'Iribarne': un Fraga arrollador en el Arriaga

'Iribarne' se tiende a modo de cronología del tipo y de su época. Escenas breves en una impetuosa sátira política de 3 horas con decenas de cambios de lugar y vestuario, travestismo y mezcla de géneros, donde prevalece el humor y la caricatura a base de comedia, danza y music-hall, pantomima, documentos, canción, y hasta circo de magia con un Seat 600 parlante o la bandera en carne mortal. Si parece imposible tanto caudal en un envío por extenso que sea, se lo propone un equipo muy dirigido por Xavier Castiñeira, sin estrellas ni unidad formal, con hilarantes punzadas en un festín de ingeniería vertiginosa. Es un trabajo largo, disperso, en que la propia autora Carrodeguas actúa y cuela reflexiones cuasipoéticas sobre concordias, transiciones y argucias en democracia, para el otro relato de un ayer del que toca saber y no olvidar.

El propio Fraga fue ministro de Información y censor. Algo de viñetas de cómic tiene 'Iribarne' a la busca de complicidad. Rescata un humor que se hurtó, y que solo existía en la clandestinidad de la editorial Ruedo Ibérico, o en la prensa extranjera.

Agitación política, inusual, a tener en cuenta y disfrutar incluso tan tarde.