El disco que mejor dibuja la tristeza
Sin rodeos. ·
El álbum que Los Hermanos Cubero publicaron en 2018 es un emocionante testimonio sobre las rutinas del dueloEl arte suele manejar muy bien la muerte como abstracción, pero, cuando ese concepto se vuelve dolorosamente cercano -cuando la muerte se vive, podríamos decir-, ... a menudo prefiere envolverla en pudorosas coartadas culturales. Resulta más fácil tirar de reflexiones filosóficas o religiosas, o enmarañarlo todo en poesía, que desnudar sin rodeos el propio sufrimiento: ¡cuánto valor hace falta para presentarse ante el mundo como un ser radicalmente vulnerable, sumido en el desconcierto y el desamparo! La pérdida de un cónyuge ha inspirado muchas canciones, pero pocas veces en la historia de la música popular se ha afrontado con la franqueza desarmante y conmovedora de 'Quique dibuja la tristeza', el álbum que publicó en 2018 el dúo alcarreño Los Hermanos Cubero.
Quique Ruiz Cubero empezó a componer estas canciones después de la muerte por cáncer de su esposa, Olga. Para él sirvieron de terapia íntima, de refugio cuando su mundo se desmoronaba, y ni siquiera tenía intención de incorporarlas al material de la banda. Fue el otro Cubero, su hermano Roberto, quien le convenció de grabarlas en este disco atípico y emocionante, que musicalmente se aleja de su habitual raíz folclórica y se acerca más a los sonidos americanos. Son once temas marcados por la ausencia abrumadora e ilógica de Olga, que a menudo se dirigen directamente a ella, esa persona que debería estar ahí pero de pronto faltaba. «Ya te fuiste de aquí para siempre / y a pesar de estar advertido / nunca quise pensar en la muerte / y el final nos llegó de improviso», lamenta en 'Un suspiro y un beso'.
El buzón, la mesa y la cama
En las letras, Quique retrata su nueva existencia, esa vida mutilada que no parece vida del todo, y va repasando sin imposturas las rutinas del duelo, con esa sensación de estar atrapado en «un mal sueño» que transcurre en un «hogar demolido». Hay dos cortes que impactan con especial fuerza en el oyente. Uno de ellos es el desolador recuento cotidiano de 'No nos despedimos': «Llevo en la cartera su foto / y he vuelto a ponerme el anillo, / el buzón aún lleva su nombre / y otra carta hoy he recogido (...). / He ocupado su sitio en la mesa, / pero aún respeto el de la cama, / me pongo al cuello sus pañuelos / y sus botas las guardé en una caja. / Aún no puedo ponerme sus discos / sin que los recuerdos me abrumen / y mentí al decirle al oído / 'todo va a ir bien, no te preocupes'».
La otra carga de profundidad emocional, seguramente el corazón de todo el lote, es 'Tenerte a mi lado', en la que Quique se dirige a una foto que se sacó con Olga en París y que tiene puesta en el dormitorio. «Antes de acostarme, / miro tu retrato / y te hablo como si estuvieras aquí. / Dime qué haremos mañana, / seguro que ya tienes algún plan. / Dime qué has pensado, / yo lo único que espero / es tenerte aquí a mi lado al despertar». En esa canción aparece mencionada también la hija, Abril, a quien pidieron en el colegio que dibujara la tristeza: pintó a su madre y esa ilustración infantil sirve de portada al disco. «Hace ya un año desde que partiste, / me iría contigo si no fuera por Abril», admite el músico en un duro verso.
Abril es hoy una joven que en alguna ocasión ha salido al escenario para acompañar a su padre y su tío, cantando o tocando el chelo: no hay mejor constatación de que aquel porvenir incierto de los tiempos de duelo se puede acabar afianzando en presentes menos sombríos. Y Los Hermanos Cubero siguen interpretando esa canción en sus conciertos, como un paréntesis entre tanta música chispeante de sus otros discos: a medida que la letra avanza, resulta fácil apreciar el efecto de la sacudida anímica en los ojos brillantes de buena parte del público. Pero, pese a todo, Quique siempre ha especificado que no se trata de un álbum triste -o, mejor dicho, que en realidad no es «tan triste»-, porque al fin y al cabo trata acerca de sobreponerse y salir adelante. Ya lo apunta el tema final: «Haciendo balance del pasado, / veo que casi he olvidado lo malo / y lo bueno es lo que pesa más».
Tenerte a mi lado
Antes de acostarme
miro tu retrato:
la foto que tomamos en París.
Tu brazo sobre mi hombro
asiéndome bien fuerte
como si temieras que fuera a huir.
Al lado otras fotos,
siempre abrazados,
recuerdos de lo que fue un tiempo feliz.
Antes de acostarme
miro tu retrato
y te hablo como si estuvieras aquí.
Dime qué haremos mañana,
seguro que ya tienes algún plan.
Dime qué has pensado,
yo lo único que espero
es tenerte aquí a mi lado al despertar.
Hace ya un año desde que partiste.
Me iría contigo si no fuera por Abril.
Dentro de muy poco ella habrá crecido
y nada necesitará de mí.
Hoy en el colegio dibujaron la tristeza
y nuestra hija te ha pintado a ti.
Yo sigo en un mal sueño y aún no doy crédito,
te estoy hablando y tú no estás aquí.
Dime qué haremos mañana,
seguro que ya tienes algún plan.
Dime qué has pensado,
yo lo único que espero
es tenerte aquí a mi lado al despertar.
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