Rosario Toledo y su flamenco «volteado», en Azkuna Zentroa
Estrenó 'Cuarteta', que recorre a través del baile y del cante un ensayo de una agrupación del carnaval de Cádiz, como cierre del programa en vivo de la Alhóndiga
El último espectáculo en vivo de la temporada en Azkuna Zentroa bien podría ser tomado en realidad por el primero. Por qué no si el ... nexo de una pieza de cante y danza es «empezar por atrás e ir al principio, ir 'para alante' y para atrás», como describe su 'Cuarteta' la flamenca Rosario Toledo intentando no hacer «mucho spoiler». Suyo y de las cantaoras Inma 'La Carbonera' y Eva Ruiz 'La Lebri', las dos sevillanas que acompañan a esta gaditana sobre el escenario y que ayer estrenaron la obra en la Alhóndiga.
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'Cuarteta' tiene momentos en los que se baila y se canta «hacia atrás». Suena extraño, admiten, como suenan extrañas las voces y las melodías al escucharlas al revés de como fueron concebidas. «Ha sido complicado pero hay melodías que al revés son preciosas, y hay 'ays' y 'os' que suenan muy bien así», explican. Para lograrlos, grabaron el sonido y después un técnico registró el recorrido contrario, de manera que pudieran saber cómo cantarlo, digamos, al revés.
'Cuarteta' no es solo innovadora por este motivo, sino porque las tres creen que es la primera vez que se ve en escena un espectáculo de flamenco sin un solo instrumento, ni guitarra ni cajón ni nada. Solo sus tres cuerpos y sus voces. «Lo interesante es que estamos las tres solas», dice 'La Lebri', y entre ellas levantan una pieza que tiene en la oralidad una de sus dos patas. «No lleva instrumentalización y creo que eso es novedoso y valiente también», completa Toledo. Se atreven con composiciones originales y tradicionales, un repertorio que acaba aquí «volteado, revertido, alterado, trastocado, contrario, antagonista».
Humor irónico
'Cuarteta' toma su nombre de los cuartetos de los Carnavales de Cádiz, lugar del que proviene la bailaora y coreógrafa Rosario Toledo. Como gaditana, asegura, ella tiene ya esa gracia que se le supone a una persona de allí, pero «tenía la asignatura pendiente del humor tratado de otra forma, más irónico y fino, que te hace pensar, como en el Carnaval», sostiene. «Me refiero a que el flamenco se relaciona o se enseña siempre desde lo doloroso o crudo, pero siempre ha tenido un lado luminoso, cachondo, divertido». Y ella lo muestra en esta pieza que es, además, «la primera vez que me aproximo al Carnaval desde las tablas».
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Con esa idea del humor en el flamenco, el artista e investigador Pedro G. Romero la puso en contacto con Idoia Zabaleta, del espacio alavés Azala (donde harían una residencia). «Nos tomamos una infusión en Madrid y...». Y dicen sus compañeras que «si llega a ser un vino...». Se ríen. Ninguna de ellas dudó del punto de partida de Toledo. «Nos encantó. Ya sabíamos que iba a ser algo interesantísimo».
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