El fin de las mujeres volatilizadas

La puesta en escena resulta esencial en una propuesta visual, dotada de su propia gramática y una arrebatadora ironía. Las figuras de dibujos y vídeos de animación no son retratos, sino aparentes arquetipos al servicio de una narración. Su trabajo en el ámbito de la danza se refleja en composiciones que parecen congelar un instante coreográfico.

El mundo de la mujer siempre ha estado presente y la autora madrileña reconoce que quería abordarlo desde la sátira y la ficción. El aire militante y provocador de su reivindicación nos sugiere el cartel 'We Can Do It!' de J. Howard Miller y la situación de ellas en estos tiempos difíciles. «Me preocupa cómo está yendo el planeta, el medioambiente, la política, la sanidad y la educación, son cuestiones que no sé si se traducen en mi obra, al menos hasta ahora», explica. «Abogo por el cambio, pero no a través de la imposición y la violencia, sino mediante el efecto mariposa, a pequeña escala, para crear un sentir colectivo distinto».

La interacción de realidades y tiempos distintos nos remite al anarcoretrofuturismo. La artista, una de las voces protagonistas del panorama plástico actual, nos conduce al universo combativo de las sufragistas, las obreras durante la Segunda Guerra Mundial y a otras combatientes que portan el busto de la mujer aserrada en un espectáculo circense. Según confiesa, ellas han llegado para quedarse, se han hartado de las desapariciones forzadas y reivindican su lugar. «Parece una utopía y es una utopía, pero, a veces, los cambios se producen», señala.