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'La semilla del diablo' de Roman Polanski (1968).
El humor en el terror

El humor en el terror

La escritora Patricia Esteban Erlés y el director de cine Paco Plaza analizarán en el festival Ja! Bilbao esta difícil fusión que con tanto acierto se ha plasmado en muchas joyas de la cinematografía mundial

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Sábado, 22 de septiembre 2018

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La próxima semana comenzará Ja! Bilbao. Festival Internacional de Literatura y Arte con Humor. Será el noveno. Y dentro de la programación de este año, uno de los diálogos ante el público tratará del tema que da título a este artículo. La escritora Patricia Esteban Erlés y el director de cine Paco Plaza han practicado con acierto esta difícil fusión en sus respectivas obras literaria y cinematográfica. Moderados por Fernando Marías, analizarán si es posible enlazar humor y terror en una obra artística de ficción y nos contarán cómo han sido sus aproximaciones a este resbaladizo asunto desde la autoría.

¿Es posible en puridad unir humor y terror conservando los efectos que se pretenden con cada uno de esos elementos: hacer gracia y dar miedo? ¿Tenemos la capacidad de reírnos y estremecernos al mismo tiempo? La risa histérica por pavor, no cuenta. ¿O se trata de un oxímoron, de una contradicción anulatoria, abarcar un humor terrorífico o un terror humorístico en literatura y cine? El humor bien empleado (es decir, como punto de vista y componente intrínseco de la obra, no como una sucesión de gags incrustados que si se omitieran no afectarían al conjunto) se acomoda con cierta facilidad a casi todos los géneros: fantástico, negro, histórico, ciencia ficción, romántico, aventuras…, sin que haga perder entidad a las características del género en cuestión al que se une y conservando de este su digamos seriedad propia sin incurrir en la parodia. Incluso con el 'western', aunque no abunden los casos de feliz maridaje con el humor, ha habido alguna excepción notable. Por ejemplo, el hilarante cortometraje protagonizado por James Stewart en el rol de Wyatt Earp que sirve de intermedio a esa magna película con dimensión de tragedia que es 'El gran combate', de John Ford.

Pero humor con terror me parece que es el reto más difícil. Es solo un poco más fácil conjugar el humor con el horror, que no es lo mismo que el terror. Lo que produce horror no tiene por qué dar miedo, se trata de una perturbación y una repugnancia de índole más reflexiva. Un susto no se piensa, ni lo que provoca una carcajada, aunque no es menos cierto que algo más elaborado como es el proceso de aterrorizarte, el mayor logro en terror, sí. Decía Guillermo Saccomanno que el espanto y la risa son hermanos incestuosos. De acuerdo en la dimensión de horror del espanto, más arduo en la de terror. En su excelente novela 'La Zona de Interés', Martin Amis demuestra que se puede hacer humor, negro, claro, con el paradigma del horror: Auschwitz.

1. 'Carrie' de Brian de Palma (1976). 2. 'Psicosis' de Alfred Hitchcock (1960). 3. 'La matanza de Texas' de Tob Hooper (1974).
Imagen principal - 1. 'Carrie' de Brian de Palma (1976). 2. 'Psicosis' de Alfred Hitchcock (1960). 3. 'La matanza de Texas' de Tob Hooper (1974).
Imagen secundaria 1 - 1. 'Carrie' de Brian de Palma (1976). 2. 'Psicosis' de Alfred Hitchcock (1960). 3. 'La matanza de Texas' de Tob Hooper (1974).
Imagen secundaria 2 - 1. 'Carrie' de Brian de Palma (1976). 2. 'Psicosis' de Alfred Hitchcock (1960). 3. 'La matanza de Texas' de Tob Hooper (1974).

Timbre a medianoche

Dejemos de lado las parodias sobre género de terror, abundantes sobre todo en el cine, que se limitan a tomar personajes o situaciones del terror más o menos clásico (Drácula, Frankenstein, el hombre lobo, el exorcismo…) y cuya única finalidad es humorística.

Para el reputado director Jacques Tourneur, la máxima expresión física del terror, del producido por un susto, era que suene el timbre de tu casa a medianoche y que al abrir la puerta te encuentres con un payaso de circo perfectamente vestido y maquillado, muy serio e inmóvil. Muchos años antes de 'It', de Stephen King, y de la epidemia posterior de payasos aterradores (o grotescos), Tourneur introdujo la idea del payaso, cuyo oficio es hacer reír, sacado de su contexto para dar miedo. ¿Pero en esa imagen que te deja helado hay algo de humor? Quizá sí, desde luego retorcido. Es posible que el mero hecho de que un payaso aterre, albergue en sí mismo un fondo humorístico.

No es imposible unir humor con terror y que funcionen ambos con intensidad sin que se desactiven el uno al otro, aunque solo sea por momentos. En literatura creo que lo consigue Jon Bilbao en 'Como una historia de terror' (ese relato, que da título al volumen, me dio auténtico miedo), Mariana Enriquez también en sus cuentos, Silvina Ocampo (no es casual que Enriquez haya escrito un libro sobre ella), el ya citado Stephen King en 'Carrie' (y en la adaptación de Brian De Palma), quizá H.P. Lovecraft con sus monstruos tan espeluznantes que dice él mismo que son inenarrables, Edgar Allan Poe en 'El barril de amontillado', 'El gato negro' y puede que en 'La máscara de la muerte roja' o Franz Kafka en 'La condena' y ese cuento terrible y a la vez humorístico que es 'En la colonia penitenciaria', donde el fantoche funcionario de prisiones perece al probar la nueva máquina que ajusticia mientras tatúa en la piel del reo el texto de la sentencia.

En cine, una película en la que la dimensión terrorífica no se atenúa por los toques de humor, que vienen dados por los excéntricos vecinos brujos y sus compinches, es 'La semilla del diablo', de Roman Polanski (basada en la novela de Ira Levin). Y en otra a la que el tiempo ha tazado en parte, 'La matanza de Texas', de Tobe Hooper, hay sin embargo una secuencia de notable espanto que no deja de ser al mismo tiempo una humorada. Me refiero a cuando los matarifes locos le dan al abuelo la maza para que sacrifique a la chica y el viejo vampiro no puede con ella y falla el golpe una y otra vez, hasta que le dan un chupito de la sangre virginal y coge marcha. 'Freaks', la obra maestra de Tod Browning, aúna el pequeño universo de pesadilla de los increíbles fenómenos de circo reales que desfilan por la película con lo caricaturesco del villano forzudo y la arribista mujer fatal, que recibe un merecido castigo cuyo resultado no está exento de humor. 'Los pájaros', de Alfred Hitchcock, destila humor negro como ala de cuervo en medio de la malevolencia y la tensión que transmite. En cuanto a la momia de la madre en 'Psicosis', te pega un buen susto cuando se gira la silla y la ves (buen efecto de iluminación), pero al mismo tiempo tiene su gracia de gran guiñol, al igual que el psicópata bipolar Norman Bates hablándole al final a la mosquita que se le ha posado en una mano, a la que le dice, con una cara que da miedo, que no le hará nada porque lo están observando y así se darán cuenta de que no es capaz de hacer daño ni a una mosca.

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