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Cajón de letras

Atraco

Guillermo Gómez Muñoz

Sábado, 25 de octubre 2025, 00:04

Sucedió el domingo pasado. Llegaron en motocicletas. Alcanzaron una ventana de la pinacoteca parisina con unas escaleras de mudanzas. Robaron su botín con una motosierra. ... Y pusieron pies en polvorosa. Como todo «atraco» memorable, fue rápido e impoluto. La etimología de la palabra, por el contrario, es menos clara. Aunque la RAE le atribuye ascendencia árabe ('taraqqà'), Corominas habla de un origen incierto y recoge diversas hipótesis: el neerlandés 'trekken' (tirar de algo), el italiano 'attaccare' (atar) o la raíz onomatopéyica 'trak'. Sin embargo, le parecen plausibles otras dos. La primera defiende el origen italiano a partir del 'tragicare' latino (tirar de algo). La segunda apuesta por el origen árabe basándose en que 'taraqqà' se registra en los siglos IX y XI con el sentido de 'aproximar un barco a la costa y echar el ancla'. Sea como fuere, lo que está claro es que el primer significado de la palabra fue el náutico y de él se derivaron el uso del verbo «atracar» para los asaltos violentos y el «atracón» culinario, ambos no documentados hasta el siglo XIX.

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Los atracos son un crimen marcadamente literario y cinematográfico. A mí me recuerdan a Robin Hood; a Lupin, caballero ladrón y maestro del disfraz; y al Sean Connery de 'La trampa'. Al atraco del Louvre solo le falta una Catherine Zeta-Jones que nos robe el corazón.

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