«La clásica peca un poco de sobreinterpretación»
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Publica el álbum 'Ars Lachrimae' con obras para laúd de Froberger, Buxtehude y Bach, primero de un proyecto que contempla otros tres discosEn 1604, John Dowland publicó su colección 'Lacrimae, or Seaven Teares', una serie de 21 piezas para laúd, que incluyen la célebre 'Semper Dowland semper ... Dolens', que terminó por ser su divisa. El compositor británico es una de las cumbres de la música para laúd, junto a Bach, y ese instrumento representa la melancolía, el afecto, el sentimiento. Con ese espíritu, el guitarrista y laudista Enrike Solinís (Bilbao, 1974) acaba de lanzar el primer álbum de una serie de cuatro dedicada a distintas corrientes de la música para el instrumento. 'Ars Lachrimae' (sello Alia Vox) contiene obras de Froberger, Buxtehude y Bach.
- Dowland figura como referencia incluso en el título, pero no hay obras suyas en el programa.
- No en este disco, pero estará. En este álbum hago un repaso a la música para el laúd en Alemania; luego irá uno de compositore ingleses como el propio Dowland, Purcell e incluso Haendel; el tercero se adentrará en la música francesa para este instrumento y el último se detendrá en la música medieval, con obras de la cultura andalusí.
- Ha grabado el disco con un laúd barroco y un archilaúd construidos expresamente para el disco. ¿Por qué? ¿No era posible hacerlo con instrumentos ya existentes?
- Bajo el nombre 'laúd' hay infinidad de tipos de distinto tamaño, con mango más o menos largo... Luego, cada luthier construye un instrumento pensando en el intérprete e incluso en las obras que va a tocar con él. Cada laúd te dice qué música sonará bien con él.
- ¿Son instrumentos nuevos del todo o reconstrucciones de otros más antiguos?
- A diferencia de los violines y otros instrumentos de cuerda, en el laúd la tapa debe ser blanda y eso hace que si se usa mucho se rompa. Los instrumentos que yo he utilizado están construidos a partir de un cazo antiguo pero con una tapa nueva.
- El disco está grabado en la iglesia de Azkarate, en Navarra. ¿Por qué?
- Lo hemos hecho por varias razones, que van desde su magnífica acústica a sus dimensiones perfectas para unas obras como estas y una reverberación muy adecuada, similar a la de la iglesia de Ziortza. En general, las iglesias no son buenas para grabar música clásica, pero sí para piezas medievales u otras más modernas escritas para un instrumento solo.
«Si has trabajado con un percusionista flamenco puedes hacer mejor incluso obras de Bach»
Otros proyectos
- Además de esas consideraciones digamos técnicas, ¿el escenario aporta algo más?
- En este caso sí, pero no se puede generalizar. La iglesia está a 50 metros de mi casa y eso hace que todo sea más tranquilo. Al final todos hacemos una inversión en madurez y al tocar se nota mucho si estás acelerado, si tienes presión porque has contratado unas horas de estudio y apenas te queda tiempo... Igual resulta que si quieres grabar una obra con fuegos artificiales está bien que vayas acelerado, pero este no es el caso.
- Después de su libro-disco sobre el viaje de Elcano, ¿necesitaba un proyecto así, en el que toca usted solo y con obras despojadas de todo lo que no sea estrictamente música?
- Yo soy alguien que toca la guitarra o el laúd. Tras aquel disco es como si hubiéramos ido a Oriente para volver a Bilbao a abordar estas obras. Tuve la oportunidad de hacer algún disco con ellas al principio de mi carrera pero no estaba preparado. En estos años, conociendo cosas, he tenido tiempo de ver cómo otras culturas han mantenido aspectos que afectan a la musicalidad y que creo haber recuperado.
- ¿A qué se refiere?
- La clásica peca un poco de sobreinterpretación. Hay obras que tienen su base en la danza y si no has trabajado por ejemplo con un percusionista flamenco igual no tienes el pulso más adecuado para hacerlas, aunque sean de Bach.
- Eso suena a anatema.
- Quien quiera entenderlo lo entenderá. Cuando tú trabajas durante un tiempo con un buen percusionista, con gran sentido del ritmo, aprendes cosas, algo se te pega siempre. La transversalidad en la música es acercar estilos diferentes.
- ¿También necesitaba trabajar solo, sin su grupo?
- Yo soy esto, como decía, pero el grupo me gusta mucho. Mi padre murió hace dos años y el disco le está dedicado. Dowland decía que las lágrimas pueden ser de tristeza o de alegría.
- ¿Qué otros proyectos tiene además de completar esta serie de 'Lachrimae'?
- Con el Euskal Barrokensemble lo siguiente que haremos será algo más internacional, un álbum con piezas de Vivaldi. Y hemos creado un espectáculo sobre la figura de Subh, Aurora en las crónicas cristianas, una esclava cantora captada en el reino andalusí, que era de origen vasco o navarro y que junto a Almanzor tuvo un gran poder. El espectáculo echa mano de obras de la época y lo grabamos hace unos meses. El disco saldrá en 2023. También tenemos un proyecto infantil.
- ¿Cuál?
- Un cuento sobre la Historia de la Música en el que aparecen piezas de distintas épocas tocadas con un instrumento que hemos fabricado y que llamamos el 'euskelele'. Es una gran producción que se convertirá en un disco-libro.
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