«¿Quién cojones es Jackson Pollock?»

Buscaba un regalo y encontró una fortuna. La estadounidense Teri Horton pagó 5 dólares en un comercio de San Bernardino (California), en 1996, por un cuadro colorido de gran formato para agasajar a una amiga. Como era tan grande que no le cabía en casa, se lo quedó. Años después decidió revenderlo. Mientras negociaba el precio, un profesor de Arte le advirtió de que, quizá, se tratara de una valiosa obra de Jackson Pollock. Ni le sonaba el nombre. Era una camionera jubilada, setentona, con pelo revuelto, gorra de béisbol y sin interés por el expresionismo abstracto. «¿Quién cojones es Jackson Pollock?», preguntó. La frase titulará el documental de Harry Moses 'Who the $&% is Jackson Pollock?' (2006) que sustituye el término 'fuck' por signos para sortear la censura.

La película desgrana la odisea de Horton para subastar la tela. «Nunca me había gastado 20 pavos en un libro de tapa dura», rezonga ante la cámara al salir de una librería con una biografía del artista bajo el brazo. La cinta muestra cómo verifican la autenticidad de la pieza un experto y un forense, que localiza en ella la huella digital con que el pintor firmaba sus trabajos. Estaba en el reverso del lienzo y la comparó con la de un bote de pintura del estudio del pintor en Long Island. No convence a Thomas Hoving, exdirector del Metropolitan, que dice confiar más en su instinto. «¿También lo haría si las huellas estuvieran en el cuchillo con el que se ha cometido un asesinato del que se le acusara a él?», se revuelve molesto el perito.

En el tira y afloja, Horton encarga la venta a un marchante. Un coleccionista neoyorquino le ofrece 2 millones de dólares que rechaza, al igual que los 9 que le proponen desde Arabia Saudí. «¿Quiénes se han creído que son esos expertos?», protesta, y añade que no es por dinero sino por dignidad. ¿Tanto le agrada la obra? Ni por el forro, aclara el cineasta Harry Moses: «A ella le gusta la pintura realista de un mundo que puede reconocer, o sea, Norman Rockwell. Su cuadro le parece una mierda». Coincidiendo. con el estreno del cortometraje, en noviembre de 2006, 'The New York Times' especula con la compra directa de un cuadro del pintor, sin pujas, por 140 millones de dólares. Los implicados lo niegan. Pero es evidente que, para entonces, Teri Horton ya sabe «quién cojones» es Jackson Pollock.