La poesía de Gelman, también periodista, abarca más de medio siglo. EFE
Lecturas

Fuerza del espíritu, fulgor de la palabra en Juan Gelman

Golpe a golpe ·

Su 'Poesía reunida', con prólogos de Julio Cortázar y Pere Gimferrer, permite recorrer la intensa vida del argentino, poeta de la calle y autor lírico con una obra revolucionaria

Carlos Aganzo

Sábado, 12 de julio 2025, 02:50

Revolucionaria desde su primera raíz política hasta su última razón de estilo, en lucha abierta con el lenguaje y sus connotaciones. Secreta en su implicación ... cultural y pública en su lirismo, tocado siempre de ternura extraña. Rebelde con causa y testigo concomitante del dolor. Así es la poesía de Juan Gelman (Buenos Aires, 1930-Ciudad de México, 2014). Ancha, en el sentido profundo de la palabra. Una larga carrera poética que ocupó medio siglo largo de escritura, recogida en una treintena de títulos. Desde aquel 'Violín y otras cuestiones', que le publicaron sus compañeros comunistas del colectivo Pan Duro cuando tenía 26 años, hasta el extraordinario 'El emperrado corazón amora', que apareció en su México de adopción cuando el poeta cumplía los setenta. Todos ellos recogidos ahora en la 'Poesía reunida' que publica Seix Barral.

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La carrera literaria de Gelman, que fue reconocido con los premios más importantes, desde el Nacional de Argentina hasta el Cervantes, en 2007, pasando por el Reina Sofía de Poesía Iberoamericana, se cimentó además en el periodismo y en las traducciones, pero sobre todo y de manera toral en la poesía. Un medio que encontró a la medida de su expresión como militante permanente en empresas político-militares y sociales. Y que tuvo quizás como punto crítico la larga y descarnada búsqueda de sus hijos y de su nieta, desaparecidos por la dictadura. Aunque su hija Nora fue finalmente puesta en libertad por los militares, no ocurrió lo mismo con su hijo ni con su nuera, que fueron asesinados, no sin que antes ella diera a luz en la prisión a una niña, que Gelman solo logró localizar tras más de veinte años de búsqueda.

Poeta desde los ocho años, Juan Gelman, que fue hijo de un matrimonio de inmigrantes judíos ucranianos, publicó su primer poema a los once, en una revista de Buenos Aires. Y a los 15 ya militaba en la Federación Juvenil Comunista. Más tarde abandonó el partido para integrarse en el peronismo revolucionario, hasta desembocar en las Fuerzas Armadas Revolucionarias (las FAR) argentinas. Antes había comenzado a trabajar como periodista, un oficio que ejerció en todas sus categorías, y en diferentes medios, incluido aquel diario 'Noticias' al que llegó en 1974 desde las FAR, después de que este movimiento se fusionara con el de los Montoneros, y donde confiesa que pasó quizás los mejores años de su vida. Hasta 1979, en el que se produjo la ruptura, fue también uno de los máximos dirigentes de Montoneros. El golpe de Estado de marzo del 76 le sorprendió en Roma, donde comenzó un largo exilio que continuaría por Madrid, Managua, París, Nueva York y México. Este último se convertiría en su verdadero país adoptivo, a pesar de que regresó a Argentina en 1988, cuando el gobierno de Carlos Menem le indultó y dejó sin efecto su orden de búsqueda y captura.

Si, como dijo Antonio Machado, toda poesía acaba siendo autobiografía, lo cierto es que esta intensa peripecia vital de Juan Gelman se puede ir siguiendo, de manera paralela a los hechos que marcaron su vida, en esta poesía reunida, que se acompaña de dos pequeñas joyas a modo de prólogos. En el primero de ellos Julio Cortázar, que escribió en 1981 la introducción a su libro 'Hacia el sur', habla de la «impensable ternura» que desprende la obra poética de Gelman, y afirma además que su poesía es «un hilo que nos une a todos y que solo se acabará cuando se acabe el mundo». A lo que Pere Gimferrer añade, en el segundo, que, exceptuando a Gelman, «todos sabemos que lo vivido en la República Argentina durante gran parte del siglo XX y de modo particular entre 1973 y 1982 fue una inmensa tragedia, y no es menos sabido que buena parte de la, por lo demás, excelente poesía argentina se ausentó en gran medida de tales hechos».

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«Un único poema»

Una capacidad única, la de Juan Gelman, de ser al mismo tiempo poeta de la calle, autor lírico, tractor a la actualidad de la vieja poesía sefardita e incluso escritor al borde del misticismo de Teresa de Jesús y Juan de la Cruz, que asume con conmovedora naturalidad. Y siempre con ese «ágil, fecundo, extraordinario manejo de la lengua» del que habla Cristina Peri Rossi.

Dice también Cortázar en su prólogo que hay «un único poema» que nace de todos y cada uno de los poemas escritos por Gelman, y que «el último ilumina el primero como el primero contiene el último». Bien pudiera ser no solo con respecto a lo que Cortázar leyó entonces de su compatriota, sino también ahora, cuando nos acercamos de nuevo a él diez años después de su muerte. Desde aquel libro primero que se abre con un epitafio poético en el que Gelman dice: «Un pájaro vivía en mí. / Una flor viajaba en mi sangre, / Mi corazón era un violín (…) Aquí yace un pájaro. / Una flor. / un violín», hasta el final de su último y maravilloso libro, 'El emperrado corazón amora', donde canta: «Si un acto contra la muerte fuera / escribir en las ruinas de la tarde, / qué delicia disfrazada de espíritu». La incontestable fuerza del espíritu en el fulgor de la palabra, desde el primero hasta el último de sus versos.

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