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Guillermo Gómez Muñoz
Sábado, 1 de febrero 2025, 00:02
A veces una palabra se cuela en el cajón por su origen curioso. Otras, la elige el devenir de la semana. La de hoy es ... de estas. «Consentimiento» es un derivado sustantivo de 'consentir', un vocablo presente ya en las glosas de Silos (s. X). Formado por prefijación de 'sentire', expresa lo que se decide de común acuerdo. Su raíz indoeuropea es 'sent' (tomar una dirección), de la que deriva 'sien', del germánico 'sinn' (sentido, es decir, dirección de la mente). La otra rama de vocablos derivados de esta raíz son los latinos de la familia de 'sentire', un verbo que en su paso al romance vacila entre la acepción original (percibir por los sentidos) y la especialización ambigua en uno solo de ellos: el oído ('no te he sentido llegar').
A veces hay una razón para una palabra y la actualidad sobrepone otra. Empezaba la semana con un debate en clase de tutoría sobre la película 'How to have sex' y los principios del consentimiento. Pero en pleno debate se filtra el interrogatorio del juez Carretero, y la película cambia. Aunque siempre está la etimología para sacarnos del atolladero. La misma raíz indoeuropea 'sent' nos vincula con el mundo judicial ('sentencia') y nos hace 'presentir' el 'contrasentido' de un interrogatorio 'insensato' en las formas. Quizás lo que falte sea 'seso' -en el 'sentido' de prudencia- o simplemente empatía.
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