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Misty Copeland fue la primera mujer afroamericana en llegar a bailarina principal del American Ballet. E. C.
Danza

El galgo, el espejo y Misty Copeland

Salvo en el ballet clásico, cada vez es más habitual ver cuerpos no normativos en otras modalidades de la danza

Elena Sierra

Sábado, 28 de diciembre 2024, 00:02

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Cada vez que veo por la calle un galgo, sobre todo si hace frío o llueve, pienso en un bailarín o una bailarina de ballet ... triste, en horas bajas; me pasa cuando veo esas patas tan largas y ese lomo en el que se marcan todas las vértebras (y sus junturas) y esa cabeza gacha en la que, a menudo, hay unos ojos que parece que rehuyen la mirada. Vale, también pienso en qué tipo de vida habrá llevado ese animal, no puedo evitarlo. Y luego, zas, viene haciendo piruetas y pliés la imagen de un bailarín. Pero no cualquiera: danza y danza pero viene apesadumbrado, como si cargara una gran losa. Es que está delante del espejo, es más, rodeado de espejos -no hay manera de que se oculte-, y tiene al maestro de baile ahí detrás diciéndole que lo ha hecho mal. Muy mal. Y que a ver si pierde los veintiún gramos que le sobran para que cada movimiento resalte aún más, para que cada músculo y cada tendón se puedan apreciar bien bajo la piel.

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