«La Guerra Civil acabó con una ciencia ficción culta y crítica»
Pioneros. ·
Mariano Villarreal publica el primer volumen de su historia del género en EspañaLa Guerra Civil acabó con una floreciente ciencia ficción española culta, crítica y especulativa», afirma Mariano Villarreal (Barakaldo, 1967). Su resurgimiento en un país arrasado ... es el punto de partida de 'Historia de la ciencia ficción española. La era de los pioneros (1939-1969)' (Dolmen Books), el primer volumen de una ambiciosa historia del género en nuestro país entre 1939 y 2000. El ensayista vasco quiere dar visibilidad a la «extraordinaria riqueza» de la ciencia ficción nacional, que, por ejemplo, dispuso en 'El anacronópete' (1887), de Enrique Gaspar, de una máquina del tiempo ocho años antes de que H. G. Wells inventara la suya.
Lector voraz desde la infancia, Villarreal encontró «algo especial» en la ciencia ficción. Disfrutó de los clásicos -Asimov, Bradbury, Sturgeon…-, llegó a tiempo de comprar la desaparecida revista 'Nueva Dimensión' en los quioscos y en 1993 asistió en Gijón a su primera HispaCon. En esa convención de aficionados conoció a «un montón de gente» y, meses después, fundó con tres amigos la Tertulia de Ciencia Ficción de Bilbao (TerBi), que se reúne el primer viernes de cada mes.
Informático del Gobierno vasco, Villarreal empezó a coordinar antologías de relatos en 2000, ha sido jurado de los principales premios nacionales y en 2021 firmó la biografía de Domingo Santos (Pedro Domingo Mutiñó, 1941-2018), personificación del género en España, a quien el crítico Miquel Barceló llamaba 'Señor Ciencia Ficción'. «Entonces me di cuenta de que había mucho material que corría el riesgo de perderse y empecé a recopilarlo con la idea de escribir una historia española del género en el siglo XX», recuerda. Iba a ser un libro, pero «el volumen de información es tan brutal que van a ser tres».
Ni sexo ni política
'Historia de la ciencia ficción española. La era de los pioneros (1939-1969)' comienza con la instauración del franquismo y acaba «el año de la primera convención de aficionados y también de la primera debacle editorial, en el que desaparecen casi todas las colecciones». El origen del género en España ha sido objeto de otros estudios, centrados casi siempre en «los grandes libros y autores». Hasta ahora, nadie había abordado sistemáticamente la literatura más popular, las revistas, los aficionados y los premios. «Por eso se han pasado por alto algunas joyas», asegura.
La primera ciencia ficción española mira a Reino Unido y Francia, a clásicos como H. G. Wells y Julio Verne. Se empapa de una tradición culta y crítica que impera en España hasta 1936. En la posguerra, los escritores vuelven la vista a Estados Unidos, donde el género vive un bum gracias a las revistas pulp. La dictadura propicia que sea una literatura mucho menos crítica y, sobre todo al principio, «imperialista y belicista». «A partir de los años 60, empieza a hablar de temas más sociales», apunta Villarreal. La ciencia ficción del franquismo refleja «el temor de la sociedad española a la amenaza atómica» e indirectamente la represión, por la ausencia de historias sobre sexo y política. «Los autores hacen todo lo posible por evitar la censura».
Entre los mejores títulos hasta 1969, Villarreal destaca 'La nave' (1959) y 'Marsuf, el vagabundo del espacio' (1962), del periodista Tomás Salvador (1921-1984), «un escritor bastante olvidado» que ganó el Premio Nacional de Literatura en 1954 y el Premio Planeta en 1960. La primera es «un clásico moderno sobre una nave generacional» y la segunda son «las aventuras de un trasunto espacial de Ulises». Además, reivindica 'Gabriel' (1962), de Domingo Santos. «Es una novela de un androide con libre albedrío, pero impregnado de humanismo, en una ciencia ficción en la que los robots se veían condicionados por las tres leyes asimovianas», que les impiden hacer daño a los humanos y les obligan a obedecer las órdenes y a preservar su existencia.
A su juicio hay un puñado de obras olvidadas -«joyas ocultas»- que habría que recuperar para los lectores del siglo XXI, empezando por «las antologías 'Un mundo sin luz' (1967), de Carlos Buiza, y 'La máquina de matar' (1966), de Juan García Atienza». El segundo es más conocido por sus ensayos sobre los templarios, la España mágica y la Atlántida que por ser uno de los pioneros de la ciencia ficción española, algo que también le ocurre a Antonio Ribera, que formó parte de la vanguardia del género antes de perseguir platillos volantes y convertirse en el padre de la ufología española.
«La riqueza y la diversidad de nuestra ciencia ficción son homologables a las de la alemana, la francesa y la italiana. Muchas grandes figuras de las letras españolas han escrito ciencia ficción», indica Villarreal. Hicieron incursiones ocasionales en el género Clarín, Azorín, Vicente Blasco Ibáñez, Mercedes Salisachs, Ramón J. Sender, Miguel de Unamuno, Josep Pla, Antonio Buero Vallejo, Max Aub, Pedro Salinas y Gonzalo Torrente Ballester, entre otros. «Forman parte de extensas producciones literarias en las que hay de todo, pero esas obras demuestran que los grandes autores no le han hecho ascos al género».
Minoritaria y respetada
«Aunque ha sido cultivada por grandes literatos, la ciencia ficción siempre será minoritaria», afirma Villarreal. «Pero no es verdad que haya sido ninguneada en la prensa, como se ha dicho muchas veces». En las hemerotecas, él ha encontrado «muchos artículos que destacan las bondades de la ciencia ficción». Ha recuperado, por ejemplo, un texto del Nobel de literatura guatemalteco Miguel Ángel Asturias, publicado en 'ABC' en 1968, en el que elogia historias hoy consideradas clásicas y de autores como Frederik Pohl, Robert Sheckley y John W. Campbell. Entre 1939 y 1969, «hubo periodistas culturales en los principales diarios españoles que hicieron una labor seria y respetuosa y demostraron un buen conocimiento del género».
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