«El teatro sigue siendo el lugar del asombro»
Mañana actúa en Santurtzi junto a Paula Cancio en 'Doble o nada', un intenso drama sobre el poder y la igualdad
El Festival de Teatro de Santurtzi nos depara mañana el lujo de ver a Miguel Ángel Solá junto a Paula Cancio en 'Doble o nada', ... un drama de Sabina Berman sobre el poder y la igualdad. Se desarrolla en el despacho del director de un periódico con dos candidatos a sucederle, hombre y mujer. A sus 71 años, el prestigioso actor argentino habla con amargura de la falta de oportunidades de trabajo pero cambia el tono al referirse al teatro. «Es mi refugio, mi posibilidad de llorar y reír en libertad sin que me juzguen y me den consejos sobre cómo acomodarme a las circunstancias para ser mas simpático», dice.
- Vuelve a actuar en España tras una etapa en Argentina, donde estrenaron 'Doble o nada'. ¿Los dos países tienen formas diferentes de vivir el teatro?
- El público es igual en todas partes, o es sensible o no lo es. El teatro sigue siendo el lugar del asombro, el lugar de la noticia. Aunque ya se conozca, cuando se dice en el teatro cobra otra dimensión.
- Será por la actitud de los espectadores, que activamos nuestros cinco sentidos.
- Sí, pero hay gente que no se permite abrir esos cinco sentidos, que no quiere que nadie lo asombre o lo conmueva porque ya tiene suficiente con la paliza diaria. Los argentinos concebimos el teatro de una manera muy diferente a los españoles. No aceptamos los roles como están instituidos y no creemos que una obra termina cuando acaban los ensayos, sino que recién empieza. Cuando llega el público, ya no hace falta nada más que el actor, la circunstancia y lo que ocurre en su entorno. El director ya se esfuma, cumplió su tarea.
- ¿Cree que aquí los directores mandan demasiado?
- Terminan queriendo ser pintores más que directores. Quieren hacer un cuadro con líneas de fuga, diagonales... y eso en teatro es del siglo pasado, cuando era necesario para llenar espacios enormes. Ahora el teatro es una cosa muy diferente: ideas, opinión, cambio constante. No puedes seguir haciendo 'Todos eran mis hijos' como se hizo en los 50, porque la realidad te pasa por encima.
«Mi representante me dijo: no hay personajes para ti porque escriben para adolescentes»
- Con 'El diario de Adán y Eva' estuvo diez años en escena.
- Diez años, 3.600 funciones, 750.000 personas entre Argentina y España.
- ¿Cambió mucho de la primera función a la última?
- Cambiaba todos los días, era necesario. El teatro es la primera de las artes vivas. La única manera de ser honesto, auténtico, febril en tu tarea es que eso sea todos los días un hecho único, absolutamente único.
- En 'Doble o nada' interpreta al director de un periódico. ¿Es tan implacable como parece o nos va a sorprender?
- Es una obra que se retuerce como una lombriz constantemente, no sabes adónde va. Primero crees estar asistiendo a una especie de conversación liviana, pero de repente ves que uno se comporta de manera anómala y la obra cambia.
- «Por cada mujer en un puesto de poder hay 42 pelotudos cobrando el doble», dice su personaje. ¿Está de acuerdo?
- Las estadísticas varían, pero el hombre es más valorado económicamente que la mujer en el mundo laboral y solo algunas que van cobrando conciencia de su fuerza y de su poder logran llegar a los lugares donde anidan esas águilas. Sigo viendo que los que marcan la historia son Bill Gates, Zuckerberg y 15 o 20 más, todos hombres.
- ¿Cree que las mujeres ejercemos el poder de otra manera o eso es una leyenda?
- No creo mucho en eso, hay personas buenas y malas, pero sí creo en la postergación de la mujer en el mundo económico y laboral. Estamos llenos de prejuicios y la igualdad de oportunidades te la dan los otros, no es algo que pueda inventarse.
- Usted es un actor muy reconocido...
- Tengo 146 premios como mejor actor en todo el mundo por teatro, cine y televisión, y unas 300 nominaciones. Me enorgullece decirlo, aunque sea petulante.
- ... y aun así le falta trabajo, como contó en sus redes sociales.
- Tengo 71 años y tengo que trabajar para comer. Estoy ganando el 10% de lo que ganaba hace 20 años. Lo agradezco porque me sirve para comer, pero mi jubilación no me da para el alquiler ni para comprar los remedios.
«Un bosque de espaldas»
-¿Y el cine?
- En el cine no cuentan conmigo. Mi representante fue clara. Me dijo: no hay personajes para ti porque ahora se escriben cosas para adolescentes que follan todos con todos. Y yo digo: ¿no hay un director de colegio, un policía o un señor en un quiosco? No pido grandes trabajos como los que he hecho en mi vida, yo me adecúo a las circunstancias. Si el trabajo no es importante, lo hago importante.
- ¿Su mensaje ha obtenido respuesta?
- Mucha gente que me quiere me ha dado aliento, pero en trabajo no he obtenido respuesta. Estamos haciendo un mundo de cosas intrascendentes y el que pide ayuda se encuentra con un bosque de espaldas. Hace años escuché por la radio a un gran actor que vivió muchos años en Argentina, Narciso Ibáñez Menta. Pedía que le dieran trabajo porque él seguía capacitado, con la memoria intacta, pero nadie se lo dio y murió absolutamente olvidado.
- Habla de un oficio que ha vivido desde pequeño, porque viene de familia de artistas.
- Soy la novena generación, y mi hija la décima. Ya me lo avisaron. Me dijeron: Miguel, estudia, haz una carrera. Yo hice Relaciones Humanas y a los dos días me presenté a una prueba y me dieron el personaje protagónico. Nunca usé el título de licenciado.
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