendo mis amigos», cuenta. «Poco antes de la pandemia empecé a colaborar con Carreras Múgica, que ahora me representa». En Legazpi, un municipio lleno de forjas, Satorre conoció a Ricardo, propietario del único taller que sobrevivió a la crisis industrial. Era uno de los pocos artesanos capaces de fabricar el hacha vasca en forja, estaba a punto de jubilarse en Bellota y fue el protagonista de una de sus obras, el mural que lleva su nombre y que forma parte de la exposición 'Ría', abierta hasta el 31 de agosto en el centro CA2M de la localidad madrileña de Móstoles. Es la primera muestra institucional de carácter monográfico que se le dedica en España.
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'Ricardo' se inspira en la máquina con la que el artesano hacía todos sus trabajos, un martillo de ballesta. El artista decidió replicar sus perfiles y detalles utilizando ramas de laurel, «un árbol que se encuentra fácilmente en los caminos rurales del País Vasco. Es algo así como que la industria dé el paso hacia la naturaleza», explica. «Siempre que me encuentro con un elemento recurrente que pertenece a un ámbito que no tiene nada que ver conmigo ni con mi cultura, cojo distancia, hago una réplica de ese objeto y al terminar el trabajo lo rompo. Utilizando una fórmula matemática, invierto las masas de cada parte de tal forma que la pequeña adquiere el peso y la dimensión de la grande».
La muestra incluye esculturas e ilustraciones creadas a lo largo de una década entre México, EE UU y el País Vasco. «Gran parte de mi familia es de Alcoy», cuenta. «Mi abuelo fue a México, refugiado en la guerra, se casó y ya nunca quiso regresar. Mi madre vino a Alcoy a conocer a la familia y de paso se enamoró de mi papá. Viví de joven en Alicante, pero regresamos a México y siempre me quedé con la fascinación de volver». Esos recorridos de ida y vuelta han dejado huella en su obra. «En algún momento me di cuenta de que podía involucrarme, formar parte de la narrativa que hay detrás de mi trabajo». Otras obras tienen un punto de partida más lejano, «veo la distancia con lupa». Un ejemplo fue la instalación creada en el Parque Natural de Collserola, donde estudiaban a los jabalíes en estado salvaje y permitieron al artista trabajar en un lugar protegido al que acudían los animales por la noche para tomar baños de lodo. Preparó losetas de barro y esperó a que los jabalíes aparecieran y dejaran sus huellas. Pero el técnico del horno tomó una decisión errónea y las losetas reventaron, lo que le impidió «crear un suelo a la vez arruinado y funcional, que se pudiera pisar. Como se echó a perder tomé la decisión de construir un portón y me quedé en paz con ese trabajo», dice sobre 'Arruinar las baldosas'.
Satorre defiende la teoría de que uno de los pocos momentos en los que un artesano se puede saltar el legado cultural de su trabajo es al cometer errores. «Cuando duda del valor de su trabajo, sale a flote su humanidad». Unir elementos que nunca se han mezclado tiene un objetivo poético similar al hecho de juntar dos palabras por primera vez. Poesía que se refleja en sus ilustraciones. «La exposición está acompañada de 31 dibujos con un punto documental. Uno de ellos, recurrente, tiene que ver con momentos de cansancio, de creer que te has equivocado, cuando hay conflictos con el equipo de trabajo... momentos clásicos en todo proceso creativo que intento interpretar desde el lado opuesto, una fantasía. Contrapongo dos actividades que de manera muy poco probable estarían unidas».
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El puente de La Peña
El dibujo 'Río/Ría', muy reciente, muestra el puente de la Peña, el lugar donde se abre a la influencia de las mareas. «Un dibujo impulsivo» que creó para evocar cómo se construyó el puente y que dio título a la exposición. «Ría y río son dos términos que se van a ir cargando en un futuro cercano», dice. Satorre prefiere que le vean «como un intruso. No ser parte de ningún lado me hace sentir relajado y creo que es un aval de que no voy a seguir lo que el sistema del arte pide de mí. A fin de cuentas nosotros hacemos las exposiciones que nos gustaría ver y eso puede llevar a seguir la estética que está de moda o forzar las cosas para que sean mejor recibidas», añade en un ejercicio de honestidad. «Cuando no había trabajo, exposiciones ni dinero, me di cuenta de que no tenía deudas con nadie. Entonces surgieron temas muy básicos que han estado siempre en la historia del arte, que tienen que ver con los problemas que tenemos como seres humanos y las preguntas que nos hacemos». Así tuvo « el atrevimiento de recuperar la ilustración editorial erótica, aunque produzca cierta incomodidad». Apuesta por combinar la escultura pesada con la ligereza del dibujo, lo frágil y delicado, las esculturas povera con elementos abstractos. «Tiene que ver con mi interés por lo irrelevante en relación a lo hegemónico, por romper algo que no tiene vuelta atrás; algo que define mis preocupaciones actuales en el contexto vasco siendo mexicano».
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