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Marta Espinós repasa una partitura. T. CASTRO

«La aproximación de la música a la literatura es más intelectual»

Marta Espinós Pianista. Ha publicado un disco con obras contemporáneas inspiradas en la figura de Cervantes

CÉSAR COCA

Sábado, 20 de enero 2018

La pianista alicantina Marta Espinós acaba de publicar en forma de disco un ambicioso proyecto artístico: se trata de ‘Estremada armonía. Cervantes en el piano español contemporáneo’ (sello Lo Otro), que recoge obras inspiradas por el autor del ‘Quijote’ con motivo del 400 aniversario de su muerte. Cuatro de las piezas incluidas son encargo de la propia Espinós (las de Marco, Casablancas, Cruz de Castro y Zavala), otra lo es del Instituvo Valenciano de Cultura (Cano) y las dos últimas (Angulo y Zárate) ya habían sido publicadas.

Es usted una pianista que a la vez ejerce de agitadora cultural. ¿Vocación o necesidad?

– Ambas cosas. Es muy vocacional y al tiempo hay detrás una cuestión biográfica. El disco, por ejemplo, lo hemos hecho con Lo Otro, que es una productora musical, una rama de un estudio de arquitectura que se dedica a la museografía, que ha trabajado en poner música a exposiciones, obras invitadas, etc. Es el primer CD del sello y los próximos irán también por ahí, porque me interesa la capacidad del repertorio de ahondar en otros campos.

¿A qué se refería con lo de la cuestión biográfica?

– A que el creador del estudio es mi pareja, un arquitecto pianófilo, amante del jazz, que rescató el piano que estuvo veinte años en el café Central de Madrid. De ahí viene Lo Otro, de esa pasión que es la música.

¿Cómo y cuándo surgió la idea de un disco de música contemporánea sobre Cervantes?

– Hace unos tres años, cuando se avecinaban las dos efemérides cervantinas (los centenarios de la segunda parte de ‘El Quijote’ y la muerte del autor). Al ver que había poco repertorio contemporáneo sobre el tema decidí incitar yo misma su creación. Llamé a varios compositores por cercanía y admiración, y aceptaron. Contamos con el apoyo de Acción Cultural Española, el IVC y la Biblioteca Nacional, que acogió el estreno de las obras en un salón creado para el silencio.

Variedad

¿El disco estaba desde el principio del proyecto?

– Todo estaba previsto desde el principio, pero el proyecto fue ampliándose porque la obra de César Cano se estrenó luego, cuando el Instituto Valenciano de Cultura programó las obras para un concierto y añadió un encargo a ese compositor de aquella comunidad. Así que esa obra también la hemos incluido en el CD.

Las piezas son muy diferentes en cuanto a estilo. ¿Ese es uno de los mayores atractivos del CD, la variedad?

– Creo que sí. Hay algo parecido a un mosaico de estéticas compositivas. Las obras son representativa de cada uno de los autores: hay algo más de cuarenta años de diferencia de unas a otras, de manera que están presentes tres generaciones.

Algunas hablan de un paisaje, otras del vuelo de Clavileño, o de Sancho Panza... hay referencias a Strauss y Ravel y en una de ellas incluso una intervención en el piano a la manera de Cage. ¿Refleja todo ello el estado de la composición española?

– A mí me ha sorprendido porque era un encargo con carta blanca: debían ser obras para piano solo y que tuvieran que ver con Cervantes. A posteriori caí en la cuenta del riesgo que corrí, pero estoy feliz con el resultado. Solo la obra de Mercedes Zavala va más allá con los efectos en las cuerdas. Quizá esperaba que alguno más se animase a algo así.

Ha hecho proyectos sobre Goya, Sorolla y otros. ¿Qué diferencia hay entre hacer música relacionada con la pintura y con la literatura?

– Es más sensorial la aproximación de la música a la pintura, más intelectural a la literatura. En una pieza sobre Don Quijote no es necesario conocer la obra porque la música se sostiene por sí sola. En realidad ninguna de las piezas del CD bebe del folclore de ese tiempo, salvo unas seguidillas que están en la de Angulo. Cuando los compositores hablan de que se han inspirado en una obra o un tiempo siempre se trata de algo bastante abstracto.

En la lista de agradecimientos que figuran en el álbum, el primero es para Joaquín Achúcarro, que fue su maestro en Dallas. ¿Qué le debe?

– Muchas cosas. Tuve la suerte de estar cuatro años con él y me siento muy afortunada y agradecida. Es un maestro con mayúsculas, que enseña muchas cosas, además de música. Es un gran trabajador e investigador del piano. Es el ejemplo del antiaburguesamiento y el ‘antiego’ y eso es admirable. Con él compartíamos maneras de hacer. No impone, propone. Lo que más me cambió fue ver cómo crea la base de sonido, cómo lo proyecta, cómo genera ese sonido inconfundible.

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