Las cuatro de Oxford y la ética de las virtudes
Revolución ·
Fundamentaron sus obras en la moral y siempre tuvieron claro que algunas maneras de vivir son mejores que otras lEn una época de delirios ideológicos, en el mundo anglosajón ha nacido una cultura basada en la desintegración de los vínculos sociales y la figuración ... extrema del individuo (la cultura woke o anticultura), implantada mediante la censura y la cancelación. Recuperar el pensamiento crítico se ha convertido en una obligación con la que intentar frenar la evanescencia. Y la publicación de 'Animales metafísicos. Cuatro mujeres que hicieron renacer la filosofía' sirve como botón de muestra de la antítesis del 'wokismo'. La obra de Clare Mac Cumhaill y Rachael Wiseman, editada por Anagrama, revela la importancia de cuatro brillantes pensadoras (Elizabeth Anscombe, Philippa Foot, Mary Midgley e Iris Murdoch) que modificaron, como siempre ha hecho la filosofía, la forma de pensar con la que se mira el mundo.
Nacidas poco después de la Primera Guerra Mundial, las cuatro filósofas coincidieron en la Universidad de Oxford cuando la Alemania nazi se anexionó Austria en 1938. Años de zozobra y miedo en los que cuestionaron el idealismo moral kantiano, el prescriptivismo, el verificacionismo y la filosofía analítica y científica del positivismo lógico de Alfred J. Ayer ('Lenguaje, verdad y lógica', 1936) y se decantaron por devolver al pensamiento filosófico la poesía y la metafísica para responder a las grandes preguntas de la humanidad.
Desarrollaron su trabajo a partir de la Segunda Guerra Mundial; fundamentaron sus obras en la ética y la moral, en el bien y mal, en la disyuntiva de la elección del camino correcto y, por ello, gestaron una revolución en la forma de pensar la filosofía moral y la propia ética. Consideraron que los positivistas lógicos y los existencialistas se equivocaban en su consideración de la ética. Volvieron a Aristóteles, Platón y Tomás de Aquino y plantearon que la moral debería objetivarse, equiparándose con todo aquello que había encauzado el bienestar de la naturaleza humana.
La oportunidad de la guerra
Con ellas nació una nueva escuela de pensamiento ético denominada «ética de las virtudes» que luego continuaron Alasdair MacIntyre, Charles Taylor, Martha Nussbaum, Stanley Hauerwas, etc. La guerra les dio la oportunidad de ser valoradas, sin ella probablemente habrían ocupado lugares secundarios en el Olimpo de la Filosofía. Elizabeth Anscombe, Philippa Foot, Mary Midgley e Iris Murdoch trabajaron para hacerse un lugar en un mundo dominado por hombres y siempre tuvieron muy claro que algunas maneras de vivir son mejores que otras. De ahí que sus aportaciones a la filosofía moral generaran el cambio más importante en dicha disciplina en más de un siglo, recuperando las discusiones sobre el amor, la bondad, el carácter, la justicia, el coraje y la virtud.
Anscombe, la albacea de Ludwig Wittgenstein ('Tractatus Logico-Philosophicus', 1921), junto con Georg H. von Wright y Rush Rhees; la católica conversa, la que rechazaba el aborto y el control de natalidad, la que se opuso a la concesión de un doctorado honorario de Oxford al presidente Harry Truman por considerarlo responsable de la matanza directa de inocentes en Hiroshima y Nagasaki, contribuyó a revalorizar la ética y la metafísica, acuñando el término «consecuencialismo» en su obra 'La Filosofía Moral Moderna' (1958). Su obra más importante, 'Intención' (1957), está considerada como el documento fundacional de la filosofía contemporánea de la acción. En ella introduce el concepto de «razones para la acción», proponiendo el estudio del razonamiento y del silogismo prácticos. 'Una introducción al Tractatus de Wittgenstein' (1959) y 'La filosofía analítica y espiritual del hombre' (2005) así lo recogen.
Irish Murdoch es la más conocida de las cuatro, tanto por su ingente producción filosófica como por su labor como novelista, poeta y dramaturga. Durante mucho tiempo sus aportaciones como filósofa estuvieron eclipsadas por su éxito como novelista, pero su reinterpretación de Aristóteles y Platón y sus ideas premonitorias en filosofía moral han recuperado su importancia como pensadora.
El éxito literario de Iris Murdoch, la más conocida, eclipsó sus aportaciones como filósofa
La influencia de Simone Weil en su obra se refleja en los agudos análisis sobre Kant, Sartre y Wittgenstein, en los que se acerca a problemas morales profundos como el bien y su fragilidad o la búsqueda y la percepción de la realidad de forma chispeante, divertida, ingeniosa, próxima y con gran sentido de la teatralidad. Aparecen así desde Dostoievski hasta Proust, pasando por Homero, Shakespeare y Tolstoi. El pensamiento de Murdoch gira siempre en torno a la definición del Bien y así lo plasma en sus obras filosóficas ('La soberanía del Bien', 1970; 'La metafísica como guía a la moral', 1992, etc).
Philippa Foot y Mary Midgley completan el cuarteto de Oxford. La primera, una de las primeras exponentes del realismo moral o cognitivismo, argumentó que los juicios morales tienen una base racional e introdujo el famoso experimento de pensamiento ético conocido como el problema del tranvía. ('Creencias morales' 1958; 'Dilemas morales', 2002).
Mary Midgley fue conocida por su trabajo sobre la ética, la ciencia y los derechos de los animales; rechazó el reduccionismo y el cientifismo enfrentándose a la idea de hacer de la ciencia un sustituto del humanismo y reivindicó en sus escritos la importancia de la naturaleza y los animales en la filosofía ('Bestia y hombre', 1978). La relación de amistad entre las cuatro dio lugar a un pensamiento que ya forma parte de la historia de la Filosofía.
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