Las entretelas
Teatro, más que 'espectáculo', que recuerda una artesanía de resistencia, de los independientes
En 'Hoy no estrenamos' gentes del barrio se apuntan a una escuela de teatro. Diferentes, cada cual con motivos que sabremos a lo largo de ... la función a la vista. El profesor les lee la cartilla. Lo primero, hacer familiar el espacio. Luego, las normas de uso, cómo ha de sonar la palabra, cómo empaparse del texto y compartir acciones. La doctrina. Sobre la marcha la percepción de que interpretar es mentir para encarnar otro ser, desnudarse de lo íntimo y revivir emociones ajenas. Y todo con humor incisivo, y hasta se diría con piedad.
Es la compañía L'om-imprebís, premio Ercilla, con carrera internacional. Cuatro actores que se multiplican como Carlos, Juan, el hijo del Niño de la Montera, el actor retirado Rodolfo, Conchín y su gemela Carmencín, el militarazo Gutiérrez, la enfermera donostiarra Arantxa, la exbailarina Sofía, y los fijos de la escuela. Todos en la broma de que no se verá la función que ya vemos. El torrente de tipos se sucede con leves cambios de indumentaria, un objeto, un ademán. Y en la memoria, el repertorio, La 'Nora' de Ibsen o el 'Hamlet', de quienes se oyen parlamentos o se lucen acciones.
Hay como capas en 'Hoy no estrenamos'. Un primer tiempo del taller, los contrastes entre vida y ficción. Costumbrista, resultón con relucientes pasajes de mímica, de canto, cómicos. El segundo, más breve, casi onírico con fragmentos para esa función que no se estrenará. Y hay niveles de contenido, entre guiños populares a la actualidad o al lugar que nos reúne, y a la ruina por culpa de un banco que hará allí su asamblea.
Teatro, más que 'espectáculo', valga la paradoja, que recuerda una artesanía de resistencia, de los independientes, que en su día fue casi un menesteroso quiero y no puedo, pero que 'Imprebís' convierte en entrega, virtuosismo y arte.
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