Andrés Trapiello o 'regreso a 1945'
Novela ·
El autor vuelve a aquel mismo año que trató en un ensayo sobre el maquis, pero en una novela en la que no falta el amorTras el empacho de la narrativa española con el tema de la Guerra Civil, y quizá como una consecuencia de éste, algunos de nuestros autores ... se están decantando por abordar la España de la posguerra. Andrés Trapiello se adelantó a ellos en 2001 con ese ensayo titulado 'Madrid 1945. La noche de los Cuatro Caminos' que volvió a publicar en 2022 en una nueva versión notablemente ampliada con materiales insólitos e inéditos que justificaban la reedición. Se adelantó como lo había hecho con 'Las armas y las letras' en 1994, es decir, una década antes de que irrumpiera, con la llamada 'memoria histórica', la oleada literaria en torno a la Contienda del 36. Trapiello es un caso aparte. Con él, no cabe el sometimiento a ninguna moda. Y sus libros se defienden por sí mismos, por su valor intrínseco, su dependencia y su singularidad. Con 'Me piden que regrese' vuelve en estos días, si bien siguiendo las convenciones de la ficción, a aquel 1945 que ha demostrado no solo conocer sino también saber reconstruir y poner literariamente en pie.
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Uno de los placeres que reporta la lectura de esta nueva novela de Trapiello es encontrarse con un castellano cuidado y en muchos momentos lujoso en una época como ésta, en la que la consigna editorial es la de aligerar el estilo y utilizar un lenguaje funcional que no obligue a los lectores a tirar de diccionario. Trapiello recurre, para ambientar su argumento, a palabras que se han dejado de usar en las ocho décadas que van de esos mediados de los años 40 a nuestro presente. Procede, como lo ha hecho siempre, a una minuciosa reconstrucción de la época hasta el punto de brindarnos el dato del tiempo de duración de un vuelo de esa época de Nueva York a Madrid o la firma aérea que ejecuta ese trayecto. Todo ello fluyendo de manera natural y sin que el lector perciba ese trabajo previo de documentación ni ninguna ralentización o acartonamiento en el discurso narrativo, que responde a una omnisciente tercera persona salpicada de jugosos diálogos.
El argumento que desarrolla 'Me piden que regrese' es el de la vuelta a nuestro país de Benjamín Buenaventura Cortés Cortés, un sujeto que partió rumbo a Estados Unidos con una orden de busca y captura en unos confusos finales de 1934 o principios de 1935 para aterrizar en el Madrid de una década después con nacionalidad norteamericana y transformado en Benjamin Smith. Lo hace en un momento crucial en que la Segunda Guerra Mundial toca a su fin y en que el régimen de Franco, como el de Salazar en Portugal, ya se haya en vías de una reorientación que le desligue de las perdedoras fuerzas del Eje y le acerque al 'amigo americano'. Lo que podrá vender a éste es un útil anticomunismo que le permita distanciarse de un incómodo aliado como ese Stalin que ya planea sentar las bases de lo que será la Guerra Fría. En ese novedoso contexto de recolocación geopolítica, la estadounidense Oss (Office of Strategic Services) le encarga a nuestro hombre la misión de apartar de la Dictadura a un simpatizante de los nazis como es el coronel Alfonso López Peñaflor, un individuo con los pies de barro dados sus trapicheos con obras de arte expoliadas. En esta novela, es raro el personaje que no tenga un pasado oscuro que ocultar, empezando por el propio Benjamin, del que se nos irán dando más pistas que no lo convierten en lo que la vencedora clase alta entendía por 'un buen partido'.
Dicha ausencia de pedigrí va a suponer todo un aliciente para la relación erótica y sentimental que emprenderá con Sol Neville, una prima del célebre y aristocrático director de cine Edgar Neville, y que suma el definitivo ingrediente amoroso a un texto en el que ya confluían diversos géneros como el del fresco de época, el histórico, el de espionaje y el de aventuras. Es dicha relación, que se entreteje con el 'thriller' político, la que otorga una inusitada luminosidad a un argumento y a unos escenarios particularmente sórdidos, cuando no en el sentido estético, en el sentido ético. Y es que sórdida es la España de los vencidos, los presos, los policías de la Dirección General de Seguridad, la miseria y el hambre, pero también la de la abundancia y la arrogancia de los vencedores, las del Palace o la cacería a la que asiste un Franco berlanguiano. Y luminosa como la pareja que la protagoniza es también la figura de Chito, el niño de la calle que se convertirá en un avispado y conmovedor aliado del héroe. Estamos ante una gran novela que nos reconcilia con el género porque desafía a las modas y respeta el clásico esquema de planteamiento, nudo y desenlace.
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'Todo muere' Juan Gómez Jurado
El Big Bang de Gómez-Jurado
Sergio García
«La justicia es imposible, la venganza inalcanzable». Lo dice Juan Gómez-Jurado, que cifra la clave del éxito en hacer tambalear las certezas de sus lectores sin conmiseración alguna, certezas que él mismo ha ido sembrando y que luego retuerce a su antojo. Con 'Todo muere', el autor se propone completar la cuadratura del círculo, el llamado Universo Reina Roja que como el Big Bang parece en constante expansión. Y lo hace sin dar un minuto de respiro. Da igual que une devore páginas hundido en el sofá o bajo un edredón de plumas, que acabará la lectura apalizado (en esta última entrega su protagonista sobrevive al sabotaje de su avión cuando no han transcurrido ni quince páginas). Los mundos de Gómez-Jurado chocan entre sí y restallan como bolas de un billar de diez pistas. Sus páginas están empapadas de sangre, aunque nadie muere del todo porque su paso es la simiente de requiebros aún por desvelarse y con los que admirarse. Así las cosas, uno podría tirarse toda la eternidad leyendo este universo literario como quien revisita 'Matrix', tratando de captar detalles que pasamos por alto. Aura, Sere y 'Emepé' -legionaria resolutiva y alcohólica, el personaje más íntegro- son en el fondo títeres de una multimillonaria que es quien mueve los hilos de este teatrillo. Porque la justicia, empezábamos diciendo, es imposible. Un sentimiento que él mismo autor resume cuando pone en boca de Celeiro ese «No me jodas» de genuina sorpresa, que no es sino el pie de una réplica aplastante. «Pues no te agaches».
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'El Interestamento' Jaime Vázquez Allegue
El legado extrabíblico
Iñaki Ezkerra
El término 'Intertestamento' sirve para denominar al conjunto de textos que no están incluidos en la Bilbia, pero que arrojan luz sobre las tradiciones y creencias del judaísmo. Con esa palabra titula el biblista y teólogo Jaime Vázquez Allegue un amenísimo y esclarecedor ensayo que trata sobre esa literatura que no se halla ni en el Antiguo ni el Nuevo Testamento, si bien constituye el cemento documental que liga a ambos dando fe de ese período que abarca tres siglos y que va de los últimos escritos de la Biblia hebrea a los del cristianismo primitivo en cruce y contacto con las aportaciones de los imperios griego y romano.Vázquez Allegue, que en 2023 publicó 'Los Manuscritos del Mar Muerto', incluye éstos en una amplio legado en el que también caben los Evangelios, cartas y Apocalipsis apócrifos así como la literatura rabínica de 'La Misná', 'La Tosefta' y 'El Talmud', o 'La Septuaginta', que es la traducción de la Biblia hebrea al griego como consecuencia de la helenización del judaísmo. El volumen, cuya claridad esquemática facilita la lectura al profano, divide su contenido entre la glosa de los grandes textos de referencia de la literatura intertestamentaria y la parte ensayística que reflexiona sobre el judaísmo en la era de Cristo y del llamado Segundo Templo así como informa de las guerras que asolaron aquel contexto histórico de cambio o del laberinto de los distintos grupos judíos: saduceos, fariseos, zelotas, sicarios, levitas... No es una Biblia paralela sino un legado complementario que ayuda a comprender ésta.
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'Cómo caminar erguidos nos hizo humanos' Jeremy Desilva
Los pasos y traspiés de la evolución humana
Julio Arrieta
En marzo de 2019 el famoso biólogo evolucionista Richard Dawkins lanzó un tuit sobre su «teoría memética» de la evolución de la bipedación humana, algo sin demasiado fundamento sobre monos imitándose unos a otros. La ocurrencia recibió numerosas respuestas, entre las que se incluían por lo menos cuatro explicaciones alternativas defendidas en algún momento u otro por científicos. Una muestra mínima, porque Jeremy Desilva usa la anécdota para lanzar «una ronda rápida de hipótesis que no se mencionaban en las respuestas a Dawkins». Le salen doce. «Y hay muchas más». ¿Por qué y cómo llegamos a caminar los seres humanos? «Los registros fósiles indican que nuestos antepasados empezaron a caminar sobre dos piernas mucho antes de que desarrollaran otros rasgos exclusivamente humanos, como nuestros cerebro de gran tamaño y lenguaje», explica Desilva, paleoantropólogo del Dartmouth College (EE UU). «¿Por qué evolucionó esta extraña forma de locomoción?», se pregunta. Hay especialistas que opinan que nunca lo sabremos. «El hecho de que seamos el único mamífero que camina erguido hace que el misterio resulte especialmente difícil de resolver, pero también lo hace más fascinante aún». Desilva lo demuestra con creces en este libro, un ejemplo magnífico de la mejor divulgación científica y un viaje a través de la evolución humana en el que el autor transmite y logra contagiar su pasión -y también humor- por la paleoantropología.
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'Falla humana' Colin Dexter
El poder de las búhas
J. Ernesto Ayala-Dip
En uno de sus últimos libros, el ensayo 'La gran novela latinoamericana', Carlos Fuentes incluía, mediante una formula metodológica muy cercana a la del hispanista británico Donald L. Shaw, a una serie de novelistas chilenos bajo el capítulo titulado 'El post boom'. Marcela Serrano, Isabel Allende, Carlos Franz, Arturo Fontaine (a estos dos últimos les dedica extenso espacio), Alberto Fuguet, Ariel Dorfman y Diamela Eltit eran sus elegidos para esa clasificación. Pero curiosamente de Eltit no dice una palabra. Sin embargo, Donald L. Shaw sí le dedica un espacio amplísimo en sus muchas veces reeditado 'Nueva narrativa hispanoamericana'.
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Hasta donde he leído de la escritora chilena, su literatura era lo más cercano a un debate a tumba abierta entre el estatuto tradicional de la manera de contar y su férrea negación a respetarlo. Estamos hablando de novelas como 'Lumpérica' (1983) y 'Por la patria' (1986). Con esa filosofía, Diamela Eltit se fue ganando fama de indescifrable. Lo cierto es que la autora ensayó siempre un experimentalismo con un altísimo grado de verosimilitud ética, además, claro, de narrativa. Si en algunos lugares del mundo se ensayaba (y se ensaya todavía) una manera muy sutil de hacer imposible la vida a millones de personas, en otros (Chile entre ellos) se ensayaba una manera violentísima de reprimirlas. Cuando se llega a esas situaciones, viene a indicar la autora, el modelo tradicional de comunicación narrativa mediante la ficción se hace ineficaz. Pero además Diamela Eltit agregaba otra cuestión a su literatura: la situación de la mujer bajo regímenes autoritarios.
Cuando en 2015 publicó 'Fuerzas especiales', una novela redonda sobre la pobreza y el papel de las fuerzas de orden público o las fuerzas armadas en general, su deuda con su a veces injusto reproche de ininteligibilidad quedó resuelta con creces, aunque siempre manteniendo la defensa de la alta literatura.
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Ahora retorna con 'Falla humana', muy en la estela de su proverbial empatía literaria con los desposeídos del mundo (del mundo capitalista ultraliberal, claro está). Así comienza este relato entre una ficción de antelación y la alegoría más lírica que su escritura pudo darnos: «Soy la búha guardiana de la cuadra (barrio). La búha que relatará las partículas de la noche». En esa cuadra convergerán camiones con hombres mandados a desalojar sin piedad a sus habitantes, pues están habitando una zona solo apta para las edificaciones de lujo, millonarias en dividendos. Aquí es donde surge la búha milagrosa. Las búhas terminarán la noche sonriendo. Un verdadero poema, queridos lectores. una lacerante metáfora sobre la pobreza y la indefensión cívica.
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'Atracón' Douglas Coupland
Abismos en red
Pablo Martínez Zarracina
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Douglas Coupland demostró en los noventa su capacidad para el diagnóstico de la contemporaneidad con un debut cuyo título terminaría siendo una categoría: 'Generación X'. Tres décadas después, el canadiense asume un reto similar en 'Atracón'. Esta vez el libro lleva a su portada una sensación: el vacío que invade al individuo contemporáneo tras el empacho de series, vídeos o tuits. Si los relatos de 'Generación X' se presentaban destinados a «una cultura acelerada», los de 'Atracón' se anuncian irónicamente como historias «para que tu mente se sienta diferente». En la primera de ellas, Coupland -un gran creador de presupuestos simbólicos- propone una hipótesis de terror: Funes el Memorioso conectándose a Internet; en el último relato se despide Erik, un hombre que vive en un sótano y se transforma en una 'drag queen' llamada Trashe Blanche a la que antes alguien ha descrito como «una subdirectora de instituto pelirroja vestida como una ama de casa de los Monty Python».
Lo que hay entre ambos relatos es una sucesión acelerada, fragmentaria e interconectada -un 'zapping'- de historias protagonizadas por personajes que oscilan entre el aislamiento, el naufragio y el exceso. Los relatos abordan situaciones muy variadas, pero presentan una enorme homogeneidad de tono, extensión y estructura. Todos (menos uno en el que el narrador omnisciente termina dirigiéndose directamente al lector) están escritos en primera persona, todos son confesionales, todos ocupan alrededor de tres páginas.
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En busca de una especie de mecánica del trastorno, Coupland no persigue tanto la expresividad como los patrones. Eso explica que las sesenta historias que componen el libro terminen tejiendo una red. Lo que circula por ella se define en uno de los relatos como la complejidad enloquecedora de entender realmente que toda la gente con la que te cruzas por la calle tiene «un mundo interior tan complejo, jodido y bullicioso como el tuyo». Hay en 'Atracón' algo de refutación de la modernidad como repliegue: la multiplicación de las conexiones funciona aquí como la multiplicación de los abismos a los que asomarse.
El resultado es bueno, por más que el autor veterano pueda no parecer como antaño pegado casi de un modo orgánico a la rompiente de la modernidad. Pero hay en el libro relatos perfectos en su brevedad y Coupland es un género en sí mismo: una mezcla de observación inteligente y discurso desafiante. También es un bromista taxativo. «¿Adán y Eva?», pregunta uno de sus personajes cuando alguien habla de la conciencia, otro de los asuntos que atraviesa el libro. «Olvídate de esa historia de comer una manzana. Esos dos idiotas tendrían que haberse comido la puta serpiente».
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'Duración de un fantasma' Ismael Martínez Biurrun
Un climático thriller sobrenatural
Mariano Villareal
LIsmael Martínez Biurrun es uno de los escritores más destacados de la actual narrativa fantástica española. Ha publicado un total de ocho novelas, todas ellas thrillers sobrenaturales altamente climáticos -algunos de carácter apocalíptico o, al menos, distópico- donde el autor navarro juega con diversos elementos de suspense y terror al tiempo que despliega su particular capacidad de notable estilista. Martínez Biurrun gusta emparejar en sus historias a personajes de muy diferente clase y condición, movidos por un deseo o motivo ignoto que suele desencadenar el elemento fantástico. Narrar los pormenores de estos azarosos protagonistas le permite aflorar sus sentimientos, secretos y anhelos más íntimos, lo que constituye la razón principal de sus escritos. Además, durante el proceso -que suele adquirir forma de viaje, tanto interior como exterior- se revelan los peores monstruos de nuestro inconsciente, aquellos de los que no conocemos su forma exacta pero intuimos su existencia y fortaleza.
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En esta novela encontramos todos esos elementos, desde protagonistas y secundarios que se asoman al filo del abismo a escenas presididas por una extraordinaria crudeza. Además, pronto se revela la existencia de una historia soterrada, de una complejidad creciente y que queda impresa a fuego en la memoria del lector. Un relato que recupera el pulso y las buenas sensaciones de su magnífica trilogía inicial.
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'El diablo está en los detalles/Así escribo' Leila Slimani
Ideología y literatura
Jon Kortazar
Este libro se divide en dos partes bien diferentes. En la primera se recogen seis contribuciones, seis artículos, de Leila Slimani para la revista 'La 1'. La segunda parte contiene una conversación de la autora con Eric Fottorino, director de la publicación. Merece la pena detenerse en cada una de las secciones. Los seis textos de la primera parte, 'El diablo está en los detalles', tienen en común una reflexión sobre la presencia del islamismo en la sociedad, desde la marroquí en la que nació y creció la autora hasta la francesa sacudida por atentados terroristas, en especial la masacre de 'Charlie Hebdo'. Divergen en el tono escogido para acercarse a ese tema terrible. En unos casos escribe cuentos, en otros ofrece reflexiones descarnadas donde propone que «ya que nos servimos de la palabra, asegurémonos de que no sean palabras huecas» (p. 32). Y ese rigor en el pensamiento y en la palabra resulta el hilo conductor de los textos recogidos. La segunda parte explora algunas de las motivaciones que llevaron a Leila Slimani a la escritura. Hace un año esta editorial publicó una serie de entrevistas con el mismo objetivo con Annie Ernaux. Este texto es más breve y se centra en el inicio de la carrera de la escritora y su acceso a las grandes editoriales. Indaga también en el proceso de escritura y construcción de una de sus primeras novelas, 'Canción dulce'. Inspiración, trabajo, «el miedo a escribir mal» son elementos en los que se detiene para describir su mundo narrativo.
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'Guerra de infancia y de España' Fabrizia Ramondino
La imaginación al poder
Elena Sierra
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A la pequeña Titita le regalan, tras sobrevivir a una pulmonía, 'La historia ilustrada de Don Quijote de la Mancha' un libro en el que toda cosa son dos cosas: por una carilla aparecen los gigantes y por la otra los molinos, por una está Dulcinea y por la otra una campesina... Esta es la clave de una novela que son memorias de infancia y un continuo juego de dos caras. Titita, cuando mira, transforma. Las flores no son flores ni el armario armario ni... Todo es otra cosa, aquello que ella necesita para jugar, para no aburrirse, para rebelarse contra la seriedad y la etiqueta del mundo de los adultos, que tan poco la entienden y que tanto pueden ofenderla (simplemente llamándola mona, por ejemplo). Ella observa y transforma. La literatura, esa mezcla de imaginación y juego con las palabras -aprende italiano y español y mallorquín, ya que es hija del cónsul italiano en Mallorca- es su forma de estar en el mundo.
Esta es una novela para dedicarse, como Titita, a la vida contemplativa. No hay un suceso, un misterio o un conflicto familiar; ni siquiera esa guerra de España que está al fondo de todo pero que a ella, de familia extranjera acomodada, no le afecta. Se filtran realidades como la diferencia de clase y el choque de costumbres y tradiciones, pero el meollo del libro es la imaginación fabulosa -y salvadora- de una niña que crece extrañadísima de cómo funciona el mundo real que la espera cuando haya crecido del todo. Ella preferiría ser Quijote.
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