'Siveria' denuncia la homofobia en el teatro a partir de hechos reales
Llega a Leioa la obra dirigida por Adolfo Fernández que aborda un tema de plena actualidad. «Somos cronistas de nuestro tiempo»
Yelena Klimova fue juzgada en 2014 y condenada a pagar una multa de 50.000 rublos por generar «propaganda homosexual» al publicar en una red ... social testimonios de adolescentes LGTBI. Cinco años después, a Yelena Grigórieva, una activista que llevaba tiempo denunciando amenazas, la asesinaron en San Petersburgo. A partir de estos dos hechos reales, que ocurrieron en Rusia pero reflejan un problema universal, se ha construido el argumento de 'Siveria'.
Para saber por qué el título se escribe con v hay que asistir al interrogatorio policial, uno de los momentos más tensos de la función que llega ahora a Kultur Leioa (viernes 24, auditorium, 20.30 horas, 12 euros). Se estrenó el pasado mes de octubre y está de plena actualidad. «Las compañías independientes somos cronistas de nuestro tiempo», dice Adolfo Fernández, comprometido con el teatro social. Su firma K Producciones ha ganado tres premios Max con obras sobre el asesinato de Pasolini, la corrupción y los desahucios.
Esta vez se centran en la homofobia, en pleno incremento de los ataques de odio contra personas del colectivo LGTBI. El texto de Xabier Suárez, psicólogo y dramaturgo, aborda cuestiones tan perturbadoras como los menores repudiados por sus propias familias debido a su orientación sexual. Elena y Kristof, dos activistas que comparten piso en la Rusia de Putin, les brindan apoyo con una página web hasta que ella es detenida por la Policía secreta. Sonia Almarcha, Marc Parejo y el propio Fernández, que también dirige, dan vida a esta trama de suspense y denuncia social.
Debates tras la función
«Se nota que es drama auténtico y la gente se emociona», afirma el director. También alienta el debate. Las representaciones en Madrid coincidieron con un curso sobre el tema en la Complutense y «venía mucha gente joven, en grupos de tres o cuatro cada día». Los espectadores que salían más «tocados» improvisaban coloquios con los artistas en la cafetería del Teatro Español.
Las inquietudes están a flor de piel. El propio autor, Xabier Suárez, «dice que tiene miedo a pasear de la mano con su pareja porque ha notado que en determinados lugares les miran mal. Yo tengo un amigo que no es homosexual pero físicamente es muy femenino, estilizado, y el otro día me contaba que está harto de que le insulten por la calle», añade Fernández. «Hay cosas que creíamos haber conquistado, pero se está dando marcha atrás desde un lugar arcaico». Junto al rechazo violento y visceral hay prejuicios muy arraigados. Una mujer se acercó a darles las gracias tras una función y se dieron cuenta de que «lo había entendido todo al revés. Nos dijo que tiene tres hijos normales y uno que no lo es», recuerda. En su opinión, «somos muy hipócritas con nosotros mismos y nos engañamos en muchos momentos. Hemos crecido mal y tenemos unos referentes políticos lamentables», dice sobre la abstención del PP español en el Parlamento Europeo cuando se votaron las sanciones a Hungría por sus leyes homófobas.
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