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A la fosa con alegría

A la fosa con alegría

Como experta del sector mortuorio, Caitlin Doughly vuelca todo su conocimiento en un libro desternillante

J. ERNESTO AYALA-DIP

Viernes, 3 de junio 2016, 14:12

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Hace algunos años descubrí las enseñanzas de un diccionario. Se trataba del Diccionario de Ideas Afines, de Fernando Corripio. Lo tuve varios días sobre mi mesa sin consultarlo. Lo compré porque me gustó su título. Ideas afines. Cuando entré en él descubrí una herramienta colosal, aunque difícilmente me fuera a ser muy útil. Digo esto porque me parece que ese diccionario a quien realmente le sería muy útil es a los escritores. Me explico: al azar recuerdo que busqué la palabra muerte. De pronto me encontré con todo el proceso de esta injusta suerte de la existencia. Desde el momento del deceso hasta el segundo antes de su incineración. Me viene esto a la memoria porque el libro que hoy comento tiene mucho que ver con la muerte. Se trata de Hasta las cenizas. Lecciones que aprendí en el crematorio, de la escritora estadounidense Caitlin Doughty.

Desconozco si la autora conoce el Corripio, como comúnmente se lo cita. Consultarlo no le hizo falta, porque precisamente esta chica de apenas 30 años trabaja en una funeraria (mejor dicho, es empresaria de la misma), también es licenciada en tanatopraxia, además de serlo en Historia Medieval, e inclusive es experta en cremar huesos, labor que desempeñó en la primera funeraria y en la que con el tiempo se hizo experta. En realidad, conoce todos los aspectos de tal industria, incluido el de arreglar los cadáveres que entran en su negocio. Así que es evidente que todavía podría dar algunas clases sobre las fases de la muerte al mismísimo Corripio. No quiero dejar de informar que Caitlin Doughty se pasea por todo el territorio de los EE UU impartiendo conferencias sobre la cultura de la muerte.

¿Qué es Hasta las cenizas. Lecciones que aprendí en el crematorio? Se podría decir que en principio es un compendio sobre el arte de la preparación de nuestros cuerpos hacia la eternidad. Dicho así, suena un poco trascendental. Tal vez algo más grave de lo que realmente es este delicioso libro. Doughty no hace otra cosa que desafiar la muerte como tabú de nuestra cultura. Y lo hace desde la misma realidad de la muerte. La muerte como hecho fisiológico. La muerte como eso que se acabó y no hay que darle más vuelta. Que los muertos no resucitan, aunque duela y uno se acuerde mucho de ellos. La autora nos cuenta sus experiencias con los cadáveres y el tratamiento que su empresa les dedica. Lean este libro y desterníllensen de risa. Que la muerte bien se lo merece.

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