El Arriaga ofrece dos versiones de 'Tío Vania', un papel a la medida de Javier Cámara

El dramaturgo y director madrileño ya ha demostrado su habilidad para tutear a los clásicos y llevarlos a un terreno absolutamente personal. Su 'Doña Rosita anotada', «menos víctima de la sociedad y más creativa» que la lorquiana, ganó el Premio Nacional de Literatura Dramática en 2021. La idea de 'Vania x Vania' se le ocurrió viendo actuar a Javier Cámara, que volvió al teatro tras doce años de ausencia de la mano de Pablo Remón con 'Los farsantes'. «Quería proponerle ese papel porque me parecía que estaba en la edad, en el momento, y que era un tipo de papel que a él le va muy bien», cuenta. «Se ha lanzado como un jabato, con el talento y la pasión que tiene».

Pensó en cómo podía acercarse a la obra que Chéjov estrenó en 1899 en el Teatro del Arte de Moscú. Toda una referencia al hablar de la infelicidad, de amores no correspondidos, y una de las primeras en llevar al teatro la inquietud por la destrucción del medio natural. Ante un texto tan «fértil», inagotable, cada montaje «es una nueva pregunta, y según donde pongas el foco, donde mires, obtendrás respuestas distintas», explica Remón. A él se le acumulaban las preguntas sobre «el paso del tiempo, la crisis de mediana edad, las esperanzas frustradas y conflictos tan actuales como el cambio climático». Así que no le bastaba con una sola obra.

La Versión 1, que se verá mañana en el Espacio Escenario del Arriaga, con un aforo reducido, es minimalista, con solo unas sillas en escena. Casi una lectura dramatizada de un texto «bastante pegado al original de Chéjov pero reescrito» y situado «en un espacio atemporal». Se dicen cosas como «¿Te imaginas que fuera posible cambiar por completo tu vida?». El «lujo» es tener tan cerca y tan «expuestos» a los actores en una versión desnuda que parece un ensayo. Javier Cámara, Israel Elejalde, Marta Nieto, Marina Salas, Juan Codina y Manuela Paso dan vida a la historia solo con su voz. «Son buenísimos, si no es imposible hacerlo», dice el director. «Ahora lo llevan muy bien y lo disfrutan, pero en el proceso de ensayos era complicado para ellos la transición de una obra a otra».

El mismo elenco con una única variación (Laura Galán sustituye a Marina Salas) volverá el miércoles y el jueves al escenario del Arriaga, con el formato habitual, para representar la Versión 2. Esta vez la escenografía sitúa a los espectadores en la Rusia de finales del XIX, en la finca que administra Vania y es propiedad de su cuñado. Pablo Remón no se detiene ahí «porque en paralelo ves esa historia en el presente, en una finca en Toledo, y esos dos mundos van colisionando». Se escenifica el tedio en el que viven los personajes de Chéjov, el tono melancólico, pero «también hay humor y en estas dos versiones está muy reforzado, te ríes mucho». Entre una y otra versión «hay ecos, es como una obra partida en dos», concluye el autor. «Es muy hermoso acompañar a los actores en este viaje tan largo». Todavía quedan entradas, aunque pocas, para vivir esta experiencia.