«Nadie habla del repertorio para el chelo algo anterior a Bach»

- En los próximos días se pondrá al frente de La Ritirata en un programa de Bach pero muy infrecuente.

- Sí, se trata de los conciertos para dos, tres y cuatro claves de Bach, con el clavecinista francés Pierre Hantaï, el mayor especialista actual en ese instrumento. Son cinco obras en total que contarán también con Daniel Oyarzabal, Ignacio Prego y Diego Ares. Los haremos los días 21 (Salamanca), 22 (Madrid) y 24 (en el Arriaga, de Bilbao).

- ¿Preparar un programa así es más complejo que otros?

- Lo es por muchas razones. Una es lo delicado que resulta afinar los cuatro instrumentos. Tanto es así que los ensayos debemos hacerlos según la afinación de los claves. Y no puedes ensayar inmediatamente antes de cada concierto, como suele hacerse de manera habitual, porque hay que volver a afinarlos y eso lleva su tiempo. Además, hemos debido buscar instrumentos concretos que sean compatibles en cuanto a su sonoridad y que al tiempo tengan timbres diferentes.

- Hablemos ahora del disco. Es el primero en el que aparece en solitario después de una veintena larga de grabaciones.

- Es un proyecto que tenía en la cabeza desde hace mucho. He venido haciendo recitales de chelo solo pero no un disco. Como digo, lo pensaba pero como siempre había sobre la mesa proyectos para el grupo lo iba dejando, hasta que la pandemia y el confinamiento me dieron la ocasión. Tal y como estábamos, no había conciertos y era difícil plantearse una grabación con el grupo, de manera que me pareció que era el momento. Durante el encierro en casa hice toda la preparación y la grabación fue en noviembre de 2020, con alguna cosa mínima que quedó para comienzos de 2021.

- ¿Cómo surge la idea de intercalar entre distintos movimientos de las suites piezas de compositores como Gabrielli, Supriano, Vitali, Colombi, Dall'Abaco y otros?

- En la carrera de chelo, lo que se estudia sobre todo es mucho más moderno. Nadie habla de ese repertorio que es más o menos de la época de las Seis Suites, que son la obra para chelo por excelencia. Cuando empecé con el chelo barroco me detuve en ese repertorio, que pronto empecé a introducirlo en los recitales. Me pareció que también en disco esa combinación podía funcionar.

- ¿Y cuál ha sido el criterio para la elección de unos fragmentos concretos de Bach y para el resto de piezas?

- Dentro de las suites de Bach he escogido un movimiento de cada una de ellas y en el orden en el que aparecen en cada suite, que es el mismo en todos los casos. Luego, el resto de las piezas están dispuestas de manera que funcionen bien por las tonalidades de cada una. Eso permite además ver la evolución del instrumento. En general, esas otras piezas son ligeramente anteriores a las suites, aunque hay también alguna posterior. Pensemos que a partir de Bach casi no se escribe música para el chelo hasta mucho más adelante. Por eso, en su conjunto son piezas de un barroco más temprano, y es con Bach con quien se da un salto muy grande.

- Hoy puede parecer extraña esta mezcla pero hace dos siglos era habitual.

- Eso se hacía históricamente: en mitad de un trío de Beethoven se metían pequeñas piezas sueltas. Pero el objetivo no ha sido tanto reproducir un concierto de aquellos años como ver la evolución que ha tenido el instrumento.

- Creo que, además, ha variado la afinación del instrumento según la época de cada una de las piezas. ¿Es así?

- El violonchelo no siempre se ha afinado igual. Yo he seguido las indicaciones de la época, para conseguir que cada pieza tenga el color particular que le correspondería. Además, en la grabación usé dos instrumentos diferentes, un chelo barroco y otro píccolo.

- Suele decirse que un recital es la verdad y un disco siempre tiene algo de falso, aunque sea un perfecto directo, que no suele serlo. Pero en este caso parece que no está tan claro.

- Es que en un recital no se puede afinar el instrumento tras cada pieza, para ajustarlo a lo que se hacía en la época, y en el disco lo hemos hecho. El resultado es que el disco nos da en mayor medida el dibujo de cómo era cada obra en su momento. Hay además otro elemento importante: muchos compositores del 'seicento' eran también chelistas y eso es algo que se nota mucho en la escritura de estas obras.