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Lecturas

Las estrofas del ser

Golpe a golpe ·

'Doble fondo', la última entrega poética de Jaime Siles, es de momento el colofón de todo lo pensado, sabido, intuido y sentido en sus anteriores trabajos

carlos aganzo

Sábado, 4 de febrero 2023, 00:06

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El vigor y la inspiración de la obra poética de Jaime Siles (Valencia, 1951) solo es comparable a la solvencia de su incansable labor humanística como filólogo, crítico, traductor… y férreo defensor de los estudios clásicos. Una desazón, la de la poesía como segunda (o como primera) vía de conocimiento, que le llevó a publicar muy pronto, con 18 años, su primer libro, 'Génesis de la luz' (1969), al que siguieron enseguida otros títulos, fundamentalmente 'Canon' (1973), que le sirvieron para ingresar de inmediato en la nómina de los Novísimos.

Pese a aquella filiación cierta con el que está considerado como uno de los grandes movimientos renovadores de la poesía española de la segunda mitad del siglo XX, lo cierto es que ya desde el principio la poesía de Jaime Siles mostró un camino propio. Un itinerario en el que se han ido fundiendo hasta la fecha, como en un crisol, formas y estéticas diferentes, acaso para tratar de expresar un solo fondo sustancial: la búsqueda de la identidad del hombre en la pugna entre su cultura y su acontecimiento personal. También entre la afirmación del testimonio vital y las embestidas despiadadas del tiempo y la memoria. Así lo hemos podido ir desvelando, golpe a golpe y verso a verso, en sus libros de poemas aparecidos a lo largo de más de cincuenta años, con títulos imprescindibles como 'Alegoría' (1977), 'Música de agua' (1983) o 'Semáforos, semáforos' (1989).

Un camino, el de Jaime Siles, que cobra un punto de aserción existencial todavía más afilado y contundente en la última etapa de su poesía, la que acaso se inaugura con 'Himnos tardíos' (1999). 'Pasos en la nieve' (2004), 'Actos del habla' (2009), 'Arquitectura oblicua' (2019), su antología 'Un yo sin mí' (2018) y, en gran manera, su extraordinaria y lúcida 'Galería de rara antigüedad' (2018) forman parte también de esa vía profunda de introspección que ahora desemboca en su último título, 'Doble fondo', publicado bajo el sello de Visor. Un a modo de colofón (por el momento) de todo lo pensado, sabido, sentido e intuido en sus anteriores entregas, que no es poco.

«La poesía suena/ como el agua del mar:/ a veces es arena / y a veces solo sal,/ sin que se sepa nunca/ dónde el poema está,/ si en lo que se nos niega/ o en lo que se nos da». Así, con esta ars poetica del no saber sabiendo, tan sanjuanista, inaugura su nuevo libro Jaime Siles.

Siles conecta con el sonido de la vieja sabiduría de la poesía española de todos los tiempos

Cinco partes

Un gran retablo que se articula en cinco partes en las que, desde la metáfora eterna del mar y el vaivén de las olas, hasta el mismo epitafio de la tumba, bajo el signo de la clepsidra vacía, el escritor pulsa todas las vías posibles de la poesía como indagación, como vía de conocimiento (y a la vez de desconocimiento) de su propia identidad de hombre sobre la tierra. Fragmentos, «racimos de identidad» que se manifiestan desde la misma raíz de la ambigüedad y de la duda, desde la propia contradicción ontológica del ser humano. «Concentrada en el nunca/ de la Nada -dice el poeta-, en el siempre/ del no Ser, en el nadie/ eres tú únicamente». Un no ser, siendo, cuya única seña de identidad, por encima incluso de la propia vivencia humana, es la identificación profunda del escritor con la palabra, con la poesía. Palabras engañosas, sí, que consuelan porque mienten. Pero palabras que, en su adelgazamiento, en su voluntad incluso de disolución, acaban en cierto modo alcanzando una cierta mística, «una altura derramada» sobre la verdad de las cosas. Palabras, también, como destino último del poeta: «Montaigne -dice Siles- padecía/ el mal de piedra./ Tú, el del poema».

Así, frente a los «cuerpos sucesivos», como pieles de serpiente, del hombre; frente a las incógnitas del mar y los acabamientos del aire, frente al íngrimo confortamiento de los signos del pájaro solitario, el que emerge como único y verdadero protagonista de todo el poemario es el tiempo. El tiempo y su hermana mayor, la muerte. Una muerte, por cierto, contada y cantada a partes iguales, pues quizás la mayor novedad de 'Doble fondo', al menos desde el punto de vista formal, es el regreso absoluto del poeta a la rima y a la estrofa. Metros clásicos de arte menor, al modo de las coplas de Manrique, las danzas de la muerte o incluso las cantigas, en su vertiente más existencial, para cantar la presencia mayor de la finitud del ser humano. Sabiduría ancestral que conecta la última poesía de Siles con el sonido de la vieja sabiduría de la poesía española de todos los tiempos. «Deseos: todos./ Ambiciones: ninguna./ Dejo a los demás/ lo que llevo a la tumba».

El todo y la nada, el doble fondo de la existencia del hombre, se materializan aquí en una vieja nueva música callada. «La rima es el sonido/ que hace resurgir/ del fondo de su nada/algo que acaso fui», dice el poeta. Y en la música de las palabras, en la respiración del poeta desde su propio ritmo cardíaco, la poesía obra el milagro de volver a interpretar el mundo desde un lugar en el que ninguna otra ciencia, ni siquiera la filosofía, es capaz de hacerlo. El lugar inefable de la libertad forzosa del canto acompasado. El fluido del poema como último y verdadero fluido del tiempo. Y el mundo, sus vaivenes y su devenir completo, como una pura contramanifestación de la existencia individual: «Estrofa es el mundo./ Estrofa es el sueño./ Estrofa es el ser/ en su serse siendo». Una nueva vuelta de tuerca, al filo de las horas imposibles, de uno de los grandes poetas de nuestros días.

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