Popular, bien hecho

Un trío de 'drag queens' de oficio, los artistas gais Adam y Tick y la transexual Bernadette, tienen contrato en el casino de un hotel de la Australia profunda. Han comprado un viejo autobús al que bautizaron 'Priscilla, reina del desierto'. Viajan por pueblitos, arenales y parajes desérticos, viven una avería, peleas y avenencias, rechazos en el 'saloon' de un poblado, y hasta una agresión por homofobia. Otros en cambio participan, congenian. En secreto, uno de los viajeros iba en busca de su hijo, que no conocía. Lo encuentra. Pese a sus temores, el niño acepta el singular oficio paterno, ayuda, y le jalea con un ¡qué cachondo!

'Priscilla' sorprende en indumentarias y medios técnicos, despliegues verticales y horizontales que llenan la escena. Los efectos visuales deslumbran. El vestuario es fastuoso excepto para las clases laborales, campesinos y lugareños, quizá por enfrentar dos mundos, lo lúdico y lo cotidiano. Pasajes corales, una apoteosis zoomórfica al final, sorpresas. Los cambios rapidísimos despistan a veces. Hay momentos memorables como la cortina que se desliza de izquierda a derecha con mutaciones del trío transformista…

Sin tregua.